C I N C U E N T A- y- C I N C O

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C I N C U E N T A- y- C I N C O

Amigos con una promesa y es estar juntos, nos veíamos y actuabamos como eso, lo éramos, compartimos una amistad, cosa que no hicimos al principio de nuestra “relación” y era bueno, él me hablaba de sus problemas en la empresa, sus responsabilidades y lo que pensaba, parecíamos adolescentes cual jóven llamaba a su chica hasta que el sueño lo venciera, actúe con ecuanimidad con mis consejos, actúe como una amiga que quiere lo mejor para su amigo.
Sus problemas se alzaron y lo comprendía, estaba en seguir nuestra amistad que tenía un rumbo hacia la formalidad de una relación y la insulsa de Anne que se entrometia hasta en la amistad de una madre con su hijo poniendo mal parado a Aaron delante de su familia, llegando a un límite que si no hacía lo que decía ella tomaría carta en el asunto y alejaría el fruto de su vientre de su padre.
Entendía la posición de Aaron, el miedo de su toma de decisiones, el me contó que oyó a Ann hablarle mal a Ander, ese día se dió cuenta de la clase de persona que era por ende es uno de los motivos por el que se alejó de ella, se dió cuenta que no la conocía de verdad y más como se ha portado en estos momentos amargando su vida al extremo.
Me puse en su lugar y aversión es lo que se me venía en mente Anne Brito y más adelante lo sabrán.
Cuando llegué el otro día a mi casa con un oso de casi mi tamaño, las rosas y mi cara obviamente feliz, Marta por un lado se hizo una historia en su cabeza, Cath como su madre también, veía sus miradas y mi hijo el fue explícito:

—Ma' ¿Quien te ha regalado eso? ¿Encontraste un novio en la playa?

—No hijo. Es un regalo de un amigo. —le dije simple mientras acomodaba mi gran peluche en la cama.

—¿Puedo regalarle un peluche así a Gaby? Cumple años dentro de poco.

—Si eso es lo que deseas. —me sonrió felíz— aunque falta mucho eh.

—Ella no deja de hablar de su cumpleaños.

Sonreí por lo efusiva que es la niña.
Volviendo a lo que estaba, denigraba a Anne por su descaro, hice una pequeña investigación y pues cuando una mujer busca, halla. No es igual que el hombre sin ofender, un hombre podrá buscar algo en específico y se encuentra entre sus narices y los pobres no lo hallan. Es una habilidad para ellos no encontrar nada. Pero yo sí. La caché.

Había hablado con Eliezer y me disculpe por mi descontrol el día aquel en Casa Magda Santos, bueno el no se enojó sólo fue amable: Si alguna vez quieres liberar tóxicas y relajarte sólo llámame, con gusto te daré atención.
Y saben que tipo de atención hablo.
Que desfachatez de su parte. Eso es lo que me llama la atención de él, su personalidad, sueles abrirte rápido a él y no hablo solo de las piernas sino la confianza ya sabes, libertad y contarlo todo.

Y pues, Christopher es otro cuento aparte, el venía muy seguido a “hablar” y pues un momento quise dejarle las cosas claras y me salió el tiro por la culata por ilusa.

—Pher eres un gran hombre y me encanta hablar contigo y quiero dejar las cosas claras, no quiero establecer nada con nadie, resultastes ser un buen amigo pero no creo que esto funcione.

Su cara era un poema que cambiaba de colores. Lo malo de ser rubio.

—Lo siento Nechi. La realidad es que vengo es a ver a Cathy. Sólo que no soy lo suficiente valiente para decir que la quiero conocer más.

Mi boca se abrió y llegó al suelo. Se que es una hipérbole pero luego la emoción y las ganas de ser cupido reemplazaron mi estupor y vergüenza.

Pasó mucho en este último mes. Y pues luego de ir al centro comercial en unas de mis días de Shoping con Cath para lo de su bebé,  ya tenemos su cuarto armado con su cunita, pintado, con todo los detalles, su clóset, su lamparitas. Nunca había ido a su casa y es pequeña pero hogareña, en un barrio de buen vivir. Es una casa que está bien mantenida y no un departamento de mal de muerte donde yo vivía hace años. Marta se esforzó y viven bien.

Quería comprarle algunas cositas como los biberones, pañales, pañalera, baberos. Pues la embarazada es Catherine y yo sufro la fiebre, es que en realidad me encanta estar rodeada de ése aura.
Todavía pido que mi hijo no crezca tanto. Ya me habla de novias, está chiquito y aún recuerdo que no sabía caminar y sólo gateaba.

Estábamos en unas tiendas que nos recomendó Pher, Happy Baby, de hecho el le dió o me dió una tarjeta con la que podíamos comprar lo que quisiéramos y quedaría costeada la cuenta. Le mencioné a Cath ese detallito y se negó pero como siento que puedo reemplazar a cupido en septiembre la convencí. Ella sospecha de los sentimientos de él y ha decir verdad es obvio sólo que yo no lo veía, Cath ama a su difunto esposo y eso es un obstáculo para Pher, ¿quién podrá competir contra eso?.

Estaba viendo unos conjuntos que llamaron mi atención mientras que Cath elegia sus cositas. La vidriera me permitía ver a la gente con sus bolsas caminando de un lugar a otro, entrando y saliendo de las tiendas.
Lo que me paró de golpe fue la escena en que Eliezer Crohn alterado moviendo sus manos en el aire y Anne Brito respondiendole de la misma manera, pero no se quedó allí, el alterado hombre con impulso besó a la mujer de barriga prominente por el embarazo, ella se negó a responder el beso y con una cachetada que desde  éste lado del cristal sonó en mi imaginación y pude sentir como el viento fue cortado por su mano para llegar hacia su cara y luego se fue moviendo su trasero a un son que dice que está cabreada, dejando a un moreno frustrado sobandose la mejilla.

Luego de salir de mi estado de shock lo siguiente fue salir corriendo en busca de una explicación razonable pero antes de correr fui detenida por las dependientes que pensaron que era una gata ladrona pero la vergüenza la pase cuando la alarma de seguridad empezó a sonar por la prenda al salir, el conjunto tenía un dispositivo que le es quitado cuando uno compra pero el que yo cargaba en la mano no se le había quitado porque no la había comprado y por ende a las puertas de Happy Baby el sonido me puso los pies en la tierra y caí en cuenta que tenía en mis manos el traje, eso no es todo, absolutamente todo el mundo dentro y fuera de la tienda voltearon a donde estaba yo y no hizo falta gritarle a Eliezer que se detuviera para hablar porque ya se había dado cuenta que estaba allí plantada y rodeada del personal de seguridad de la tienda.
Nos miramos y me comprendió y con una simple miradita que decía: Tenemos que hablar, el se acercó mientras yo explicaba no sólo a los trabajadores sino a Cath porque salí corriendo como loca.

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