7. Las compras

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Miles POV.

Llevaba rato haciendo estudios y esbozos de movimiento, ya sentía que mi mano comenzaba a moverse sola sin atender a mis órdenes, así que aparté las cosas y me quedé con la cabeza apoyada en mi brazo. No tenía ganas de nada, la universidad llegaba a ser tan absorbente que muchas veces sentía que acababa colapsándome.

Necesitaba algo que me distrajera y reírme de Finn era lo único que lo lograba, aparte de salir en moto o ir a entrenar boxeo, era más imbécil el pobre. Sin embargo, levantarme e ir a buscarlo tampoco tenía mucha gracia, eso de molestar a mi hermano debería haber terminado hace años, pero ese chico tenía un enganche especial.

Volví a mis estudios de movimiento pero, al instante, Mike me llamó, descolgué el teléfono sin ganas, a pesar de que por fin tendría algo con lo que entretenerme.

—¿Para qué me llamas? —pregunté enseguida.

—Em... —noté molestia en su voz— Miles, hay que ir a comprar.

—Pues ya sabes, ve a comprar.

—Pero no puedo ir.

—Yo no voy.

—Pero...

—Dile a Finn que vaya.

—No me responde las llamadas —dijo, y escuché un gemido de placer muy conocido.

Rodé los ojos. La puta de Emily ya estaba en casa.

—Es que está cogiendo, ¿le doy el mensaje? —me levanté.

—Pero Miles... no lo interrumpas —lo ignoré. Ir a cortarle el rollo y molestar al imbécil de Finn era muy satisfactorio.

—Shh, calla —salí de mi habitación—. No se va a librar de los mandados por estar cogiendo.

Llegué a la habitación de Finn y abrí la puerta sin llamar para encontrarme con una escena nada agradable: Emily estaba encima de él. Odiaba tanto a esa rubia.

—Finn, hay que ir a comprar —informé desde la puerta—. Así que te estás tardando.

Mike, que aún seguía en el teléfono se rio.

—Ve tú —replicó Finn haciendo una mueca e incorporándose.

—¿Me ves cara de estar dispuesto a ir por las compras? —le dije mientras la chica escondía la cabeza en el cuello de él y buscaba la manera de taparse. No entendía por qué Finn estaba con ella, ni siquiera la quería, y si lo hacía tenía una manera muy extraña de quererla.

—Miles, por favor —suplicó mi hermano—. Vete y has la compra.

—¡Qué no voy a comprar! Ve tú —miré a Emily—. Tú, putita... a ver si controlas esos gritos que ya me tienes harto.

Ella me miró avergonzada mientras mantuve mi expresión impasible. Esa zorra tenía el valor de hacerse la superior con Mike, pero una sola palabra mía la dejaba sin habla. Hipócrita.

—Miles, por favor, ve tú —suplicó Finn—. Te doy cincuenta dólares.

—Cien —sonreí satisfecho.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora