𝗆𝖾 𝖾𝗇𝗀𝖺𝗇𝖼𝗁𝖾 𝗉𝗈'

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dos meses después...

Bárbara

Se podría decir que la canción noviembre sin ti me describe perfectamente.

Aunque la canción habla del otoño e invierno y aquí estamos cagaos de calor.

He tratado de pensar lo menos posible en el David, pero es casi imposible. A donde valla su recuerdo inunda mi cabeza.

Por lo menos se que esta bien, su tia me manda mensajes diciéndome que hablo con su mamá y que ambos están bien.

La tia unas semanas después que se fueron me llamo para explicarme el porque no podía tener contacto directo ya que fácilmente su papá podía tener su ubicación.

En conclusión era un viejo loco.

Por lo que me dijo la tía también el David tampoco tenia celular como para hablar, así que lo único que me queda es su carta.

— ¡Heyy! — me hizo señas el Ángel— ¿vamos?

Pestañee varias y asentí con la cabeza.

El Isaac se paro en frente mío y me pego un chape.

Le pegue uno devuelta por weon y me subi a su espalda.

— Apurate perkin — le ordené.

Este par de weones son los únicos que me han sacado risas. Mi rutina volvió a ser la misma de principio de año, solo que ahora con el weon del Isaac.

Lo conocí mejor y ya no me cae como pata en el guata, sin el Isaac no me hubiera reído en meses.

Salimos del gimnasio con dirección a mi casa.

— Quiero papitas — dije haciendo puchero.

— ¿Teni' plata? — me pregunto el Isaac a lo que yo negué con la cabeza— cagaste.

No le pegue porque sino no me lleva a caballito y yo no quiero caminar.

— Aunque yo igual quiero papitas — hablo el Isaac y con el Ángel nos cagamos de risa.

Le pegue en el hombro al rubio para que me bajara. El weon me soltó las piernas y quede de culo en la vereda, no estaba lista para esa maniobra.

— Puta weon — lo putee y me pare, sacudí la basura de mi poto y camine.

— Yo digo que el Isaac compre las papas, es el que tiene mas plata del grupo — dijo el Ángel pasando su brazo por mis hombros.

— ¿Me vieron cara de banco acaso? — me abrazo de la misma forma el rubio.

— Si — dijimos con el Ángel.

— Solo porque yo tengo hambre— sentenció el Isaac.

Me reí — Lo mismo dijiste la última vez — lo webeo.

Con estos weones siento que he engordado como veinte kilos, todas las tarde compramos, o mas bien el Isaac compra comida para comerla en mi casa.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora