S E S E S T A- y- T R E S
Me levanté desorientada. Estaba en el hospital y la habitación estaba vacía.
Me incorporé y tenía la intravenosa. Recordé la llamada.
Esperé minutos hasta que la puerta se abrió dejando pasar a Arthur. Nuestra relación padre e hija se vio afectada después de Navidad.—¿Cómo te sientes? —preguntó
—Bien, sólo un poco mareada...
—Dijeron que tienes los niveles bajos. —asentí.— América fue a la oficina. Nos diste un susto, no reaccionabas en el auto...
—Sí, sólo debo estar en control. —espero que no se le haya ido de lengua América.
—Ayer pasó algo. Cuando el niño nació se supo que no era de Aaron. —papá bajó la mirada.
—¿Cómo se supo?
—El niño no tiene rasgos asiáticos y es moreno. —sonreí no por la desgracia de Aaron sino por la bendición de Eliezer.
—Es de Eliezer Crohn.
—¿El de Happy Baby? ¿Cómo sabías?¿no dijiste nada?
—Ella es una falsa y se lo dije pero ninguno creyó. ¿Y cómo querías que dijera si ningúno me creía? Pensaría que estaba celosa, que injuriaba, así como le creyeron que casi le provoque un aborto.
—Igual debiste decirlo, Aaron estaba que lo cortaban y no sangraba. Debe estar en su departamento, no fue a trabajar.
—No contesta mis llamadas.
—Las tuyas ni las nuestras. No avisaste que ayer tuviste un accidente. Eres mi hija y…
—Ahórrate la charla. Soy tu hija en algunas circunstancias. Estaban muy ocupados en la clínica apoyando a Aaron y no quise molestar.
—Por favor...
—Ya quiero irme. ¿puedes llamar a una enfermera por favor?
Así lo hizo y luego de un chequeo me dieron el alta.
—¿Mí auto dónde...?
—América lo llevó a tu casa. Te llevaré a tí.
Me llevó a la casa y mientras estacionada ví el carro de Aaron.
—Debo irme a la oficina.
—Entiendo.
Me abaje y toqué la puerta de mi casa ya que las llaves y mi cartera estaban dentro del auto.
Marta abrió la puerta y me abrazó preocupada
—Niña me diste un susto...
—Lo lamento. Debo buscar a mi hijo.
—La señorita América dijo que hablaría con su esposo para que lo trajera hasta acá.
Asentí y pase finalmente y Aaron no se veía por ningún lado.
—El señor está en la habitación. —agradecí y corrí escaleras arriba.
Abrí con cuidado la puerta y estaba acostado boca abajo. No hice bulla y me acosté en el otro extremo.
Y cabeceando me quedé dormida. Sentí como susurros en el ambiente. Mis ojos se mantenía cerrados.—El ladrón corrió y mamá también hasta que se desmayo.
—Y ¿el golpe en la frente?
—Se golpeó con una piedra. La tía América estaba con ella.
—Y ¿como te va en el colegio?
—Bien. La maestra me dió una estrellita por responder a su pregunta.
—Ese es mi hijo. —sentí como la cama se movia y mi hijo reía.
Me moví y terminé de abrir los ojos.
—Hola amor... —me besó en los labios. Mi hijo imitó a su padre.
—Hola amor —y me beso ganándose un abrazo oso de mi parte.
—¿Como te sientes? Ya Marta me dijo que te has desmayado otra vez.
—Sólo son niveles bajos. —mire a mi hijo— andá y cámbiate para que vayamos a almorzar —Nos dejó solos y pude aprovechar para hablar— ¿como estas?
—¡Ya sabes...! Dolido. Burlado. Decepcionado. Impotente. Todo un poco.
—Lo lamento. Tenía mis dudas y no te las dije porque ví que era una gran tontería fingir que es hijo tuyo cuando los genes la delatarian.
—Ya no importa. Me ilucioné. Y ella sólo dijo: lo lamento. —me abrazó y escondió su cabeza en el hueco que formó mi cuello.
—Es de Eliezer Crohn. El había hablado conmigo y con ella y los dos creímos que ese bebé era tuyo. Eliezer se vió ilusionado con sólo la idea.
—Imagino..., Le dí mi casa. No puedo estar en ése lugar y recordar que ella me mintió y está la habitación del bebé. Tenías razón.
—Lamento haberla tenido. —lo abracé y como un niño lloró en mi hombro. Amo a éste hombre.
Pero se removió y corrió a mi baño y empezó a vomitar. Lo acompañe y desde la puerta hablé:—¿Tomaste anoche? —respiraba despacio.
—llevo días con malestar.
Me senté con él apoyando la espalda en la pared, tenía su cabeza mirando hacia arriba.
>> Debo ir al médico, todo me cae pesado y lo vómito.
—Creo que se por qué —me miró esperando a que hablara— Maricruz me dijo que a ella no le pegó el embarazo en los primeros meses sino a Peter: Vómitos, malestar y esos síntomas. No todos los hombres lo sufren.
—¿Qué tiene que ver ésto con ello? —lo mire alzando una ceja.
—No nos cuidamos cuando estuvimos juntos, nunca nos hemos cuidado. Pensé que como es nueve porciento no sería tan suertuda de quedar otra vez embarazada, pero tú nueve porciento vale por cien. —lo mire con cuidado. Mis manos temblaba asustada por su reacción.
—O sea, ¿piensas que estás embarazada? —sonrió y por Dios, cómo amo esa sonrisa.
—No —espere a ordenar mis palabras en mi mente y ví como su sonrisa desapareció— porque estoy embarazada. Me hicieron los exámenes y salió ese detalle. Yo no me estaba cuidando, porque no estaba activa sexualmente y no pensé y lo hicimos tantas veces y...
—Te amo —me levantó y me puso en su regazo quedando mis piernas a cada lado— me haces el hombre más feliz del mundo ¡Cásate conmigo!.
—¿No me lo preguntas...?
—Ok. ¿Te quieres casar conmigo?
—¿Quieres hacerte viejo a mi lado? ¿ver a nuestros hijos crecer juntos? ¿viajar a Italia? ¿soportar mis cambios de humor? ¿estar conmigo cuando me pegue la menopausia? ¿hasta tener la piel como una pasa? Y... mis pesadas bromas.
—Todo. Lo quiero Todo contigo.
Me besó, me abrazó y me volvió a besar.
>> Fuí un idiota.
—¿Tu crees?
—Lo sé. Sé que te perdí y regresaste y casi te vuelvo a perder. Él tren de oportunidades no pasa una vez en la vida y ésto lo demuestra. No voy a ser un cretino monumental para dejarte pasar.
—Si. Qué sabio eres.
—Desde chiquito soy así.
—Que te lo digan otros labios no los tuyos, presumido.
—Tengo que presumir que tengo la mejor mujer de todas. La mejor madre. La mejor esposa. La mejor amiga.
—Aún no estamos casados.
—Tu familia son licenciados en leyes. Podemos casarnos mañana mismo.
—Eso sería descabellado.
—No quiero planear nada. Todo lo que planeamos sale mal. Sólo casemosnos y ya.
ESTÁS LEYENDO
IntensaMente
RomancePor qué no eres como ella.. Aprende a Charlotte.. Esas eran las frases de mi madre, era común en ella. Y Luigi, jamás fue un padre, ni nada cercano a eso. Mi libertad se dió al salir de esa casa. Ya no soy la hija imperfecta de Mónica de Salvatore...