Aizu.

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Poché.

Viajar junto a mis amigos era algo que me emocionaba, pero está vez era diferente, tenía sensaciones buenas, muchas buenas, pero otras no tanto. En los últimos meses el misterio ha rodeado mí relación y a la mujer que amo, pero aún así, me he mantenido fuerte para ella, para nosotras.

Hace dos semanas me llegó una carta de McLaren, solicitando mí servicios en su escudería. No lo podía creer, tardé más de una semana sin dar respuesta alguna, y por alguna razón jamás se lo comenté a Daniela en una de esas noches dónde hablamos, donde tocaba el piano para mi.

Juan estaba emocionado, y me convenció de darle respuesta a dicha propuestas. Dejé claras algunas condiciones y solo esperé a que me respondieran. Ahora estoy volando a New York con mí equipo de trabajo, con mis amigos. A verla a ella.

Quien solicito nuestro trabajó fue Lu motivada por el bienestar de Daniela, quien hace unas semanas anuncio su regreso a la Fórmula 1. Los medios deportivos estaba alborotados por la noticia, indagando la vida personal de las dos chicas involucradas en aquel accidente. Querían controversia, querían respuestas, querían chismes. Ambas correrían mañana de nuevo, siendo compañeras de escudería. ¿Me preocupaba? No. Daniela es un alma libre cuando está sentada en su monoplaza, es feliz, nada le pesa, nada le importa. Es ella.

Una noche me dijo que si debía morir a causa de la velocidad, sería la muerte adecuada. Considero que correr es lo suyo, como lo mío es armar motores. Es amarla a ella. Podría morir amándola.

=====

Al llegar al hangar aquella tarde sentí que la vida me estaba cambiando, de nuevo. Amalia y Nela, sonreían mientras Juan recorría el lugar con los ojos.

—¿Esto si está pasando?— Mi amigo estaba sonriendo.

—Si— Respondí casi en un susurro.

—Es mejor que se vayan acostumbrando, ahora estaremos rodeados de carros veloces y mucha gente— Amalia no negaba su emoción.

—Eso ya lo vivíamos en Kilómetro 7— Respondió Nela.

—No es lo mismo Marinela, no es lo mismo— La rubia se defendió.

—Aquí están— Manuela estaba detrás nuestro acompañada de Lu. Todos giramos —Les enseñaré cual es nuestro lugar para que se pongan cómodos, ¿Daniela aún no sabe?— Preguntó mirándome directamente.

—No, no tiene ni idea de nada— Respondí. Solo creé que nos veremos en unas semanas en Colombia.

—Será un gran momento para ustedes, Daniela te necesita, los necesita a todos aquí— Habló Lu —Quise que trabajaran con nosotros motivada por el enorme talento que tienen y, por la estabilidad emocional de Calle— Explicó sin quitar sus ojos de los míos.

—¿Saben que Juliana está viva?— Manuela preguntó acercándose un poco más.

—Hace poco nos enteramos, aún no entiendo muchas cosas— Respondí.

—Supongo que Daniela nos explicará— Nela intervino.

—Te equivocás, Daniela aún no sabe toda la historia— Manuela con su respuesta me dejó más confundida que antes —Quedé en recogerla para traerla a ver el carro que correrá mañana. En una hora estaremos acá— Tomó mí hombro y me sonrió.

—Gracias por todo esto— Le dije luchando para que una lágrima no se escapara.

—Gracias a ti— Sonrío —Nos vemos en un rato, vayan a conocer nuestro espacio, Gio los espera— Finalizó.

KILÓMETRO 7 - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora