XXXVII

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Leandro Salvatore

-Dios- me levanté sintiendo el dolor de mi cuerpo

Me levanté como pude para ir al baño.

Me duché para colocarme ropa de la casa.

Hoy sí que no puedo ir al trabajo, mi cuerpo duele demasiado. Pero siendo el jefe debía ir a trabajar.

Me coloque la ropa del trabajo para salir directo a la oficina.

A pesar de que había ganado sentía que me había golpeado todo el cuerpo.

Al llegar a la oficina algunos empleados me saludaban mientras yo los ignoraba.

No quería pensar en ella, pero era inevitable.

Mi mente la traía cada segundo mientras ella solo le sonreía a él.

¿Por qué fue? – pensé

Yo la había invitado, pero ella fue con el tipejo ese.

Me tiré en el sofá de mi oficina mientras miraba el techo. Algunos empleados aún no llegaban.

La puerta de mi oficina sonó.

-Voy- respondí, pero seguían golpeando con fuerza

Cuando logré abrir la puerta ahí estaba ella con sus ojos rojos.

- ¿Qué suce...? – no termine mi pregunta para que ella me abrazara con fuerza

La lleve conmigo al interior de la oficina .

-Alex me dijo que te había pasado algo- susurro mirándome

-Creo que estoy bien- reí para tranquilizarla, pero solo me golpeo logrando que mi cara fuera de dolor

-Lo siento- respondió rápidamente

-Eres muy fácil para caer en las mentiras- sonreí mientras limpiaba sus lágrimas

- ¿Por qué fuiste con él anoche? – fui directo no quería perder el tiempo

-Él me invito, él me envió unas flores a mi oficina- bufé cabreado

- ¿Qué tipo de flores? – no quería pensar que eran las que le había enviado

-Eran tulipanes blanco y rosados- negué riendo

-No te creo- caminé de un lado a otro

-Ahí se quedan hasta que se arreglen- escuche a Alex y rápidamente afuera de la puerta de mi oficina se comenzó a escuchar demasiado ruido

-¡Alex!- caminé hacia la puerta para abrirla, pero está no cedía

-Abre la maldita puerta- golpee, pero nadie respondía

-¿Que nadie está trabajando hoy?- ya me estaba cabreando

-¿Porque te enojas tanto?- giré para verla

Me reí para no gritarle nada indebido

-Para que las cosas queden claro entre nosotros, el ramo lo envíe yo con una nota y la taquilla del lugar- cruce mis brazos

-Pero si no había ninguna nota- cerré mis ojos

Solo deseaba matar a Max

-¿Tanto te gusta?- le tenía miedo a esa pregunta no se como puedo reaccionar a su respuesta

-Pues no se- sonrío nerviosa y mi corazón dolió de cierta forma

-Vale- caminé hasta mi silla y me senté

-Solo deseos que seas feliz- no negaré que me costó soltar es frase

-También te deseo lo mismo- sonrío hacia mi y realmente no la quería dejar ir

Maldito error, Hermoso errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora