T R E I N T A- y- D O S
Ingeniera... ahora me dicen así. Me encanta que me digan así.
Ingeniera arquitectónica.Le diseñe el laboratorio y la empresa a Mari, una empresa de tres plantas y un laboratorio subterráneo.
Ella quiso ese modelo, tener el laboratorio en su empresa, así fue.
Ahora sigo con algunos talleres de la universidad, aún me falta para recibir mi título, pero me han contratado por mis diseños.Ya es un año que estoy aquí.
Estamos con los adornos de Navidad, finalizando noviembre y los colores navideños adornan Boston. Sí, Boston; la empresa se mudó a Boston, cerca de Cambridge. No es muy lejos de nuestras casas.
A unos minutos.La música, los villancicos, todo es espectacular; mi nueva familia me ha hecho olvidar la ausencia de los míos.
Les he comprado regalos a toda mi familia incluyendo a los Lovecraft, excepto Aaron, no creo conveniente enviarle un regalo. Aunque hace meses le dí uno, y él no lo sabe.
He ganado dinero en diseños personalizados, los he vendido y con eso me he mantenido y he salido a flote.
Mi vida se ha convertido en etapas que he grabado con mi cámara y la he guardado en mi álbum personal. Desde que se me ha notado mi barriga hasta el nacimiento y el crecimiento de mi hijo, todas esas fotos las tengo guardada.
Ya no me levanto varias veces en la madrugada, no, mi hijo duerme toda la noche, excepto cuando Raúl le da chupetas y me provoca matarlo porque el no es quien lo cuida.
Dos dientes... dos hermosos dientes que me asusta cuando me pide teta, mi hijo de seis meses, sí, seis meses, es un niño atento, que reconoce las voces de las personas, guapo que llama la atención de las personas, le gusta las cremas que le prepara Marichuy y le gusta que Manuel le cante, a todos nos gusta, tiene una voz espectacular.
—¿Que te parece a las seis?
—No lo sé Rita... hay que preguntarles a los chicos, quizás vayan con su familia.
—Bueno... Mari se vá con Marichuy a México, Raúl sé quedará y tengo entendido que los chicos también, y tú te quedarás...
—¿Y en donde lo haremos?
—Manuel se ofreció. Tiene una casa espectacular.
—Ok... vamos a ponernos de acuerdo.
—Creo que el profesor Peter le pedirá la mano a Mari.
—¿Como...? —volteo a verla.
—El entró al laboratorio y salió con Mari, dejo su saco y yo revisé sus bolsillos y en el había una caja negra de terciopelo y había un anillo. Ten por seguro que cuando venga en año nuevo habrá boda.
—Eres una amenaza. No dejaré mi bolso cerca de tí —le digo echando broma.
—Ya quiero atajar el ramo… —me río por sus ocurrencias.
—Si te quieres casar dile a Raúl. El está loco por tí.
—Tengo miedo a que diga no. No quiero parecer una loca desesperada.
—No lo eres… es normal sentir ese deseo. Toda mujer en algún punto desea eso, hay otras que no.
—Veré la manera de decirle.
—¿Dime como te trataron éstos hombres? —hablo con mi bebé cuando Manuel me lo pasa.
Sí... ellos lo cuidaron.
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IntensaMente
RomancePor qué no eres como ella.. Aprende a Charlotte.. Esas eran las frases de mi madre, era común en ella. Y Luigi, jamás fue un padre, ni nada cercano a eso. Mi libertad se dió al salir de esa casa. Ya no soy la hija imperfecta de Mónica de Salvatore...