Capítulo 27

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Camelia y Mariana aguardaban a Lauri que se hallaba en los vestidores, las había convencido de que fueran a comprar un ajuar para la noche de bodas

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Camelia y Mariana aguardaban a Lauri que se hallaba en los vestidores, las había convencido de que fueran a comprar un ajuar para la noche de bodas.

—¿Qué tal? —preguntó abriendo de golpe las cortinas y mostrándose sin tapujos.

Traía un babydoll rojo bastante provocativo.

—No lo sé... yo creo que el rojo no es un color para la noche de bodas —dudó Mariana—, opto por el blanco o ese rosa claro —dijo y señaló uno que estaba colgado en el probador.

—¿Tú? ¿Qué dices? —preguntó Lauri a Mel.

—Eh... yo... no sé de estas cosas, ni idea... todos te quedan hermoso —añadió.

—¿Por qué crees que el rojo no es buen color? —preguntó mientras cerraba la cortina para probarse otro—. Es el color de la pasión, del amor, ¿qué tiene de malo?

—No lo sé... la noche de bodas debería ser más romántica y tierna... ¿No es así, Mel? —inquirió Mariana.

—Supongo... —respondió encogiéndose de hombros.

—No creerás que es mi primera vez, ¿cierto? —preguntó Lauri desde el probador.

—No lo creería ni aunque me lo juraras —bromeó Mariana—, pero aun así, será tu primera vez como la esposa de Sebastián —añadió.

—¿No has escuchado eso de que la mujer tiene que ser dama en la calle y p...

—Sí, sí —interrumpió Mariana cuando una de las dependientas las miró con cara fea por estar hablando tan fuerte en la tienda—. Pero igual, mi lado romántico dice que esa primera noche debe ser especial...

—¿Este? —inquirió Lauri saliendo con el de color rosa.

—¡Ese está perfecto! —añadió Mariana con emoción.

—Bueno, está bien, lo llevaré para darte el gusto... después de todo no lo tendré puesto por más de cinco minutos —dijo Lauri encogiéndose de hombros.

—No queríamos esa información —comentó Mariana y comenzó a reír—. Pronto vendremos a buscar uno para ti —añadió viendo a Mel que se sonrojó al instante.

—No me veo con esas ropas...

—¿Qué usas? ¿Calzones de la abuela? —inquirió Lauri que ya salía vestida del probador y con la prenda elegida en sus manos—. Tienes un bonito cuerpo, deberías comprarte uno rojo pasión para volver loco al español. Quién sabe... de por ahí juegan a que tú eres la torera y él... bueno ya sabes lo que puede hacer con el cuerno —bromeó.

Mariana se echó a reír y Mel también lo hizo, a pesar de la incomodidad que le generó la imagen mental, Lauri tenía la capacidad de sacarle verdaderas carcajadas con sus bromas de tipo candente.

—¿De dónde sacas esas cosas, Lauri? —preguntó Mariana y ella solo se encogió de hombros.

—¿Ya lo has hecho con Ferrán? No nos has dicho nada de eso, se supone que las amigas se cuentan todo. ¡Y con detalle! —dijo Lauri mirando a Mel cuando ya salían de la tienda.

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