Bienvenida a Londres

1K 22 0
                                    

Cinco años y dos meses después:

Llegué a Londres un frío día de invierno, siempre había sido mi sueño conocer Gran Bretaña y ahora tenía la oportunidad de vivir en este maravilloso país, lleno de historia y belleza.

Hace unos meses culminé mis estudios universitarios en Perú y afortunadamente gracias a mis calificaciones fui aceptada en un bufete internacional muy reconocido para practicar y luego ver si sería contratada definitivamente.

Bajé del avión y un suave viento azotó mi rostro, haciendo volar mis rizados cabellos fuera de la coleta. Tomé un profundo respiro y pensé “Lo lograste Emilia”.

Tomé mi celular y marqué un número muy conocido, el número de mi mejor amiga. Ella y yo soñábamos desde secundaria en venir a Inglaterra y vivir aquí. Lamentablemente ella vendría dentro de un año debido a sus trámites universitarios y unas prácticas que debía hacer dentro del país. Ya lo teníamos todo planeado, con un año de anticipación, por supuesto, mejor prevenir que lamentar.

--- ¡Hola pajarito!- dije utilizando el apodo de cariño que nos teníamos. Pajarito significaba nuestras ganas de volar y conocer el mundo, algo que ya estábamos cumpliendo.

--- ¡Pajarito! Te extraño. ¿Cómo es Londres? ¿Lo amas? ¿Lo amaré? ¿Es tan lindo como pensábamos?- dijo sin dejar de respirar.

--- Cálmate Jess, recién he bajado del avión pero por lo que veo es mucho más bello de lo que esperábamos, es precioso enserio y sé que vamos a amar vivir aquí.- respondí confiada.

--- Esta bien, cuando llegues a tu departamento tienes que llamarme y darme todos los detalles, ¿prometido? Por cierto, consígueme un inglés candente o si no me vengaré en cuanto llegue allá- dijo amenazante mi tierna amiga, nótese el sarcasmo.

--- Oye falta un año aun, además pensé que nuestra época “fourties” había acabado, ya maduramos y sabemos que es imposible.- “fourties” es un término empleado para las fans de “Fourth Plan”, un grupo de música pop-rock que adorábamos cuando éramos adolescentes.

--- Eso decías de vivir en Londres y mírate, estas ahí y yo lo estaré muy pronto- contraatacó.

--- Pero es totalmente distinto a conocer a tu ídolo y que se enamore de ti- dije razonablemente.

--- Lo sé, lo sé, tranquila. Pero soñar no cuesta nada y menos para nosotras que tenemos la imaginación bien despierta, por algo somos escritoras. Y te recuerdo lo enamorada que estabas de Kyle Franklin hace unos años.

Reí sarcásticamente.

--- Lamentablemente, sí lo recuerdo pero luego tuve un novio y comencé a madurar poco a poco. Debido a aquel chico sé que el amor no es para siempre, y menos si es una ilusión como la que tuvimos.

Recordar a aquel chico que me lastimó tanto hacía un año y medio, aún dolía.  Fue mi segundo novio, habíamos estado en una relación desde mi último año escolar, pasamos más de cuatro años juntos. Me ilusionó con un futuro compartido y un día cualquiera lo encontré en la cama con otra mujer que en aquel tiempo decía ser mi amiga. La explicación fue tan patética como me sentí yo, “No me diste lo que pedí, Lorena sí lo hizo” “Mi amor por ti se acabó” “No fue suficiente, no te puedo esperar hasta ser viejo. No creo que nadie pueda esperar por ti, no lo vales”. Volví al presente, a la llamada con mi mejor amiga y preferí cortar antes de que ella se diera cuenta que todavía me afectaba un poco hablar sobre él.

--- Bueno tonta, pásala fenomenal. Estaré contigo en un abrir y cerrar de ojos pero mantenme informada veinticuatro siete- como siempre había leído mi mente con respecto a zanjar el tema del indeseable.

--- Adiós, ya te extraño mejor amiga—y colgué el teléfono.

Recogí mis maletas y salí a buscar a la persona que pasaría a recogerme. Me tomó unos segundos ver un cartel con mi nombre levantado por un hombre de por lo menos sesenta años. Me acerqué a él.

--- Buenos días señorita Díaz, mucho gusto en conocerla. Soy el señor Murphy.-se presentó amablemente.

--- Mucho gusto señor Murphy, pero ¿Cómo sabe quién soy?- pregunté intrigada.

--- Tengo una foto de usted para reconocerla con mayor facilidad- dijo sonriente.

--- Eso explica todo-  reí pues hoy andaba muy distraída.

--- Déjeme ayudarla con sus maletas- ofreció amablemente.

--- Si es tan amable, se lo agradecería muchísimo- sonreí.

Subimos al taxi, y recorrimos varias calles de la ciudad. El señor Murphy me contaba un poco de la historia de cada lugar que pasábamos y cuando cruzamos cerca al Big Ben me quede admirándolo durante unos segundos hasta que el auto se alejó demasiado como para verlo, era majestuoso. Aunque enseguida aparcamos en la puerta de un imponente edificio de unos veinte pisos, de un color blanco y ventanales deslumbrantes por todos lados. Lo había visto en fotos pero en vivo y en directo era mucho mejor.

--- ¿Aquí es donde voy a vivir?- le pregunté a mi acompañante.

El sonrío y asintió.

--- El bufete quiere tenerla lo más cómoda posible señorita Díaz, y por lo que veo no dudo en que la contrataran indefinidamente.

--- Espero que suceda lo que dice, enserio es mi sueño vivir en Londres.

--- Pues aquí todos los sueños se hacen realidad- me confió.

Entramos y en el lobby pedimos las llaves de mi departamento, subimos hasta el 5 piso y llegamos a la puerta de mi nuevo hogar.

--- Lamentablemente tengo que irme, fue un placer conocerla. Bueno más vale tarde que nunca, así que: Bienvenida a Londres- dijo alegremente.

--- Muchas gracias- levanté mi mano para despedirme y verlo alejarse por el pasillo.

Introduje la llave y los nervios se apoderaron de mí. La gire y al abrir la puerta me quedé sin respiración, todo era como un sueño. Las paredes como el edificio eran blancas y decoradas con fotografías que con anterioridad había enviado, frente a mí había una sala con muebles negros que contrastaban con exactitud. A la derecha había una pequeña cocina de fina porcelana, que era simplemente encantadora. Seguí avanzando y entré a la que sería mi habitación. Una cama de dos plazas en el centro, con edredones lilas, mi color favorito, y rodeado por un tul que combinaba a la perfección. Las paredes eran de esperarse blancas y con otra selección de fotos que yo había capturado. Había una mesita de noche morado claro soportando una lámpara que iluminaría las oscuras noches.

Me acerqué al balcón y divisé una imagen que me quitó el aire, podía ver a lo lejos el Big Ben y el London Eye. El sol salió radiante entre las nubes que encapotaban el cielo, sabía que era una buena señal, algo grande me esperaba y estaba dispuesta a descubrirlo.

Mientras RespireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora