𝘷𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘤𝘶𝘭𝘪𝘢𝘴

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Barbara

Empuje con fuerza la puerta del gimnasio. Aun espero que el colegio le ponga aceite por que suena más que la chucha y de una manera piola no se puede entrar.

¡Wena cabros!— salude a todos los presentes en el gimnasio.

La mayoría del equipo me saludo con la mano y la otra parte me ignoro. Se creen importantes los weones.

— Llego nuestra animadora numero uno — dijo el entrenador al verme, dos segundos después miro a los chicos y les grito — ¡Ha practicar saque!

Pobres, los explotan.

El codiciado equipo de voleibol, uno de los mejores de toda la ciudad, nunca pierden los weones. Bueno si llegaran a perder el entrenador les sacaría el jugo por una semana completa.

Mi papel aquí es ser como la mascota del equipo, los acompaño a todos los campeonatos, entrenamientos y hasta los reto junto al entrenador.

Las chicas dejan unos charcos de baba cuando los ven jugar, si supieran lo horribles que se ven cuando entrenan o como lloran cuando les da algún calambre.

Bueno casi todos se ven horribles menos el Ángel, mi mejor amigo, al cual hace mucho tiempo lo deje de ver con esos ojos.

No se en que momento paso, solo paso, pero soy tan weona que nunca le dije nada ni tampoco intente nada.

Me da terror perder su amistad. Prefiero que quedemos así.

— Muevan la raja que el campeonato no se va a ganar solo — los animo a mi manera.

Varios de ellos se ríen mientras yo dejaba mi mochila en la graderías y volvía a bajar para sentarme junto al entrenador.

El los miraba atentamente, hasta que se dió cuenta que yo estaba a su lado.

— ¿Crees que ganemos? — me pregunto — Los he visto mas flojos.

Me dediqué a mirarlos por un segundo. Flojos no estaban, están en su mejor momento y aunque el entrenador les haga dar mil vueltas a la cancha los weones las hacían.

Pero igual disfruta molestarlos.

— Nada que unas diez vueltas a la cancha no solucionen— sugerí y giñe mi ojo derecho.

El entrenador me dió una sonrisa de agradecimiento y toco su silbato al instante haciendo que pegue un salto del susto.

— ¡Dies vueltas a la cancha! — les grito.

Adoro los finales felices.

— ¡Barbi! — grito el Ángel, reclamándome.

— ¡Yo igual te quiero! — le tiré un besito para molestarlo aun más.

El resto del entrenamiento solo me la pase viendo a mi rulitos. Ahora entiendo lo que dicen que cuando te atrae alguien lo vez mucho más atractivo. Él Ángel estaba todo sopeao y para mi era él weon más rico del universo.

El entrenamiento termino y los cabros fueron a los camarines a sacarse el olor a muerto. Iban saliendo uno a uno pero el Angel no se dignaba a aparecer.

Después de como cinco minutos apareció el weon con una gran sonrisa. Me quede pega mirándolo.

Mamita literalmente se están cayendo los angelitos del cielo.

Negué tratando de volver a mi normalidad. Tengo que molestarlo para que no se note que me quede como weona mirándolo.

— Demórate otro poquito po — le reclamo cuando venia hacia mi.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora