33.

348 22 8
                                    

33.💌

Alina Lezcano aka; sunshine.☀️

abordé el avión, que por suerte me tocaba al lado de Sergio, no le había pedido disculpas, ni a él, ni a Ibsan, ni Juan Carlos, y tenía que hacerlo. Pero no podía hablar, porque acabaría llorando debido al enorme nudo que siento, si ayer me sentía decepcionada, hoy me sentía el doble de decepcionada.

esperaba tanto de Javier, que con tan poco logró decepcionarme, no quise escuchar razones, una parte de mí se sentía humillada. Lo del accidente era algo muy mío, un secreto muy escondido que solo he compartido con gente realmente importante. Lo que Javier hizo, desde mi sentir, fue un acto de deslealtad, y me dolía el doble el saber que fue él.

se supone que debería volver feliz a casa, no con una decepción en la espalda, pero la vida dio un giro muy fuerte y en el momento menos indicado.

llego a mi asiento, y me tiro sobre él, conecto mis audífonos al teléfono, y cierro mis ojos. No tengo ánimos de hablar, no tengo ánimos para nada.

[…]

me despierto por el leve movimiento que siento sobre mis hombros, abro mis ojos, encontrándome con mi compatriota, que me informa que hemos llegado a nuestro destino de escala. Aún cansada, tomo mis cosas, y bajo del avión, tratando de despertar por completo, aunque podría dormir en una de las sillas, nos toca esperar cuatro horas, y esas cuatro horas podrían ser para recuperar mi sueño perdido.

aunque también tenía claro que debía pedir disculpas, pero no sabía cómo hacerlo, los evadí por completo y fui grosera con ellos, cuando ahora está claro que no lo merecían, y tampoco tuve que haber dudado de ellos.

me siento a unas sillas de ellos, porque primero debo pensar en cómo pedir disculpas antes de acercarme a como si nada. Noto que el mexicano tiene su vista puesta en mi dirección, y se levanta de su lugar para sentarse a mi lado, saca uno de mis audífonos y se lo coloca.

— si estás triste no creo que sea buena idea escuchar a tus colombianos en este momento —dice haciendo referencia al grupo que estoy escuchando— ¿quieres hablar? —inquirió, y yo suspiré de manera cansada.

—¿puede llamar a los muchachos? —dije en voz baja, él sonrió y asintió, chifló y llamó a los muchachos que se quedaron de pie frente a mí, mientras yo golpeaba el suelo con mi pie— perdónenme, no debí desconfiar de ustedes, jamás me dieron motivos para hacerlo. No me justificaré diciendo que estaba molesta, porque, aunque lo estaba debí tener claro que ustedes siempre han sido leales a mí, pero quizás en medio de no querer creer que podía ser Javier, decidí juzgarlos a todos, y no debió ser así. —dije totalmente apenada.

—no tienes que pedir disculpas, nosotros estábamos tranquilos porque estábamos conscientes de que no habíamos sido, tampoco dudábamos de bnet, creíamos que alguien te escucho hablando de eso y ahí se regó la bola. Pero las cosas pasan, tranquila que por eso no te vamos a dejar de amar —decía Juan Carlos, mientras se sentaba a mi derecha.

—llevamos un año entero estando juntos todos los días, sabía que estaba enojada, y que luego las cosas se aclararían —decía sergio— usted tranquila Alina, que de mí no se libra tan fácil. —dijo sonriendo.

—cosas que pasan Ali, cosas que pasan, no te preocupes que aquí vamos a estar. —decía Ibsan.

después de horas de espera, más horas de viaje, y un mal dormir, llegamos a nuestro país. En cuanto tocamos suelo costarricense, Sergio y yo nos despedimos y cada quien tomó rumbo hacia su casa.

ambos necesitábamos llegar, por mi parte necesitaba llegar a descansar y a verificar que no me estén ocultando algo más. Pasé frente a una superficie de vidrio y vi mi reflejo, estaba desecha, ojeras casi negras, el cabello totalmente despeinado, mis ojos se veían cansados, y me pedían a gritos que los cierre para poder dormir un poco.

tomo un taxi, e indico la dirección de mi casa. Mientras voy en la parte trasera del auto, trato de pensar en ¿qué pasará ahora que tengo el conocimiento de que me mintieron durante tanto tiempo? no tengo idea qué sucederá, porque me conozco, y sé que puede salir muy mal, o medianamente bien.

pago el viaje, y me bajo del auto, bajo mis pertenencias, con una de mis manos jalo mi maleta hasta la entrada de mi casa, y la otra carga el trofeo que me dieron el día de la internacional. Suspiro pesadamente, y en medio de malabares, abro la puerta de mi casa. Mi mamá y mi hermano aparecen en la entrada de la casa gritando "sorpresa" y dejándome ver una pequeña decoración en la sala de mi casa.

—bienvenida a casa, sub campeona.  —dice mi hermano mientras me da un abrazo.

—estamos muy orgullosos de usted mi amor —decía mi mamá mientras se une a nuestro abrazo.

les devuelvo el gesto porque al final ellos están orgullosos a pesar de que no les conseguí el cinturón, y es un gesto que debo valorar, siempre han estado para mí, apoyándome en todo, tampoco podía ser mal agradecida. Pero ellos no tardan en notar en que las cosas no están del todo bien, y me miran totalmente preocupados.

—mi amor, ¿está bien? se siente bien, usted sabe que no era necesario que quedara de primera, no era su obligación —dice mi mamá mientras pasa su mano por mi brazo.

—¿por qué nunca me hablaron de Javier?

recuerdos de tu olvido ; bnet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora