𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴

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Ángel

La Barbi parecía un oso con tantos polerones, estaba caga de frio como siempre. Es domingo asi que fuimos al supermercado para comprar cosas para comer, su mamá no estaba y mi papá estaba trabajando.

— Pizza o hamburguesa— la hago elegir.

Ella quedo pensando, mirando los panes.

— ¿Que comimos la semana pasada? — preguntó.

— Pizza.

— Entonces comemos pizza otra vez.

Buscamos todo lo que necesitamos para hacer nuestra pizza y fuimos a la caja. Pagamos entre los dos y salimos del supermercado.

Después de pelear unos 10 minutos con la Barbi, de si nos íbamos en micro o caminando, nos fuimos caminando porque según la Barbi las viejas van pasa a ala y los viejos que manejan se creen toreto y ella quiere vivir.

Doblamos en la esquina de nuestro pasaje, la Barbi quedo pegada mirando un auto azul que estaba afuera de su casa.

— Nos quieren raptar o el vecino se puso patuo— dijo.

— Weona yo creo que nos quieren raptar.

Nos acercamos más a la casa, las personas dentro del auto nos miraron y se bajaron. La Barbi paro en seco y tomo mi mano con rapidez, estaba igual de sorprendida que yo.

Mi mamá y su papá estaban enfrente de nosotros, después de cinco años sin haberlos visto.

Mi mamá tenia su pelo hasta sus hombros, con sus ondas tan características. El papá de la Barbi tenia su pelo corto, ya con un poco de canas.

Nadie decía nada, ninguno se movía. Nuestro silencio fue interrumpido por el llamado de una niña dentro del auto.

— ¡Mamiii!— dijo la voz de la niña.

La Barbi apretó más mi mano, me gire para mirarla, tenia sus ojos cristalinos. Vi como trago y hablo.

— ¿Que quieren? — habló golpeado.

— Saber como están— dijo su papá.

— Bien gracias a mi mamá y al tio, ahora se pueden ir.

— Que lindos se ven — hablo mi mamá saliendo del auto con la niña en sus brazos.

La Barbi se limpió los ojos, se dió vuelta hacia mi y me pidió las llaves de mi casa.

— ¿No quieres hablar con ellos? — le pregunte buscando las llaves en mi bolsillo.

— Tuvieron cinco años — estiro su mano para recibir las llaves — Te espero adentro.

Se fue, estaba dolida.

— Les dije que no se aparecieran asi — les reclame.

Confiezo que yo ya tenía contacto con ellos desde hace unos meses. Mi mamá me envio un mensaje por Facebook, como nunca ocupo esa wea no me di cuenta hasta un mes después.

No se lo comente a la Barbi porque esta estaba bien si ellos, no los necesitaba en su vida. Muy diferente a mi, yo ansiaba todos los dias que mi mamá apareciera en la puerta.

La Barbi era la que me decía que no los necesitábamos, que nos teníamos el uno al otro.

Lo que no me habían dicho era que ya habían formado una nueva familia.

— Los necesitamos— hablo mi mamá— A ambos.

— ¿Para que seria? — indague.

— Su hermanita, la Daniela — apunto a la niña en sus brazos. La niña era una mini Barbi, pero tenia el mismo pelo que yo.—, necesita una transparente de médula.

— Ustedes cada día se superan más — me di vuelta para ir a mi casa.

Es enserio que solo nos buscaban para eso.

Llego a la puerta y la empujo, la Barbi la habia dejado entreabierta. La cierro de un portazo.

Ella baja la escalera corriendo y me abraza.

— Porque no me contaste— hablo pegada en mi pecho.

— ¿Estabas escuchando?

— Si

— Me siento tan weon — la abrace más fuerte y puse mi cara en su cuello.

— Es porque eres weon — dijo en mi oído haciéndome cariño en mi pelo.

Se separó de mi y se sentó el el sillón.

— Yo al menos voy a ayudar a esa niña, ella no tiene la culpa de todos los cagazos que se pegaron ellos — hablo la Barbi. Se limpió una lagrima rápidamente y empuño sus manos.

Me sente a su lado y la abrace, ella empezó a llorar y yo también.

Ellos tenían la capacidad de rompernos cuando se les diera la gana.

{...}

— Les juro que si yo hubiera estado los echo a manguerasos al par de weones —  dijo la mamá de la barbi.

La Barbi llamo a su mamá en cuanto nos calmamos, la tia llego como en 20 minutos, enojada y con ganas de sacarle la chucha a los dos.

Mi papá por otro lado llego con toda su calma, pidió permiso para salir antes y llego todo tranquilo. Paso directo a la cocina, se preparo un cafe y se sento conmigo a escuchar como la tia y la Barbi puteaban a su papá.

— Según lo que lei la wea no es peligrosa — dijo la Barbi bloqueando su celular— Primero nos tienen que tomar pruebas para ver si somos compatibles y después te sacan la wea de la espalda.

La tia y mi papá se negaron rotundamente al supuesto transplante cuando les contamos.

— ¿Y que era lo que necesitaban? — pregunto mi papá.

— Un transplante de medula — explicó la Barbi— Debe tener alguna enfermedad a la sangre o algo asi.

— Yo no los voy a arriesgar— interrumpió la tia— Ustedes son mis hijos y yo los voy a cuidar.

La tia saca su instinto de madre leona cuando se trata de nosotros.

— Pero tia, si lo hacemos, ellos siguen con su vida y no nos webean más. — hable.

— Nosotros vamos hablar con ellos y se termina el tema — dijo la tia. Se paro y le hizo señas a la Barbi — Nos vamos.

Nos despedimos y salimos con mi papá para verlas desde el portón.

— Si no fuera por ellas, estaríamos enterados en la mierda — dijo mi papá pegándome palmadas en la espalda.

Tenía razón, la tia fue la que estaba cuando estaba enfermo, la nos hacia los disfraces hasta las tres de la mañana, la que me va a ver a los partidos, la que me reta cuando me mando un cagaso.

Por otro lado la Barbi es mi hermana, con la que me rió de puras weas, la que creyó en mi cuando le dije que quería jugar voley, la que se queda hasta las ocho de la noche en el gimnasio para acompañarme.

Ahora lo entiendo.

Ellas son la única familia que necesito.

Sentimientos culiaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora