FRACCIÓN 22

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Al día siguiente antes de ir a clases me dirigí al club de jardinería para buscar a Haru y poder hablar con ella.

Cuando llegué todo estaba cerrado y por más que llame a la puerta nadie abrió así que no me quedo más que irme a clases pues ya era tarde.

Por más que lo intente no logre concentrarme en absoluto, pues no deje de pensar en Haru y como es que me comporte tan insensible con ella y gracias a eso estaba a punto de perderla.

Después de tres clases que me parecieron eternas al fin tuvimos oportunidad del receso y con desgano salí del salón para ir a la cafetería, pero al girar en el pasillo pude ver a lo lejos a Haru así que me apresure para alcanzarla.

Cuando estuve a unos pocos pasos de ella sin voltear me detuvo de golpe.

No te acerques Legoshi, sea lo que sea no quiero escucharte, creo que ya dijiste todo y me quedó muy claro así que mantente lejos de mi por favor. Sus palabras se escucharon lentas, claras y llenas de rabia.

Entiendo Haru, sé que fui un idiota y te lastime, pero por favor escúchame. Dije poniendo una mano en su hombro.

Ella apartó mi mano con coraje y dijo. Déjame en paz.

Al escucharla tan molesta y dolida a la vez me sentí terrible y por más que quise no pude seguirla pues mis piernas no reaccionaron y me quedé ahí recargado de la pared sintiendo como me quebraba por dentro.

El resto de la jornada escolar fue un verdadero martirio, así que al sonar el timbre salí disparado hacia la puerta y corrí hasta llegar a un árbol.

En ese momento sentí que explotaba y empleando todas mis fuerzas golpeé furioso el tronco mientras lágrimas de impotencia y frustración corrían por mi rostro.

Luego de varios minutos poco a poco me tranquilice y me senté a la sombra del árbol, cerré los ojos y recargue mi cabeza en el tronco como si eso me ayudara a ordenar mis ideas, pero por más que intentaba la imagen y las palabras de Haru seguían ahí atormentandome.

Legoshi ¿qué estás haciendo aquí?. Esas palabras me sacaron de mis pensamientos.

Yo solo... solo... estaba meditando Juno y tú. Dije no muy convencido.

Bueno pues voy saliendo de mi última clase e iré afuera a comprar algunas cosas que necesito ¿quieres acompañarme?. Dijo muy entusiasmada.

Al escucharla bajé el rostro y dije.

Lo siento Juno, pero yo no...

Si lo sé no te preocupes, las cosas no salieron bien con Haru. Me interrumpió rápidamente.

Pero esa no es razón para que te la pases solo y triste toda la tarde, así que porque no me acompañas y mientras te desahogas  de todo eso que te atormenta te hará bien hablar un poco. Dijo con voz sincera y comprensiva.

Si puede que tengas razón. Respondí y me levanté.

Bueno entonces vamos.

Minutos después estábamos recorriendo las tiendas de la ciudad, mientras conversábamos de cosas cotidianas y algo graciosas, hace tiempo que no me sentía tan bien en compañía de Juno.

Cuando al fin terminamos ya era algo tarde así que nos sentamos a descansar en una banca del parque mientras el atardecer estaba en plenitud.

Sabés Legoshi es mejor que te tomes todo esto con calma pronto todo retomará su curso y tu estarás mucho mejor, debes entender que es bueno enfrentar nuestros problemas, pero jamás debes forzar las cosas así que todo se arreglará con Haru cuando tenga que ser y no antes y tu mientras ese momento llega debes seguir con tu vida. Afirmó con una actitud bastante serena y convincente.

Vaya Juno eres muy buena con esto de los consejos. Dije mirando fijamente al atardecer.

Muchas gracias Legoshi que bueno que mis palabras te sirvan de aliento o de Consuelo. Aseguró con una gran sonrisa.

Por cierto Legoshi hay otras cosas en las que soy bastante buena. Afirmó acercándose a mí.

Ha si cómo qué. Dije volviendome a mirarla.

Como esto. Dicho eso tomó mi rostro entre sus manos y me besó lentamente, primero me sorprendió, luego intenté rechazarla y resistirme, pero finalmente una sensación placentera y diferente a todo lo que había experimentado comenzó a invadirme, así que por unos instantes me dejé llevar.

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