Capítulo 26

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Mel se preparó con esmero, se probó varias prendas sin saber cuál sería la adecuada

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Mel se preparó con esmero, se probó varias prendas sin saber cuál sería la adecuada. Estaba tan nerviosa que le temblaban las manos, mucho más de lo que estaría si le tocara conocer a su suegra. Es que si le daba vueltas al tema su mente le traicionaba, iba a conocer a la madre de la ex esposa de su novio, y eso además de ser extraño, era incómodo. Más aún para alguien como ella.

Ferrán la buscó y le regaló una sonrisa.

—¿Estoy bien así? —inquirió.

—Hermosa, como siempre —respondió él.

—¿Y si me dicen algo? ¿Si no les caigo bien? —quiso saber en el auto cuando iban de camino.

—Escucha, Mel, si te pedí que vinieras esta noche es porque estas mujeres son especiales para mí. Hace años estoy lejos de mi casa y de los míos y ellos me han abrazado en estas tierras como si fuera un hijo más. Alma con sus regaños maternales fue quien me infundió fuerzas para salir adelante, Naomi siempre fue como una hermana para mí, a pesar de que a veces no congeniamos del todo, y las dos han velado por Paloma cuando yo no estaba listo. Ni siquiera en mis momentos más oscuros se rindieron en mí, cuando bien pudieron haberlo hecho.

—Sí, eso lo comprendo...

—Quiero que estés tranquila, nada de lo que ellas digan influirá en lo que yo siento por ti. No vamos allá esperando su aprobación, si eso te preocupa, solo quiero que las conozcas porque son mi familia... la familia de Paloma —comentó—. Si no te sientes cómoda solo me dices y nos vamos...

—¿No crees que vamos rápido? —preguntó ella con temor.

Él detuvo el auto en un costado de la calle y volteó a verla.

—Yo no lo creo así, desde que te besé siento que el mundo se ha vuelto a abrir para mí, me siento vivo como no me sentía hacía años, tengo ganas de salir, correr, gritar a los cuatro vientos que estoy enamorándome de ti a gran velocidad... Todo esto me asusta, sí, y comprendo que para ti pueda ser todo muy rápido... Si eso crees, si te sientes incómoda, no tenemos que ir —dijo y la tomó de la mano.

Mel pensó que no podría hacerle eso ahora que ya estaba todo listo, recordó también las palabras de Lauri y Mariana y decidió que no tenía nada de malo.

—Esto es tan extraño —susurró—, pero vamos... —aceptó—, Paloma nos está esperando allí.

Ferrán sonrió y le regaló un tierno beso antes de volver a arrancar el auto.

Cuando llegaron, Paloma los esperaba afuera. Se veía emocionada y estaba de la mano de Naomi, con quien conversaba animada.

—Hola —saludó la muchacha al verlos llegar.

—Hola, Naomi, ella es Camelia, mi novia —dijo Ferrán y Mel sintió que con esa frase él le infundía fuerzas—, ella es Naomi... una hermana para mí.

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