20. Uno, dos, tres... ¡Detente!: Parte 1.

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El viento soplaba un poco, el aire no era frío, ni tampoco cálido, se podría descubrir fácilmente con la palabra "fresco".

—Lila, cómo lo prometí ayer, aquí estamos.

Sostenía un ramo de flores en las manos, a un lado estaba Ingrid con la mirada baja.

—Y también traje a irid.

Le dio un pequeño golpecito en la espalda para qué caminará unos cuantos pasos más.

—Hola... Lila...

Susurro su hombre.

—Debemos de colocar las flores, ten.

Le extendió el ramo a Ingrid, está las tomo y las acomodo en los floreros de mármol blanco.

—Lila, prometo ser un buen hermano y cuidar a irid, ayer te lo dije, pero quiero volverlo a decir. Yo Kilian Le Havran cuidaré a mi hermana menor, Ingrid Le Havran, como si fuera la cosas más delicada que existe en el mundo.

Se sacó el guante de la mano izquierda y coloco su mano en el corazón.

El enigmático tatuaje de la familia salió a relucir claramente.
El extraño tatuaje que solo portaban los "Le Havran" era un poco demoníaco, o eso era lo que decían los nobles al verlo. Tenía una cruz en el medio, con dos triángulos que la cruzaban y una media luna que tocaba la parte superior del triángulo y culminaba al tocar un lado del mismo. Su aspecto era un tanto tétrico, ya que no eran del todo líneas rectas.

El gesto de poner la mano izquierda en el corazón solo se hacía hacia la familia real.
Colocar la mano en dónde se lleva el tatuaje de la familia en el pecho, el dorso hacia quien se le hace el juramento, agachar la cabeza, lo que significaba total fidelidad y cumplimiento de su palabra.

Ingrid quedó sorprendida, Kilian no había hecho el "juramento" a nadie, la tradición era hacerlo en la coronación hacia el emperador y la emperatriz, pero él ahora se lo estaba haciendo a una chica muerta de bajo estatus. Sonrió, realmente su hermano era otro.

—Lila, voy a estar bien.

Susurro para sí, su mirada se dirigió hacía el cielo, donde la amable lila debe de estar.

(...)

—¡Pronto será el baile!

—¡Si!

—¡Qué emoción!

—¡Pude ver el vestido y es hermoso, va combinando con el traje!

—¡Ambos se verán muy bien!

Las mucamas chismeaban mientras tendían las sábanas blancas en los tendederos.

Todas se encontraban alegres, esperaban con ansias el baile imperial, ya que podrían vestir, peinar y maquillar de forma hermosa a una persona especial.

Pero no todo era alegría, en aquel día soleado, una chica con cara de pocos amigos golpeaba su dedo índice en el escritorio que estaba enfrente del gran ventanal.

Ian sonreía forzadamente, claro, tener a unos ojos que te querían deshacer en ese momento no era fácil.

—Ingrid... Mm

El chico se intentó acercar un poco, pero la intensa mirada de irid no lo dejaba dar ni un paso.

El golpeteo del dedo índice de la chica resonaba fuerte y claro en esa habitación vacía. Era ridículamente grande para solo tener un escritorio y dos sillas. La razón era porque Ian lo había pedido de esa forma.

Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora