C U A R E N T A- y- U N O

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C U A R E N T A- y- U N O

Los días pasan y el vacío está en mi pecho, por un lado siento su ausencia y por otro reconfortante ya que se que está con él y el lo cuidará como una vez me cuido a mí.

Será un buen padre

Erick me ha dicho que el caso ya está formado, he actuado como si no hubiese pasado nada para no levantar sospechas pero a decir verdad, mi rostro habla por sí solo, Chuy me visita constante y Mari y los chicos pero ellos tienen su vida y deben seguir, aunque la cara de Manuel al saber que Crystal había regresado a Toronto sin despedirse fue épica y más cuando se enteró que se fue con Ander, ha sido como un padre y se que quiere mucho a mi hijo. Esos poquitos días que duraron aquí pasó mucho entre ellos dos. Andrés está más enamorado que nunca, y Landon también, Nicholas es un amor y muy protector con Alessa, nunca le dije la verdad a los chicos, ni el motivo por el cual Ander se fue con su padre.

Él se a encargado de llamarme a diario para hablar con mi hijo y se lo agradezco, aunque siento que me odia igual lo amo. Eso lo voy a tener claro hasta que desaparezca este sentimiento.

—Y... ¿Cuando vienes? Ander te echa de menos.

—Pronto, de hecho en unos días... pienso pasar las vacaciones de verano allá, así que dile a Ander que iré cuando todo se arregle.

Y ¿que se tiene que arreglar? Te he dicho que si necesitas algo sólo tienes que decirme, a demás me preocupo porque eres la madre de mi hijo, sólo por éso.

¿Sólo por eso?..., decepcionante.

—Es delicado. Luego hablaremos dale muchos besos de mi parte a mi príncipe.

Sólo lo escuché gruñir y colgué.

Al día siguiente, feliz porqué la policía me dijo que dentro de unos días la pesadilla acabaría y podría ver a mi hijo y no sólo eso sino también el yugo que amenaza a mis amigos desaparecerá. (Yugo que ellos desconocen)

Salí del laboratorio que está en Boston al estacionamiento, los chicos se han portado muy dulces y me quieren convencer de ir por todos lados a disfrutar mis horas libres fuera de menores pero no puedo.

Mi auto estaba rodeado de otros dos más, ni me fijé del tipo de vehículo, nada, camino porqué veo a los otros caminar he estado como sonámbula todo el día, sin ánimos ni fuerzas, active el seguro del carro pero antes de abrir la puerta me tomaron por detrás impidiendo ver al agresor.

Forcejee, me empujaron contra el cristal de la puerta del piloto, mi frente quebró el vidrio, sentí abrirse algo en mi cabeza y que recorría por mi frente así me deslice de la puerta hasta el suelo, conforme me caía la sangre así descendía sin fuerzas al asfalto.
Eran varios, varias manos me levantaban y hablaban entre ellos cosas que no entendía mis oídos, ya que sólo percibía un silbido sordo constante. Mientras me levantaban mi vista se nublo, así como el conocimiento.

Neblina, oscuridad, olor fétido, sonidos fuertes, ruido de roedores, acostada en una cama o especie de cama, los resoltes se me clavan en el cuerpo, no hay luz sólo sonidos, y roces de animales por mi cuerpo. Lo siento por encima de mis vaqueros, agradezco haberme puesto una sudadera y botas.
Abro los ojos y vuelvo a cerrarlo hasta quedarme dormida otra vez, así lo he repetido por horas, no me puedo levantar el cuerpo me duele por montón.

No se cuanto pasó hasta que el responsable de mi rapto entrara en la pequeña habitación.

Entró y una luz se encendió, no estaba solo, estaba con otros que su simple presencia describían su calaña, temor, quizás sienta eso, estoy sola con varios desconocido y no precisamente agradable es su visita.

—Te advertimos que te mantuvieras al margen... y no hiciste caso. —se acerca a la cama y se sienta en el borde, lo cual yo me alejo hasta la esquina que da con la pared.

—¿De que habla? —ignóralo, me repetía mentalmente.

—No te hagas la estúpida... ya la policía nos buscó y están revisando los contratos y los documentos de mi oficina, hasta mi computador personal... Venecia —chasquea su lengua— te lo advertí, lo que le pase a tu hijo es tu responsabilidad...

—¡No puedes tocar a mi hijo...! —Aaron no te dejará.

—Conozco gente muy poderosa... se que se fue de viaje pero lo descubriré. Mientras tanto te quedarás encerrada hasta entonces...

Se levantó y salió dejándome en el cuarto oscuro y las sensación en flor de piel.
Pensé que no regresaría hasta unas cuantas horas más. Pero regresó y con mi celular.

—No dejan de llamarte, eres muy solicitada, hay un número de Toronto... regresemos la llamada —se paseó por todo el cuarto mientras el celular repita una y otra vez, es de Aaron y quizás es mi hijo, no se que horas es, sólo pido que no conteste— ¡Bingo...! ...¡aló! ¿
puedo saber con quién hablo?... Ok, habla con un amigo, ella no puede contestar ahora —un gemido salió de mis labios con la necesidad de querer hablar y unos de los hombres se acercaron a donde estaba y me mostró una navaja— claro ella está dormida en estos momentos... por supuesto, buenas noches... —terminó la llamada y se giró a verme— no me quiso decir quién era... ¿quién es? —no respondí— Ok, fácil —se acerca y me tomó el brazo y ejercimos un forcejeo pero el otro que andaba con el lo ayudó a sacar mi brazo detrás de mí espalda para tomar mi huella y así desbloquear el celular— Ok... vamos a desconfigurar y éste teléfono será mío de ahora en adelante... —salieron dejándome jadeante por el dolor en el brazo.

Menos mal que la conversación con Erick fue eliminada, sólo me preocupa Aaron.

No me trajeron comida ni agua potable. Me dolía todo. Sólo podía cerrar los ojos y pensar en mí hijo.

Una encerrada en un cuarto sin luz, con una cama que debe ser botada, un espacio lleno de roedores, y estos solo me trajeron una taza de agua al cual bebí una sola vez y la otra la bote porque le cayó una cucaracha dentro, las ganas de vomitar eran mayores, mis ganas de orinar se consumían en una esquina del cuarto porque no había baño y me dejaban por horas sin atenderme, el hambre ligado con el ardor estomacal es una gran manera de torturar, eso pensé yo... Pero, aún le quedaba a ellos energías para averiguar otra manera de torturas, no encontraron mucho en mi celular y eso lo enfureció y se que fueron para mi departamento y tampoco encontraron nada. Pensaron que con otra tortura yo hablaría.
Entraron cabreados, no se que día estábamos o que hora eran sólo se que vinieron y colgaron del techo una cadena gruesa y aunque pusiera resistencia vamos a estar claros eran el doble de fuertes que yo y sólo hablo de un solo hombre ¿Cuanto más tres? Me ataron las muñecas juntas y a estas la unieron con la cadena colgada y la extendieron de tal manera que quedé en puntillas, se reían de mí, de mi dolor, sádicos. Me hablaron con palabras dulces y sensuales para convencerme de que me dejarían ir si hablara pero se que eso es mentira, la vista se me cruzaba y por momentos veía borroso, el dolor de los tendones de los brazos crecía y ni hablar de los pies o de las piernas. Mis cincuenta y tantos de kilos o sesenta, no se cuanto pesaré, lo sentía en cada fibra y en el dolor de las muñecas que resistía el peso total y en los dedos de los pies que rozaban el piso, me habían quitado las botas, el dolor se hacía mayor, y las cachetadas ya no las sentía, sentía el cuerpo adormecido, pero el dolor de las costillas con sus golpes eran insoportable me robaban la respiración ¡burros! como burros se portaron, ya lo que pasaba en ese cuarto era venganza, la policía debió haber ido con todo y meter de una a la cárcel a los responsables del edificio caído y ellos sabían que no saldrían fácil de ese problema, la única opción era yo, me culparon de haber puesto la demanda cuando fue Peter el esposo de Maricruz, no podría delatarlo ¿que habrían hecho con él? Mari está en cinta y necesita de su esposo, en realidad todos los que estudian, viven y se las pasan en edificios que fueron mal restaurado necesitan de mi sacrificio, esos edificios podrían caer en cualquier momento y son cientos de vidas de que se está hablando.
Mi hijo estará bien lo sé.
Ellos se cansaron de propinar sus golpes y soltar injurias, maldiciones sobre mí, yo respiraba entrecortada y sólo rogaba que me encontraran, le pedí mucho a Dios que enviara a su ángel y me sacara donde estos demonios me tenían, sentía las pulsaciones en todo el cuerpo, mi cara debe ser un matiz de colores y ni hablar de mi costado, pero se fueron y me dejaron colgada y con la sensación de que cualquier animal treparia por la cadena y se adueñaria de mi cuerpo. Las ratas ya no son roedores inofensivos para mí.

IntensaMenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora