23. ¿Es tu novio?

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Finn's POV.

Bajé a la cocina, agarré el chocolate en polvo y la leche con la intención de volver a hacer chocolate caliente, pero esta vez me aseguraría de no tropezarme y tirarlo. Y si lo tiraba, también me aseguraría de que fuera encima de ______, para luego quitárselo a lametones por su dulce piel y arrancarle la camiseta para poder limpiar todo el chocolate que se habría colado por dentro y luego…

—Finn, no —me dije a mí mismo y agarré dos tazas porque a mí también me apetecía chocolate—. Deja de pensar en eso —me regañé a mí mismo en voz baja.

—¿Pensar en qué? —volteé y me encontré a Mike detrás de mí— Finn, ¿estabas hablando solo?

Lo fulminé con la mirada.

—¿Qué pasa? ¿Nunca has visto a nadie hablar solo?

—De hecho, todos lo hacemos, hay algunos estudios que dicen que eso se debe a...

—No me salgas con cosas que no me importan —No me había olvidado de lo que me había dicho. ¿Acaso se pensaba que podía decirme esas cosas y luego venir tan tranquilo como si nada a contarme tonterías? No, ni hablar.

—Llegas a ser desagradable a veces —me reprochó él.

Puse la leche en las tazas, la gris con estrellas para ______ y la roja para mí.

—Igualito a ti —contesté.

—Yo no soy así.

Puse los vasos en el microondas y dejé que se calentaran, mientras Mike y yo nos mirábamos fijamente como si fuéramos a matarnos el uno al otro.

—Tú eres don perfecto —dije con recelo. Estaba algo harto de él y de toda su «perfección».

—No es verdad.

—Sí, lo es.

—No soy perfecto, solo que tú eres un desastre y ya te crees que yo soy don perfecto, por eso. Perdóname por no ser tan idiota como tú —dijo Mike molesto también mientras salía de la cocina sin haber comido nada—. Te da rabia que sea mejor que tú, eso te pasa.

—Subnormal —lo insulté, y saqué las tazas ya calientes, puse el chocolate y removí con una cuchara.

A veces Mike me daba tanto asco que me daban ganas de... no sabía ni de qué. Incluso, en algunas ocasiones, llegaba a odiarlo mucho más que a Miles. Sobre todo por eso, por ser don perfecto, porque ahora «todos amaban a Mike» y él lo sabía. El dichoso cambio de look lo estaba afectando hasta las neuronas. Ahora se creía superior, aunque si me paraba a pensarlo, siempre había sido así, él siempre fue el niño perfecto y popular. Solo que en el instituto se volvió un rarito y nadie se acercaba a él, cosas que pasan cuando parece que compartes armario con el profesor casi jubilado de física y química.
Agarré los dos vasos y subí al cuarto de ______ dejando a mi hermano en la cocina. Estaba dispuesto a demostrarle a la chica que no era un inútil, que podía pensar en algo más que en alcohol y sexo, y que podía ayudarle con el trabajo, aunque eso me costara horrores. Llevaba una semana sin tocarla y sin proponerle sexo, para mí era un sacrificio no tirarme encima de ella porque me provocaba de una manera que nunca me había pasado, pero estaba orgulloso de saber controlarme.

—Timotheé, lo siento. Pero las cosas están así —escuché a _____ hablar por teléfono—. Siento no haberme despedido de ti —hizo una pausa y supuse que el tal Timotheé estaría hablando—. No voy a volver, me da igual que te enojes... Déjame Tim... Dije que no ¿tanto te cuesta asimilarlo?... Tim, te he dicho que lo siento... Ok... Yo también te extraño.... Yo también te quiero.

Mi reacción fue claramente inconsciente, las tazas cayeron de mis manos dejándome como un idiota. ¿Tenía novio? Desde luego, eso no se le decía a cualquiera. Enseguida la escuché llamarme y agradecí que la cerámica no se hubiera roto.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora