Quince

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Usaba el vestido que Julien le había dado, era la mejor ocasión para usarlo y su madre le había dicho que era una gran idea

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Usaba el vestido que Julien le había dado, era la mejor ocasión para usarlo y su madre le había dicho que era una gran idea. Era un nuevo día. No había dormido durante una gran parte de la noche y sin importar eso no parecía cansada. Pero lo estaba. Se miro al espejo y esbozó una diminuta sonrisa. El vestido era hermoso. Decidió un peinado con trenzas y mechones sueltos. Hoy era el último día que permanecería en Berry por un muy largo tiempo, no sabía como sentirse al respecto, quería huir aunque Versalles tampoco era el lugar más perfecto para ello y al mismo tiempo Lyon le ataba a dicho lugar. Independientemente de su último encuentro, ella no podía dejar de añorarle. Había comenzado a pensar que estaba harto de ella.

Cualquiera que fuera la razón había aceptado. Hoy iría a la fiesta tal y como estaba planeado y eso en cierta forma le reconfortaba. Trataba de no pensar en el futuro, hoy quería disfrutarlo al máximo sin importar lo que estaba aconteciendo.

Una vez lista, se acercó a su cama para sacar de su escondite el collar que le había regalado Lyon, lo tomó con sus dedos recordando el momento en que se lo entregó y deseó volver allí, cerró la caja con el segundo collar en ella, lo utilizaría en otra ocasión. Lo colocó sobre su cuello y admiró. Era hermoso, y tenía razón. Se veía perfecto con el vestido.

-Te ves muy hermosa- sonrió Tabatha con orgullo- Bajemos. Los invitados van a comenzar a llegar.

La joven asintió. Debía salir a esperar a Lyon, si tenía algún problema con que lo dejaran pasar ella podría ayudarle. Además quería disfrutar de las últimas horas que le quedaban en aquellos jardines tan importantes para ella. Bajó con delicadeza, sintiendo la mirada de su madre. Abrió la puerta con cuidado para esperarle de pie, al lado de Tabatha quien sonrió cuando vio al primer invitado.

Los nobles comienzaban a llegar, los guardias hacían una larga fila cubriendo las puertas y los alrededores del castillo para la seguridad que pese a que sería más fácil evitar festejos mientras había revueltas sociales, a ellos parecía no importarles, por lo menos no cuando se trataba de eso.

Pasaron pocos minutos, y logró ver a Léandre y Jolie pasar, le hicieron un gesto de saludo y ella les correspondió con una sonrisa. Hoy no pensaba en hablar de lo horrible que se sentía, ni en la situación que estaba. Era año nuevo y todo era posible.

Entró Julien con su mirada altiva de siempre, acompañado de sus padres, no solía mirar a los lados, siempre tenía la vista adelante y agradeció el que no le hablara.

Finalmente lo localizó. Entró con el traje impecable, era color azul oscuro, con destellos dorados lo que hacia relucir sus ojos verdes, su cabello alborotado como usualmente lo traía pero levemente más corto. Inmediatamente se acercó a él con velocidad pero al mismo tiempo con mil dudas surgiendo en ella.

Una vez que llegó al lado suyo, miró a todos lados, indecisa sin saber que decirle, tal vez seguía como aquél día, tal vez ya no le quería ver o simplemente debía callarse como usualmente lo hacía. Lyon se percató de esto.

Vestigios | Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora