XXVIII

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Leah Fleming

La noche había sido increíble, no lo negaré.

Todo el día hemos estado entre miradas indiscretas y sonrisas ocultas.

Claramente tuvimos que explicar porque habíamos llegado tarde y para mi sorpresa Leandro uso a Ethan como una excusa.

En la última charla del día, siendo para nosotros la primera teníamos mesas con delantales que ocultaban todo lo que ocurría debajo de las mesas.

Leandro se sentó a mi lado con una de sus manos en mi muslo.

El daba pequeñas caricias en mi muslo.

-Debes parar- susurre bajito porque no podía concentrarme

El solo sonrió mientras continuaba acariciándome

No me toco de otra que tomar su mano para que se detuviera.

Cuando se acabó la charla nos soltamos y cada quien se fue a su área.

Pareciamos amantes.

Todo el día fue así.

Caricias, miradas y sonrisas ocultas que solo nosotros sabíamos su significado.

-Fleming- se acercó un chico hasta mi que no reconoció

-Si- sonreí sin saber quien era

-Elias Cabrera- ofreció su mano la cual tome

-Leah- me presente con una sonrisa

Elías era hermoso no lo negaré, pero nadie como mi dios griegio esculpido por los mismos dioses.

-Me gustaría hablar de una posible colaboración- sonreír mientras me ofrecía salir del lugar.

Leandro me miraba un poco raro, pero los negocios son negocios.

Elias me explicaba su idea, pero no veía en que iba mi empresa.

-La idea esta buena, pero no se en que podemos colaborar- informe mientras caminábamos por el lugar

-Realmente soy nuevo en esto, pense que podias ser como patrocinador- sonrio nervioso

-Elias- nos interrumpe Salvatore.

Él venía con ese aura de dios griego que dan ganas de comerse en segundo.

-Amigo- me sorprendí que se conocieran

Ambos se saludaron con un apretón de mano mientras Leandro tomaba lugar a mi lado.

-Veo que hablas mucho con Fleming - me miró curioso

Solo sonreí mientras miraba a Elias.

-Hermano son cosas de negocio, no todo debe saberlos- guiño su ojo logrando que sonriera

Continuamos hablando hasta que los deje solo.

No quería que el pensara que me podía controlar.

Luego de tantas reuniones me fui a mi cabaña, merecía descansar de verdad.

Para ser sincera me entretuve un poco con mi celular.

Mire mis redes sociales y luego algunos emails del trabajo.

Para mi sorpresa Elías ya me había enviado un bosquejo del contrato.

Leyéndolo bien me estaba gustando su propuesta, pero no veo en que va mi tecnología

El se dedicaba más al diseño de ropa.

Al final del contrato había uno ejemplares de ropa con los detalles.

Maldito error, Hermoso errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora