C U A R E N T A- y- C U A T R O

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C U A R E N T A- y- C U A T R O

Llevaba días encerrada en estas cuatros paredes según los médicos: Mejorandome. Reponiéndo fuerzas. Yo solo me quería ir. Nadie me apoyó cuándo pedí que me dieran el alta. Marí se quedó con Peter descansando ya que sus cinco meses le han pegado, los chicos no falta día que me visiten y se lo agradezco, he hablado con mi chiquito y ha preguntado de todo, por una parte feliz porque mis suegros... no iba ha decir eso (se me chispotió), los padres de Aaron lo llevaron a conocer Kingston, sólo lo conocía por fotos y no deja de hablar de sus lagos y sus deliciosos platillos, es una manera de distraerlo y no pregunté por qué sus padres no están con él. Como venía relatando absolutamente nadie está en la habitación sólo un odioso asiático que su silencio es tan fulminante como su mirada, lee un periódico regional y el cosquilleo de que me ve detrás de esas hojas Me tiene nerviosa. Me preguntó por qué mi papá tuvo que irse y mi madre también, y no sólo éso, me sorprendió su visita, reconozco que en mi laguna mental necesité de ella y como toda madre respondió y se lo agradezco, mi padre siempre me ha apoyado aún sin saber que era mi padre, se despidió ésta mañana y con ayuda de los Cox Enterprises se fue en un vuelo privado.
Marichuy tenía su despensa vacía y fue a llenarla y me dejó con un hombre que sale semanal en las revistas en el encabezado de la columna de economía, su prosperidad es de ámbito internacional últimamente y no sólo en esa columna sino en la  de farándula, la última vez que lo ví salía con una modelo incansable. Mi mente da vueltas para olvidar la verdadera razón por lo cual estoy echando cabeza a toda esta situación, me estoy haciendo pis, mi vejiga está full y siento que va a estallar, es exagerado lo mínimo es una infección de orina por tanto aguantar las ganas y eso conllevaría a más días internada en este hospital, me rindo, o me orino en la cama o me levanto, ya no puedo con la continencia.
Saco poco a poco mis pies de la cama, claro con ayuda de mis manos coloridas, Marichuy o Alessa son la que me ayudaban con estos problemillas, ya que Mari no podría con mi peso, las enfermeras nunca están cuando las necesito y es algo muy personal que te acompañen al baño y te ayuden a sentar en el retrete y escuchen tu liberación porque es una liberación, muchas veces de gas metano mezclado con sulfato de hidrógeno y luego todo es vergonzoso... ¡Que pedo ese momento!

—¿Necesitas ayuda? —si mucha... me duele por montones

—No gracias... puedo sola.

Aaron es un poco testarudo, dueño de sí mismo y se aferra a sus decisiones y su sí es Si y su no es No. Si te pregunta si necesitas ayuda y se levanta es porque el hombre te va a ayudar, la pregunta fue retórica. O más bien fue una afirmación que se escuchó como pregunta.

—Dije que te ayudaría —allí está, dijo que me ayudaría y me preguntó. Sus manos se posaron en mi cintura, Dios. Había olvidado sus grandes manos y su delicadeza y esas venas que lo hacen ver tan... la sensación placentera se mezcla con las ganas de orinar y la combinación es hacerme pipí rápido. Aguanta solos unos cuantos pasos. Creo que leyó mi mente, me alzó entre sus brazos y caminó al baño, me estremecí por dos razones: me duele el cuerpo y la sensación es completa, me aferre a sus brazos y ahora que estoy en el baño no se como actuar, me puso sobre mis pies y cuando deje de tambalear me soltó.— ¿Mejor? —asentí como boba, << hello, vas a orinar>> me habló el cerebro enviando corrientes a mi vejiga.

—Necesito que salgas... —dije educada, asomó una sonrisa que muestra parte de los dientes y se extiende hacia un lado. Esa me encanta.

—¿Como voy a salir cuando te tambaleas dando sólo un paso? Te voy a esperar aquí y punto.

—¿Cómo...? ¡No! no puedo hacer pis —dije lo más seria.

—¿Por qué? Venecia deja la pena a un lado, recuerda que Ander no se hizo sólo.  —ESTÚPIDO tu cuerpo me lo sé de memoria.

Quedé fría y con la vejiga mandándome rayitos

—No es eso... —tragué grueso— es muy íntimo y no podré hacer pis, además, mi cuerpo no es el mismo, cambió Aaron, tengo huellas.

—Ok. Hagamos algo, te ayudaré a sentarte y me iré afuera y tú me llamarás cuando hayas terminado para llevarte a la cama. —asentí y me ayudó con unos pasos, yo retrocedía con su ayuda mientras en me guiaba, choque con el retrete, el levantó la tapa de éste, todo sin quitar la mirada de mí, sus ojos estaban conectados con los míos,  lo segundo y me dejó la piel enviando radiaciones por todas partes fue cuando metió sus manos por debajo de mi bata posándola en la cresta iliaca donde pudo sentir el contorno de mi cintura, usó las yemas de sus dedos y la deslizó por debajo de mi pantis abajandola con su movimiento y dejándola en mis rodillas, todo eso sin apartar su vista, me senté porque sólo faltó que me empujara para hacerlo y bueno si soy sincera se agachó ayudándome cuando vio el gesto de dolor en mi rostro, se acercó tanto que muestras narices se rozaron, deseando que fueran en vez los labios, mi continencia de ámbito sexual se confundió con la continencia de orinar y antes de que su hermoso rostro asiático se alejara de mí la fuente de la libertad hizo su entrada, así como el río Niágara reparte sus aguas, así de grande fue mi vergüenza o pena que se multiplicó cuando el espectador que está frente de mí soltó su carcajada. Pena mezclado con alivio y satisfacción.

—No me aguante, perdón. —dije una vez que solté el aire y mis líquidos con los ojos cerrados, pero los abrí

—Tranquila. Es algo íntimamente normal. —me guiño un ojo, este hombre me quiere matar, dejé de orinar y viene el segundo round, ¿como me levanto? Prácticamente estoy desnuda delante de él con las pantaletas en las rodillas.
Hice ademán con levantarme y se unió a mi acción.

—Necesito que salgas para secarme —le dije apenada, se sonrió y se salió en solo tres pasos, como pude me seque y mis cortos movimientos y el dolor que está menguando no llegué a subir las pantis más allá de unos centímetros del lugar donde estaba. No dijo ni permiso ni nada solo tomó mis pantis y las subió y me las acomodó de tal manera que sólo tuve que acomodarla un poco por mis nalgas, ok, estoy desnuda, el ya me vió y tuvo el descaro de reírse por mi incontinencia y no bastó con eso.
Iba a decir algo pero se me olvidó hasta de hablar cuando me volvió alzar y me llevó a la cama,  allí estaba la enfermera que tendría que haberme ayudado. Me acomodó como si fuera de cristal, acomodó mi almohada y me sonrió y allí a través de sus labios pensé en que no se sí cometí una mala decisión o si tendría la oportunidad de pedir un deseo, una estrella fugaz en una noche veraniega, el me alejó y yo me alejé, soy culpable de no ser totalmente dichosa, me demostró que me amaba, me sentí amada y ¿ahora?. Su corazón debe de latir por otra. Su vista debe desear ver a otra y sus caricias deben añorar mimar a otra, esa otra que no soy yo.

—Voy a la cafetería ¿quieres algo? —asentí mientras el se alejaba de mí y salía.

Tragué grueso, había retenido la saliva.

—Su esposo es galán. No todas las mujeres tienen la dicha de que un hombre sea detallista y cuidadoso. Ahhhh —suspira embobada— espero algún día encontrar un hombre así, me conformo con su encanto, no importa que no sea achinado.

—Es coreano —sonreí ¿por qué sonrio? ¿por que no desmiento que es mi esposo?  ¿por que me duele que no lo sea? Y ¿por que lo defiendo?: No es chino es coreano.

Me arrepentiré el resto de mi vida.

IntensaMenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora