𝗆𝗂 𝖺𝗇𝗀𝖾𝗅𝗂𝗍𝗈

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Bárbara

— ¡Barbi! — escuche el grito de todos como un coro.

Abrí los ojos de golpe.

Estoy viva.

Alguien me rodeo con sus brazos y lleno mi cara de besos.

— Perdóname — era el David.

Solo pase mis brazos por sus hombros y la abracé con fuerza. No entiendo nada.

Pero estoy bien.

Nose de donde salió el disparo que escuche.

— ¿Que paso? — me separe de el mire para todos lados.

— ¿Están bien? — preguntó el tio del David con una escopeta entre sus manos.

El fue el del disparo.

— Gracias — sonreí levemente.

Mire a mi alrededor, la Alicia con el Isaac estaban corriendo hasta dentro de la casa y el Ángel...

Estaba forcejeando con el papá del David en el suelo, la sangre salía del hombro de este último.

— ¡Ángel! — grite.

Otro disparo se oyó.

El Ángel se quedó inmóvil y cayó a un lado afirmándose su abdomen.

No.

El tío del David corrió hasta su hermano y con la escopeta le pego en la cabeza dejándolo inconsciente.

El David corrio hasta el Ángel y lo apoyo en su cuerpo para que no estuviera en el suelo.

— Tranquilo — le dijo el David y presiono sobre su herida.

Las manos de ambos temblaban.

— Barbi — hablo el Ángel.

Yo seguía para ahí sin moverme. No sabía qué hacer.

— ¡Barbi, ven! — me grito el David haciéndome atinar.

Corrí hasta ambos, el David se corrio un poco y me hizo señas para que yo afirmara al Ángel. Me sente en el suelo y el David puso la cabeza del Ángel en mis piernas.

— ¿E-estas bi-bien? — me preguntó es Ángel, levantó su mano y me hizo cariño en la mejilla.

— Si, estoy bien — asentí y le hice cariño en su mejilla.

Levante mi mirada, el David se había sacado la polera para detener el sangrado del Ángel con ella.

— ¡Tio, la camioneta!— el David le hablo a su tio y este se fue corriendo a la casa.

El Ángel estaba muy pálido y en sus labios había un poco de sangre que salía de su boca. Tome su mano con fuerza y me miro.

— Tengo miedo — dijo con sus ojos cristalinos.

— Te acuerdas en el jardín — tragué el nudo que estaba en mi garganta, necesitaba distraerlo— Cuando me tiraste la pelota y yo la tire por el portón a la calle.

Una lagrima bajo por su mejilla.

— Supe que serias mi amiga por siempre — sonrió levemente — y lo fuiste.

— Ángel, no — trate de no llorar pero ya era imposible — Vamos a salir de esta, vas a estar bien.

— Al Isaac le gusta la Alicia, no dejes que se alejen, que no sean weones — pidio — Dile a mi papá que fue el mejor y que lo amo mucho — sollozo.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora