S E S E N T A- y- D O S

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S E S E N T A- y- D O S

Hormonal. me sentía hormonal, airada, molesta, feliz, triste, así iba mi día. Cambiaba de actitud, parecía bipolar.
Pero mi mente no hacía conexiones de posibles causas.
Solamente me pongo hormonal en mis días.
Sería eso ¿no? ¿que mujer no se pone hormonal en sus días?.

Estaba trabajando sola, Cathy llevaba a su pequeño a control, mi hijo estaba mayormente fuera de casa y yo solo trabajaba en mis proyectos.

Proyectos. Diseños. Planos. Costos. Obras. Bla bla bla.
Tenía días que no veía a Aaron, cada vez se excusaba por una razón. No lo veía sólo nos escribimos. Anteayer quedamos de cenar pero me dijo que tenía una especie de gastritis, luego ayer no fue a trabajar porque se sentía mal y por último hoy tenía una reunión importante.

Quería salir y no estar encerrada. Así que, llame a América y quedamos en almorzar juntas.
Iba camino al restaurante y el hambre me podía. No había desayunado bien, no tenía apetito y la falta de comida despertó el primitivo hambre.
América ya se encontraba allí, sonrió al verme y me acerqué a su mesa.

—Tienes una cara...

—De hambre, tengo hambre...

Pedimos el platillo de la casa y empezamos a hablar. Me sentía mejor de estar con alguien hablando.

—Llamaron a la oficina, Christine. Anne está en trabajo de parto.

Ya estaba a término. Imaginé como estaría Aaron.

—Aaron canceló la reunión y fue a la clínica.

Se me acrispo un poquito el corazón, entiendo, de verdad. Pero llevaba días sin verlo y de pronto el cancela para presenciar la llegada de su hijo. Me dió celos, lo reconozco pero todo sano, es un momento especial para él y él tiene mi apoyo.

—Imagino, debe estar nervioso.

—Si. Todos fueron a apoyarlo, con decirte que Arthur me dió el día libre.

¡Auchhh! Mi padre.

—Se ve que la quieren mucho, Ann la falsa de Anne se ganó el cariño de muchos.

—Si. Bueno, es su momento, será madre y a pesar de que es insufrible Dios la ayude en su parto.

—Si, sinceramente es un momento especial y algo delicado. No le deseo mal.

—¡Lo sé!

—Esperaré a que me llamé Aaron y me de las buenas nuevas. Llevaba días mal del estómago. —dije pensativa, apenas probé mi plato, de repente se me quite hambre

—Si. Llevaba días sin ir a trabajar. Se hizo un chequeo y todo salió bien.

—Que bueno. Y ¿los niños?.

Hablamos mientras comíamos, y reímos por las anécdotas que contaba América. Me hizo olvidar la sensación que sentía en mi estómago.
Salimos de allí luego de despedirnos, habíamos dejado el auto casi juntas. Seguimos caminando pero de la nada un muchacho corriendo arrancó mi bolso. No se porqué sólo dije:

—¡Están las llaves del auto!

Y empecé a correr detrás de él, corrí por toda la calle, en mis jean y sólo agradecí haberme puesto zapatillas. Corrí hasta un parque donde se adentro el malandro y lo seguí. Sentía que el aire me faltaba pero no detuve el pasó hasta que todo se nubló, en cada metro que corría sentía que se me cerraba las paredes así como  encerrada en un ascensor, sí, algo loco. No había desayunado bien y la falta de ejercicio pasaba factura, hasta que me desplome. Las voces se sentía acercarse y alejarse. Yo solo pensaba: ¡se llevó las llaves de mi auto!

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