𝗉𝗈𝗋 𝖿𝖺𝗏𝗈𝗋 𝗏𝗎𝖾𝗅𝗏𝖾

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David

Hijo anda a dormir — dijo mi abuela.

Medio día y la Barbi aun no aparece.

La busque toda la noche y no la encontre.

déjame pasar porfa

Lo último que me dijo resuena en mi cabeza.

No debí haberla dejado pasar.

Mi abuela dejo una taza enfrente mio y fue al sillón a dejarle una a la Alicia. Se sentó a su lado y le hizo cariño en la espalda.

La Alicia solo a llorado en silencio, no se mueve del sillón y su mirada esta fija en su celular. Llamo toda la madrugada a la Barbi pero sin recibir respuesta.

La puerta se abre, levantó la mirada con esperanza de que ella aparezca, solo que no es ella.

Mi mamá y mi tío.

Ella me miro triste y negó con la cabeza.

Han pasado toda la mañana preguntándole a los vecinos si vieron algo o si escucharon algo.

Nadie sabe nada.

— Ya hable con tu tia — dijo mi mamá sentándose a mi lado — Ella le va a decir a su mamá y la va a traer.

De verdad esperaba que la Barbi apareciera y no tuviéramos que preocupar a su mamá.

— Llámala y dile que traigan a los chicos también — dije mirando fijamente la taza — con la Alicia los necesitamos.

— Yo la llamo — aviso mi tio y salió de la casa.

Muerdo mi mejilla por dentro con nerviosismo.

— Anda a dormir un rato — me dijo mi mamá.

— No puedo — tome mi cabeza con mis manos y las pase por mi pelo.

Ni siquiera puedo cerrar los ojos, la carita de la Barbi inunda mis pensamientos.

Me paro de la silla y salgo de la casa.

Los rayos de sol directos en mi cara, los ojos me arden por la luz.

Porfavor vuelve.

¿Donde estas?

La Barbi no es de las que preocupa a los demás, siempre dice donde esta. Dudo que se haya ido a otro lado sin primero avisarle a la Alicia, estaba enojada conmigo no con la Alicia.

— Ya, nos vemos — escuche la voz de la Alicia.

La mire y me sonrió triste. Camino hasta mi y se quedo parada a mi lado.

— Era el Isaac — dijo — ya vienen.

— Tengo miedo — confesé — ni siquiera puedo tomar un vaso de agua porque tengo la guata apreta'.

Cuando estaba amaneciendo me trate de tomar un café, lo vomité porque mi estómago no lo aguanto.

— He pensado un montón de teorías de lo que pudo haber pasado y ninguna calza con la Barbi — se limpio una lagrima.

Me senté en el pasto y abracé mis piernas, empiezo a llorar en silencio. Tengo tanto miedo.

— Hola — dice tierna la Alicia, levantó mi mirada y la encuentro haciéndole cariño al Juan.

El culiao estuvo desaparecido como una semana, no nos asustamos porque siempre va donde una vecina y le encanta quedarse aya porque le dan jamón.

— ¿El Juan cierto? — me pregunto.

Asentí.

Lo abrazo con fuerza y el Juan empezó a ronronear.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora