Veinticuatro

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Nunca se había sentido tan débil

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Nunca se había sentido tan débil. Después de la curación del médico que Eugene había traído, no tenía fuerza para nada más. Tenía una enorme y apretada tela cubriendole el torso, temía que si hacía algún movimiento brusco la herida empeoraría. Las ordenes habían sido no levantarse por lo menos en cuatro días hasta que dejase la herida sanar por completo.

Había dormido toda la mañana, ningún noble había tocado su puerta, ni siquiera Joseph.

-¿Se encuentra mejor?- la suave voz de Eugene le hizo entreabrir los ojos con pesadez.

-¿Qué trae allí?- habló adormilada señalando una bandeja que puso sobre la mesa que estaba a un costado.

-Tiene que comer algo.

-No tengo hambre.

-Tiene que comer algo- insistió, tomó el plato de comida que se encontraba sobre la mesa y se sentó a su lado sobre la cama- No ha comido nada y necesita recuperarse.

-Pero no tengo hambre- movió su cabeza lejos del plato- De verdad.

-Igual necesita comer. No puede quedarse así.

Miró por unos segundos hacia la ventana que se encontraba entreabierta, agradecía la corriente de aire y que rozara con su piel, de cierta forma le resultaba agradable.

-¿Sabé cómo está Lyon?- finalmente dijo ignorando las palabras de Eugene.

-Si.

-¿Y cómo está?- se giró a verle llena de intriga.

-Está fuera justo ahora, anoche permaneció allí, lo vi cuando cambie de guardia.

Clarisse no pudo evitar alzarse en un movimiento brusco y soltó un quejido ante el dolor que le recorrió. Pero nada de eso importaba después de lo que le había dicho. No era nada seguro. Por lo menos no con los guardias, si sospechaban de él, le alejarían del palacio de cualquier forma.

-No se esfuerce tanto- sugirió mientras le ayudaba a incorporarse hasta quedar recargada sobre su almohada de forma cómoda.

No iba a mentir. Realmente era un dolor horrible y temía que en cualquier momento la herida empeorara y volviera a desangrarse, si eso sucedía, el médico no podría hacer prácticamente nada.

-¿Está aquí? ¿Realmente está aquí?

-Si. Creo que quiere verle.

-Pero no puede pasar, no es seguro que pase, Eugene. Quiero verlo pero no lo voy a poner en peligro.

Hubo un silencio por un par de minutos.

-Luis XVI ahora no está aquí, además, si digo que me dio ordenes de que quiere que pase, lo permitirán. No se atreverían a desobedecerle sabiendo de su posible compromiso con Julien.

Vestigios | Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora