𝗉𝖺𝗌𝗍𝖾𝗅 𝖽𝖾 𝖻𝗂𝖾𝗇𝗏𝖾𝗇𝗂𝖽𝖺

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una semana después...

Bárbara

—¡Mamá! — le grite desde mi pieza a mi progenitora— Mi papá ya llego — avise.

Tome mi mochila que estaba encima de mi cama y salí de mi pieza con dirección a la de mi mamá.

Mi papá me había invitado la semana pasa a su casa, pero le dije que no porque el David me necesitaba. El me dijo que no había problema y que fuera este fin de semana.

— ¿Llevas de todo? — indago mi mamá.

— Si mamá, ademas estoy como a cinco minutos nomas.

— Ya, pásalo lindo entonces— me abrazo y me dio un beso en la frente— cualquier cosa me llamas.

Me termino de despedir de mi mamá y salgo de su pieza. Voy a la puerta principal, al abrirla el frio me golpea en la cara, camino rápido hasta el auto de mi papá y me subo al lado del copiloto.

— Holaa — salude mientras cerraba la puerta.

— ¡Barbi! — escucho a la Daniela en la parte trasera del auto.

— Hola cariño, ¿como estas? — la hablo a la Daniela.

— Bien, gracias — respondió con ternura.

— ¿Y tu cómo estás? — me pregunta mi papá mientras el auto comenzaba a andar.

— Bien, ósea normal po — respondí confundida. En realidad ni yo se como estoy.

El trayecto a la casa de mi papá fue super corto, ahora hasta me gusta venir para acá. Estaba chata de esos rencores que tenia con ambos, no me hacían bien ni a mi ni a ellos.

En cuanto entramos a la casa se largo a llover, la Dani en cuanto entro a la casa me tomo la mano y me llevo arrastrando a su pieza.

Su pieza era de un color rosa pastel con los detalles blancos y dorados, tenia los juguetes regados por toda la pieza, desde pistas de autos a muñecas Barbie.

— ¿Quieres tomar el te? — me pregunto sacando las tacitas y la tetera de juguete de un caja.

— Seria un honor— me senté en el piso, frente a una mesa que tenia.

Ella dejo las tazas y la tetera en la mesita y se sentó en una silla.

— ¡¡Papá!! — grito — ¡¡trae galletas para el te!!

Me reí ante su acción, mi papá llego en menos de un minuto con un plato lleno de distintas galletas.

— Para las señoritas— dejo el plato en la mesa — ¿desean algo más?

La Daniela se tomo la barbilla pensativa.

— El te helado, mi mamá lo dejo en el refrigerador— dijo.

Mi papá volvió a salir de la pieza y volvió con una botella de té helado.

Mi papá siempre fue así de perkin.

— Gracias papá — le agradecí.

El sonrió y salió de la pieza.

La Daniela trató de tomar el botella con el te, pero sus bracitos no se lo permitieron.

— ¿Lo hago yo? — me ofrecí.

— Ya — sonrió sin dientes y se le marco una margarita en la mejilla derecha.

Tome la botella y serví en las tacitas.

— Chinchin — chocamos nuestras tacitas y bebimos el te.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora