Menta.

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Poché.

El agua estaba bastante fría, pero era justo lo que necesitaba para el calor que hacía, salí de la ducha y busque una sudadera cómoda y una camiseta de Daniela, quería estar completamente cómoda, cuando recogía mí cabello en una cola alta escuché la voz de Daniela, estaba algo alterada. Salí corriendo de la habitación hasta llegar a la sala donde ví a Daniela y Amalia sentadas en el sofá.

—¿Qué pasa?— Pregunté acercándome un poco.

—Que tu mujer se volvió loca y empezó a pegarme— Respondió Amalia mientras sujetaba a Daniela de sus muñecas.

—¿Qué le hiciste?— Cuestioné mientras me acercaba a Daniela. Valentina y Nela bajaban las escaleras.

—No le hice ni mierda, ella se recostó a mi hombro unos minutos, se durmió y despertó de un salto dándome puños en los brazos. A esta vieja se le tostó el cerebro— Explicó Amalia mientras se levantaba y alejaba. Miré a Daniela y me senté a su lado.

—¿Qué pasa amor?— Pregunté delicadamente y su reacción me sorprendió un poco, tomo una revista que estaba en la mesa de centro y me la lanzó colocándose de pié.

—Tu sabías, eres una mentirosa, eres la peor persona que he conocido en mi vida, te odio— Quedé perpleja ante el extraño comportamiento de Daniela, luego de decir esas cosas salió de la cabaña como endemoniada, quise salir tras ella, pero Nela me detuvo.

—No lo hagas, déjala, no irá muy lejos, ya regresará y nos va a explicar que fue todo eso— Nela acarició mí espalda, en forma de consuelo.

—No entiendo que carajos— Sentí un pequeño dolor en el hombro dónde había impactado la robusta revista.

—¿Estás bien?— Preguntó Vale abrazándome.

—Cuando sepa que sucede con Daniela lo estaré— Respondí.

—En la entrada vi unos brotes de menta, iré por algunas hojas y prepararé té— Nela salió en busca de la cabaña.

—Amalia, ¿Me ayudas a entender?— Miré a Amalia quien estaba sentada en las escaleras.

—Poché, solo estábamos molestando y hablando pendejadas, en un momento ella se recostó a mi hombro y nos quedamos en silencio, me di cuenta que se había quedado dormida y solo me dediqué a ver el fuego arder, lo siguiente que vi fue a Daniela dándome golpes y diciendo cosas extrañas, mencionaba a Juliana y a ti, ahí fue cuando apareciste. No entiendo ni mierda— La rubia se llevó las manos a la cabeza en señal de frustración.

—Quizás solo fue un mal sueño y cuando despertó no supo que era real y que no— Valentina habló desde el mesón de la cocina.

—Ojalá sea solo eso— Suspiré y me senté al lado de Amalia y la abracé.

—Está sentada en el muelle, dejemos que asimile las cosas, vamos a hacer té y calentamos la cena, todo esto me abrió el apetito— Nela entró directo a la cocina.

Todas se levantaron y empezaron a hacer diferentes cosas, yo sólo me quedé sentada en las escaleras con la cabeza recostada en la baranda. Quería estar con Daniela, quería saber que ocurría, necesitaba insultarla por ese golpe, quería besarla. Un trueno bastante fuerte estremeció el cielo de aquel lugar, y de inmediato una fuerte lluvia empezó a caer, mi instinto fue levantarme e intentar salir en busca de Daniela.

KILÓMETRO 7 - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora