Poché.
El sonido del motor tenía mi corazón revolucionado, desde la partida tomé la ventaja, calculaba menos de un minuto para cruzar la meta y así acabar con el ego ridículo de Karina.
Una explosión justo en la meta hizo que desviara el carro con fuerza, sentí que el timón se quebraría en algún momento por la fuerza aplicada. No entendía nada, me bajé del carro buscando con la mirada a Daniela, miraba a las gradas y las personas solo corrían o muchas estaban tiradas en el piso. Quise correr en busca de Daniela y mis amigos, pero el grito de Juan, quién se resguardaba tras unos barriles me detuvo.
—¡Vete! ¡Vete! ¡Son Yakuzas!— Frené mi marcha y quedé de pie en la mitad de la pista —¡Poché Vete!— Gritaba Juan.
—¿Dónde está Daniela?— Pregunté después de correr y llegar a los barriles dónde él se resguardaba.
—Están bien, Aizu se hizo cargo— Juan tomó su celular y escribió un par de mensajes —Debes salir de aquí, el Padre de Aizu está acá y descubrió que Juliana está viva— Lo miré, apreté los puños.
—Maldita sea, ¿Seguro qué Daniela está bien?— Volví a preguntar.
—Si, Aizu las llevó con él— Respondió sin dejar de textear.
—¿Cómo salimos de aquí?— Pregunté.
—Tu carro no está tan lejos. Tenemos qué correr e irnos— Miré hasta donde estaba el carro estacionado, unos cincuenta metros nos separaban del vehículo.
—A correr. No te detengas por nada en el mundo. Sin importar nada, no te detengas— Juan asintió y ambos empezamos a correr.
Bastaron dar dos pasos para que una lluvia de disparos nos cayera encima, trataba de observar a Juan quien corría tras de mi. Me tropecé, ambos pies chocaron haciendo que el arenoso terreno me recibiera. En ése segundo no alcancé a sentir nada, Juan llegó a mi y como pudo me arrastró tras unos barriles que estaban al otro lado de la pista.
—¿Estás bien?— Se quedó mirándome con serenidad.
—Si. Esto es adrenalina— Sonreí.
—Creo qué hasta acá nos trajo el juego— Sonrió conmigo.
—Olvídate de eso, sólo faltan unos veinte metros para llegar al Porsche— Me sacudí un poco las rodillas y me mantuve agachada —No seas cobarde— Le dije. Él se asomó un poco y se llevó las manos a la cabeza.—Vienen por nosotros, ¿Qué hacemos?— Preguntó. Juan estaba a punto de perder la serenidad y el control. Ese qué aprendimos a utilizar cuando estuvimos un mes rodeados de una cultura diferente.
—Vamos a correr tan rápido que no nos van a ver— Me asomé por un espacio libre entré dos barriles, logrando observar a cinco tipos armados con ametralladoras, estaban justo del otro lado de la pista, más cerca de las gradas que de la misma —Vamos a correr y no nos vamos a detener— Juan me miró y asintió.
Cuando quisimos empezar a correr los disparos iniciaron de nuevo, pero logré distinguir el sonido de unos neumáticos. El carro de Juan frenó en seco frente a los barriles.
—¿Nos vamos?— Karina, la última persona que quería ver. Ahí estaba. Juan me miró y corrió hasta el carro, se subió como pudo y dejo la puerta abierta —¡Poché, muevete marica, no me quiero morir!— Gritó Karina. Rodee los ojos y corrí al interior del carro.
—Necesito que me acerques al Porsche, no puedo dejar ese carro aquí— Le grité. Pude observar como la Venezolana se ajustaba sus lentes color gris y metía algunos cambios.
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KILÓMETRO 7 - Caché
FanfictionVelocidad, motores, grandes premios, clandestinidad y mucha soledad llevan a dos mujeres a enfrentarse a la carrera más importante de sus vidas. El amor. Adrenalina, la palabra perfecta para definir a Daniela Calle, piloto profesional de la Fórmula...