Capítulo 35

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Luego de que Camelia acabó de hacer sus maletas e Ian se acomodó en la casa, decidieron salir camino al aeropuerto con la idea de detenerse primero por la casa de Lauri para despedirse y luego tomar un café y conversar un poco

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Luego de que Camelia acabó de hacer sus maletas e Ian se acomodó en la casa, decidieron salir camino al aeropuerto con la idea de detenerse primero por la casa de Lauri para despedirse y luego tomar un café y conversar un poco.

—¿Cómo estás? —saludó Lauri al verla, por primera vez no estaba acostada en la cama, sino sentada en la sala viendo una película.

—Bien, ¿y tú? —inquirió la muchacha.

—Mejor, Mel... pensé mucho sobre lo que me contaste y todo lo que viviste... Tuvo que haber sido horrible... perdóname si yo, con mis bromas...

—No tengo nada que perdonar, Lau, tú con tus bromas me hiciste vivir todo con más naturalidad, incluso llegué a pensar en que todo podría salir bien... Nunca me faltaste al respeto ni me sentí ofendida —afirmó.

Lauri sonrió.

—¿Cómo te sientes ahora? —inquirió Lauri.

—Bien... cuando salí de acá las cosas se pusieron un poco oscuras, debo admitir que la valentía se me borró, pero entonces sucedieron cosas increíbles y... creo que es el momento de avanzar, Lau, estoy cansada de estar estancada.

Laura sonrió y le pasó la mano con cariño.

—Mel, no estoy en posición aún de darte ningún consejo, aún no sé cómo será mi vida después de esta pesadilla de la que todavía no salgo, pero... tú mereces ser feliz y Ferrán es un gran hombre. Sebastián me ha contado lo mucho que le ha ayudado y le ha hablado, creo que... es el indicado para que le entregues tu confianza y dejes a un lado los miedos...

Mel asintió.

—Lo sé... es lo que deseo hacer, Lau...

—¿Me contarás lo que suceda en Galicia? —quiso saber la muchacha.

—Por supuesto... ¿con detalles? —preguntó Mel con una sonrisa dulce que a Lau le ablandó el corazón.

—Con todos los detalles —pidió la muchacha con mucha emoción.

Mel la abrazó y la besó en la frente.

—Tú y yo estaremos bien, Lau... saldremos de esta. Cuando regrese veremos la manera, no estás sola —añadió.

—Lo sé... Prométeme que disfrutarás de ese viaje al máximo y que soltarás todo lo que te ata —insistió la muchacha.

—Lo intentaré, de verdad, lo prometo.

Las chicas se despidieron y Mel salió muy emocionada para ir junto a Ian que la esperaba afuera. Fueron a tomar un café y este le preguntó qué había pasado. Camelia intentó hacer un resumen de todo lo sucedido en las últimas semanas, sobre todo en la última noche.

—¡Wow! Una carta... —dijo Ian levantando las cejas con sorpresa.

—Una carta hermosa —afirmó Mel.

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