Cuando se miró al espejo, pudo verse a si misma en un hermoso vestido blanco, con encaje y perlas preciosas, el cabello amarrado y un adorno de flores blancas. Hoy finalmente era el día.Las mucamas seguían acomodando las capas interiores de tela, intentando que quedase perfecto. Ella parecía muda, ni siquiera cuando entró su madre a hablar con ella. Tenía tantas cosas en su mente. Sabía que después de hoy, las cosas no iban a poder ser iguales.
De su caja oculta había sacado el collar que Lyon le había regalado, últimamente lo usaba incluso para dormir, era lo único que le quedaba de él, eso y el recuerdo de lo que pudo haber sido una vez que huyesen juntos.
Había pasado toda la noche soñando con eso, preguntandose como sería pasar el día a su lado sin tener que preocuparse o guardar alguna clase de formalidad, si se sentiría feliz de verle allí junto a él, las cosas que podrían hacer, no tendría que mantener distancias por si algún guardia les veía, eso era lo que más quería en aquel momento. Que no hubiera alguna clase de distancia. Ninguna.
-Julien me ha dicho que baje en veinte minutos, para que salga en su carruaje- anunció una rubia con una sonrisa amplia.
-Si, gracias.
Sus ojos habían comenzado a arderle, se había prometido a no volver a llorar. Nunca se había imaginado que se vería como una novia, nunca se había imaginado siquiera enamorandose de un chico. Y ya lo había hecho, el verdadero problema era que no iba a ser con él con quien pasara el resto de su vida.
-¿Siente cómodo el vestido o quiere que lo suelte un poco más?- una señora ya grande le sonrió con amabilidad.
-Un poco más suelto, por favor- al oír su orden dirigió sus manos a las tiras de tela. Odiaba que el corsé le ajustara tanto, seguramente su madre tenía que ver con ello.
-De acuerdo. ¿Está emocionada?
Emocionada no era la palabra correcta, más bien, aterrada. Ojalá pudiera encerrarse en su habitación y escaparse de eso, pero no podía. Debía enfrentarlo.
-No, si le soy honesta, no- admitió, ya no quería seguir mintiendo, además, aquella mujer parecía demasiado amable- ¿Puedo hacerle una pregunta?
-Por supuesto que sí- sonrió mostrando algunas arrugas en su frente haciendola parecer aún más mayor, dejó el corsé y se giro a verle con el rostro levemente inclinado.
-¿Cómo se supone que es estar casada?
No podía resistir más las ganas de sacar esa duda, no quería hablar con su madre respecto a ello y después de haberse quedado sola con Julien, solo podía relacionarlo con estar en el infierno.
-Es algo muy bonito, pasas todos los días con esa persona, también las noches. Es como un equipo. Pero debe estar segura de que es el indicado, mis padres no me dejaron hacerlo hasta que supieron que lo quería de verdad.- cada palabra que decía era como si estuviera tan lejana de su realidad.
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Vestigios | Timothée Chalamet
RomansaTodo estaba cambiando. Francia planeaba su Revolución. Una noble, un chico del tercer estado y los vestigios de un antiguo régimen que se estaba transformando.