Ya había pasado un mes.La vida en Versalles no era nada parecido a como se lo había esperado. Estaba volviendose loca. Pese a que era un enorme castillo, necesitaba salir, huir de allí. Y nada parecía estar disminuyendo. Su padre había envejecido varios años en cuestión de pocos días, su madre cargaba bolsas oscuras bajo los ojos. Se había topado un par de veces con Luis XVI, no podía (y aún no lograba) pronunciar palabra, simplemente bajaba la cabeza, hacía una reverencia y salía corriendo. Cuando lo oía reír, soltaba carcajadas exageradas, cuando estaba molesto era la expresión misma de una pesadilla, su rostro cambiaba abruptamente de un momento a otro y cuando daba una orden lo hacia ver tan simple e insensible.
Las visitas de Julien habían sido continuas, a veces parecía más humano, dandole la impresión de que no era del todo malo pero otras veces, le ignoraba por completo, como si estuviera hablando con la pared cuando ella quería decir alguna cosa. Se había rendido por completo.
Cada que recordaba a Lyon, sentía el mismo dolor sobre ella, la impotencia de que no podía ayudarle más, que no volvería a saber nada de él. Seguramente él ya le había olvidado por completo.
Acarició con suavidad el collar que portaba, recordando una vez más cuando se lo dio. Para después agitar la cabeza y concentrarse en las personas que tenía en frente.
-¿Qué tal vas con tu amado, Clarisse?- Jolie preguntó alzando las cejas.
-No creo verlo más.
-¡Admitió que es su amado!- exclamó Jolie mientras codeó a su hermano- ¿Lo escuchaste, Léandre?
-¿Es el chico que estuvo contigo en la fiesta?- preguntó el pelinegro ladeando la cabeza.
Hace unos minutos la conversación era de Francia y le interesaba, se dedicaba a oir toda información y quedarse callada, ahora ella tenía que hablar de un tema el cuál no había superado.
-Si. Es él- sonrió al ver a ambos mirarse con sorpresa.
-Pues era muy apuesto. ¿Cuándo vendrá? Queremos conocerlo.
-No lo veré en mucho tiempo. Yo vine a Versalles y él no puede venir.
-Lamento oir eso- Jolie le dio una suave palmada sobre su hombro para después sonreirle tratando de infundirle confianza- Ya vendrá, siendo hijo de un conde dudo que no tenga las posibilidades de venir.
Les sonrió. Pero la verdad era otra completamente diferente.
-¿De qué serviría un infiltrado entre los rebeldes?- preguntó confundida.
No podía parar de pensar en eso, su padre le habia hablado junto con su madre de lo que pensaban hacer, Clarisse había insistido tanto que tuvieron que responderle.
-¿Infiltrado?- los ojos de Léandre se notaban pensativos, Clarisse asintió- Podría hacer muchas cosas. Filtrar información de los ataques que piensan hacer y con eso practicamente perderían. Probablemente ni siquiera lleguen a atacar. ¿Por qué?
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Vestigios | Timothée Chalamet
Любовные романыTodo estaba cambiando. Francia planeaba su Revolución. Una noble, un chico del tercer estado y los vestigios de un antiguo régimen que se estaba transformando.