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Javier Bonet aka; bnet.❄️

me bajé del autobús, quería no ser abarcado por la tristeza, pero lo encontraba un poco imposible no entrar en ese estado junto ahora, sumándole la película que tengo en mi mente, en estos momentos quería decirle "sí, sí has estado en España viendo jugar a tu ídolo de pequeña, de hecho lo viste conmigo, ese día empezó todo" pero sería abrumarla y además de que me preocupa su salud.

nos colocaron unas pulseras y nos llevaron a la zona VIP donde podríamos ver el partido tranquilamente y teniendo una excelente vista, después del accidente de Alina no había vuelto a visitar el estadio, para evitar esos recuerdos que justo ahora me taladran la cabeza.

flashback:

me encontraba abrazado Alina, ambos llevábamos unos abrigos enormes debido al frío que hacía. Estábamos en el Santiago Bernabéu, hoy era el clásico, Real Madrid vs Barcelona, ella estaba muy emocionada porque por fin podría ver a su ídolo jugar en vivo, sumándole que es hincha del equipo desde pequeña.

por mí lado estaba ansioso, hoy tenía planeado algo y esperaba que saliera bien, el partido ya casi arrancaba. Saqué mi teléfono para enviarle un mensaje a mi amigo para saber como va el plan.

Javier B.
chaval, pudiste?

Yerar.
ando en eso tío, al medio tiempo nos encontramos en el baño al medio tiempo ¿vale?

Javier B.
listo chaval, mil gracias.

Yerar.
para eso estamos brother, suerte.

el partido arrancó, se veía tan emocionada que era imposible no sentirme igual, tenía la habilidad de contagiar su energía, su felicidad, estando ella cerca su magia protegía el lugar, siempre daba una vibra amorosa y una energía resplandeciente, al menos yo lograba apreciar eso.

—no puede ser que vaya a perder el Madrid —dijo molesta.

pero al menos disfrutas la experiencia de estar aquí. —dije y ella sonrió, la abracé para brindarle un poco de calor y aliviar el frío. El partido estaba cerca de llegar al medio tiempo.

cuando dieron el silbatazo del medio tiempo me levanté, fui hacia el baño mientras Tara se quedaba en nuestro lugar esperando.

—tío, toma está aquí. —dijo entregándome el regalo que venía envuelto en papel.

—mil gracias, de verdad que eres un crack. —dije dándole un abrazo.

—no es nada, si para eso estamos los amigos. —respondió. Guardé el regalo dentro de mi chaqueta, no se vería porque la andaba cerrada, volví a mi lugar y continuamos viendo el partido juntos.

—no puede ser que de verdad hayan perdido —dijo decepcionada, el partido había finalizado.

—pero ya te dije, queda el recuerdo ¿no? uno más juntos —dije y ella sonrió— quiero coleccionar muchos momentos al lado tuyo, quiero estar al lado tuyo en todo momento de tu vida, acompañarte en altas y bajas, teniendo fe de que vivas más cosas buenas que malas, porque no mereces nada malo —dije.

—te quiero mucho Javier, de verdad, desde que entraste a mi vida no has hecho que darme buenos momentos —dijo, tomé su rostro entre mis manos y la besé, no era la primera vez que nos besábamos, pero cada vez que se repetía descubría sensaciones nuevas, nos separamos y saqué el regalo de mi chaqueta.

—toma, si quieres lo puedes abrir ya mismo —dije, ella me miró extrañada, con cuidado quitó el envoltorio de papel, sus ojos brillaron de la manera más bonita cuando vio el contenido.

—Javier —dijo sorprendida y extendiendo la camisa, era original había ahorrado durante meses para poder comprársela— esto debió costarle muchísimo, no me siento bien aceptando este regalo. —dijo apenada.

—¿ya viste bien la camisa? Mira la parte trasera. —dije, ella giró la camisa y su rostro brilló con mucha más emoción, había logrado que el arquero la autografiara.

—no debiste hacerlo, es muchísimo, no lo merezco —dijo.

—oyeme, mereces muchisimas cosas buenas, esto es un detalle que vengo planeando desde hace muchísimo, me dolería que no lo quieras aceptar —dije y ella sonrió apenada— además, sabes porqué elegí el número veintitrés —dije y ella negó— porque hoy es veintitrés de diciembre, y hoy veintitrés de diciembre, estando juntos en el Santiago Bernabéu, quiero preguntarte si quieres ser mi novia.

una enorme sonrisa se pintó en su rostro, se tiró sobre mí, quedando de puntitas mientras sus brazos rodeaban mi cuello.

—sí quiero ser tu novia. —respondió.

el veintitrés de diciembre del dos mil diecisiete se empezó a escribir una historia que después de un impacto fue olvidada. "


















TROLÍSIMO

recuerdos de tu olvido ; bnet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora