Narración de Kyle
Sus ojos del color de la miel me miraban desde el fondo de mi mente, su sonrisa encantadora me hacía delirar y su maldita risa que me contagiaba su buen humor no paraba de escucharse en mis recuerdos. Cada momento vivido junto a ella se arremolinaba en mi cabeza sin dejarme tranquilo. Pensé estúpidamente que el alcohol sanaría el dolor de mi corazón, el dolor de la ruptura. Pero aun así con una botella ron en la mano y dos vacías de whiskey tirada en mi cama; mi otra mano jugaba con el anillo que le había dado, con el cual prometía que iba a ser para siempre, que nos íbamos a amar hasta que nuestras vidas se acabaran, pero eso ya no sucedería. Porque toda la alegría de unas semanas atrás se había convertido en ese vacío en el pecho, en ese dolor que no me puedo sacar ni calmar.
La extraño, lo admito. Despertar a su lado era el paraíso para mí y anhelaba hacerlo todos los días de mi existencia. Pero al parecer ella no me amaba lo suficiente, pensé que la hacía feliz y me confundí rotundamente, ella me engañaba. Tenía ganas de lanzar el anillo, de perderlo, pero simplemente con saber que estuvo en sus manos no puedo hacerlo y siempre lo guardo en el bolsillo de mi pantalón.
Durante la gira me volví muy cercano a Rachel, conversaba con ella sobre todo. No le contaba ningún problema porque no los tenía, pues con Emilia mi vida era perfecta. Vi a mi ex Ashley en Hong Kong, hace mucho no la veía y debo admitir que si la hubiera visto hace dos años hubiera sentido los nervios y la inquietud por estar con ella. Pero ahora que tenía a Emilia, Ashley era solo una amiga, una chica linda pero no me interesaba en lo absoluto. Como cualquier otra mujer, no me importaba que fuese miss Universo yo solo amaba a una con locura y ella ya había aceptado estar a mi lado para toda la vida. ¿Qué podía fallar?
Casi al final mi amiga comenzó a decirme que era muy cercana a Marcus y que él le estaba dando clases culinarias a mi prometida. Eso ya lo sabía, había aceptado que fueran amigos y estaba al tanto de sus actividades. Pero también Rachel decía que Marcus le había dicho que no eran solo amigos con Emilia, que había algo más. Al principio reí ante aquella estupidez pero me lo repitió tantas veces que llegué a dudar. Me sentía el peor novio-prometido del mundo al dudar de ella, estaba dispuesto a pedirle disculpas o a preguntarle por lo menos por ese chisme.
No estuve con ella ni bien llegamos porque tuve que ir a ver a mi madre y ella no podría acompañarme por su trabajo. Nuestras conversaciones eran igual que siempre, cada vez que hablábamos me sentía peor por mi desconfianza.
El día que regresé a Londres me vestí adecuadamente para la cena que ella me había preparado. Iba a llegar más temprano para sorprenderla pero fuera de su edificio me encontré a Rachel diciendo que había venido a ver a Emilia pero que una llanta se le había pinchado y tenía que refaccionarla. Estuvimos unos veinte minutos intentando llamar a una grúa, hasta que la batería de mi celular murió y decidimos ir al departamento de mi prometida a pedir el teléfono. Pero al llegar me llevé una gran sorpresa. Había velas por todos lados, una mesa para dos, bien servida y la cereza de la torta era el idiota de Marcus besando a mi novia sobre el sillón. Me sentí morir por dentro, le había dado mi corazón en bandeja y me había culpado por dudar cuando Rachel había estado en lo cierto. Le dije cosas que me dolieron hasta el alma decirlas, verla llorar fue fatal, pero en aquel momento estaba tan lastimado que solté lo primero que pensé. Ahora me arrepiento de todo lo que le dije, pero no podría disculparme porque ella me rompió el corazón. Nunca me había sentido así, era lo más real y hermoso que tenía y de un día a otro lo perdí.
Rachel me besó e intentó que llegara a algo más, pero yo no podía. Estaba condenado a serle fiel a una sola mujer, aunque ella no lo haya sido conmigo. Así que me alejé de Rachel, solo la veía en el estudio cuando nos maquillaba.
No les pregunté a los chicos por Emilia y ellos omitían su nombre. Vince me miraba con odio después de la escena en su casa, ese día fatídico donde me devolvió el collar y el anillo, quería rogarle que se los quedara, gritarle que eran suyos, que mi corazón le pertenecía, pero lamentablemente soy una persona muy orgullosa y en este caso actué más por instinto que racionalmente.
Hace más de dos semanas que no sabía de ella, no sabía qué hacía. Aunque confieso que paso por su edificio a diario, veo luces apagadas casi siempre ¿se habrá mudado con él? Vivir sin ella es un suplicio que me ha tocado vivir día a día.
Últimamente llegaba a las entrevistas ebrio, ya había tenido varios problemas con Alex y decepcionado a los chicos en muchas ocasiones. Hoy teníamos un concierto, no sería lo mismo sin Emilia animándome.
Fin de la narración de Kyle
ESTÁS LEYENDO
Mientras Respire
RomanceEmilia como toda adolescente en su vida, estuvo obsesionada hasta los huesos con la boy-band más popular del momento. ¿Qué pasaría si años más tarde tuviera la oportunidad de vivir fuera del país? Y más aún, qué sucedería si esos ojos azules que la...