X

13.8K 834 31
                                        

Leandro Salvatore

No negare que por primera vez estaba nervioso.

Jamás me sentía así en una pelea, pero no se porque teniendo en cuenta que Leah me estaría viendo me hacía sentir muy nervioso.

-Mi niño- entro Esmeralda a mi habitación

-Nunca te pones nervioso para las peleas- susurro mientras me ayudaba con mi bulto

-Lo se, pero ir con ella me preocupa de cierta forma – confesé mientras le pasaba mis vendajes

-Debes mantenerte tranquilo nada la pasara- sonrió tratando de mantenerme tranquilo

-Eso intento- susurre guardando una toalla

No me gustaba salir lleno de sudor y de la sangre del contrincante lo cual es normal para mi ducharme antes de regresar a la casa.

Unos minutos mas tarde baje con mi bolso.

Leah estaba en la sala maquillándose.

-No sabía cuando nos iríamos así que me estaba maquillando aquí- note sus mejillas un poco sonrojada

-Cuando termines de arreglarte nos vamos- no negare que ella estaba hermosa

Bueno ella era preciosa en todo momento.

Incluso hasta con esa pijama de osito que utiliza las noches que quiere relajarse.

- ¿Quieres tu auto o el mío? – la mire ya que sin duda había aprendido que le gusta ir en su auto por el sistema que había inventado

-Elige el que te guste- subió sus hombro

-Debes tener un auto mío para no tener que andar en autos de la competencia- me queje ya que no tenía los de mi empresa

-Si me lo regalas lo acepto- sonrió en mi dirección

-Nena si me puedes comprar la empresa completa si deseas- tome una llave para salir

-Si eso te incluye lo compro- susurro pensando que no la escucharía, pero si lo hice

-Podemos ponerme en el contrato si quieres- comente antes de salir

Guarde todo en el asiento de atrás mientras volvía a entrar a la casa.

Hoy nos iríamos en una guagua Tesla que ella tenia.

-Me olvide de mi botella de agua- acaricie su cintura al encontrármela en la cocina

-Esmeralda me lo dijo- subió mi botella la cual ella había llenado

-Gracias- bese su mejilla quedándome sorprendido igual que ella

No sabía de donde había sacado el valor de besarla en su mejilla

-Vamos- tome la botella para salir

Ella me seguía de cerca así que el abrí la puerta de su auto.

En todo el camino ninguno de los dos hablábamos, pero yo en particular estaba mas nervioso a la medida que nos acercábamos al estadio.

-Dios esta lleno- susurro al ver la fila de la gente

-Si- gire a la derecha para entrar por la parte de atrás

-Leandro Salvatore- mire al oficial quien rápidamente miro a Leah

-Mi esposa Leah Salvatore- señale para que nos dejara pasar

Me estacione en donde me tocaba y apague el auto.

Maldito error, Hermoso errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora