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Me di unos golpes en mi cabeza y traté de cerrar mis ojos, pero... ¡De nuevo vino su cara!

—¡Mierda!

(🐰)

La alarma me despertó eran las 9:00 am, creo y me quedé dormido pensando mucho en Taeyong, tal vez me dormí hasta las 12:00. Lo peor de todo es que recuerdo todo lo que pensé:

"¿Cómo sería volver a besarlo?"

"Taeyong y yo en una relación, ¿sería extraño o bonito?"

"Es tan tierno"

"Solo miren sus mejillas, sus cejas"

¿Por qué pensé eso? Es ridículo.

Preparé una taza de café y me senté a leer un libro, tenía muchas frases bonitas e inspiradoras. También tenía algo de romance.  Algo interrumpió mi lectura, era mi celular sonando.

—Hola, mamá —respondí.

¡Doyoung! ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿ustedes?

Excelente. Te llamamos para pedirte un favor.

—Sí, dime.

Necesitamos que cuides de Ten, lo transfirieron cerca de tu casa a nosotros nos queda lejos.

—Pero, mamá...

Te daremos dinero cada mes para sus gastos.

—No nos llevamos bien y lo sabes —cerré mis ojos y esos momentos de tensión vinieron a mi mente.

Eso lo sé, pero por favor, como hermano mayor.

—Solo por tres años.

¡Doyoung!

—¡Está bien, lo haré! ¿Cuándo viene?

Puede llegar en cualquier momento, estate al pendiente.

—Bien.

Gracias, te amo.

—Igual te amo —colgué.

Tengo un hermano tres años menor a mí, cuyo nombre es Young Heum, pero le gusta que le digan Ten, aunque yo ya no tengo permitido llamarlo así. Es adoptado y lo adoptamos cuando tenía 3 años, mis padres deseaban que yo tuviera un hermanito, pero por desgracia mi mamá ya no podía tener, era para ella riesgoso completar un segundo embarazo al yo tener complicaciones al nacer, pero podíamos adoptar.

Fuimos al lugar y mis padres lo eligieron a él. Era tan solo un bebé. Éramos demasiados cercanos al principio, pero en una ocasión estábamos peleando y por accidente se me escapó una frase que aún la tengo muy clara en mi mente.

"Te odio y eres adoptado, por eso no te pareces a nosotros, nunca hubieras llegado aquí"

Recuerdo como lágrimas comenzaron a salir de su rostro y después de eso no volvimos a hablar. Nos volvimos competitivos y tratábamos de quitarnos las cosas. Todo eso sucedió cuando tenía 15 años y él 12 años.

(🐰)

—¿Quieres frutas?

—Me dan miedo y no las como, ¡deberías saber!

—De todo de lo que te he ofrecido me lo rechazas, ¿qué quieres?

—Que me dejes en paz.

—¡Bien, te dejaré en paz, pero debes saber que vives bajo mis reglas!

—Blah, blah, blah.

—Maldito mocoso.

—No te escucho, tengo música —dijo poniéndose sus audífonos.

Me fui a mi cuarto y cerré la puerta.

¿Cómo viviré a solas con él?

Matemáticas | DoTae | ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora