32. Roto entre dos corazones

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Miles POV.

Llegué a casa después de clase, tenía una sed que me moría, así que fui a la cocina por agua, dejé la bolsa con los guantes y las cosas en el suelo y abrí la puerta de la cocina encontrándome con algo que no debería haberme molestado, pero lo hizo. La cerré sin hacer ruido.

—Mierda —maldije en voz baja y me senté en el sofá intentando aclararme.

«A ver, Miles», me dije a mí mismo, «deja de pensar en la zorra esa. ¿Por qué había sentido que me faltaba el aire al ver como mi hermano se la comía con la boca? No, a ver, por las bolas de Mahoma, esto no puede pasar, Miles. Es una zorra, va con Mike y luego con Finn. Además, le dijiste a tu hermano que la enamore, no puedes encapricharte ahora».

«Una puta que te gusta y no lo quieres admitir» dijo otra voz en mi mente.

No me gusta.

Me levanté dispuesto a subir las escaleras e, inesperadamente, vi como ______ salía de la cocina y Finn, yendo tras ella, la miraba con mala cara; sin embargo, la chica se encerró y él volvió a bajar.

Ahora era mi espíritu curioso el que me hizo volver hasta la cocina y quedarme mirando a Finn mientras bebía agua.

—¿Qué te pasa, maricón?

—No me llames maricón, no estoy de humor —contestó agarrando una manzana.

—¿Te mandó a la mierda otra vez? —pregunté y, la verdad, quería escuchar un sí.

—No —me miró—. Pero, por fin parecía tenerla y se me ha escapado de las manos. Siempre igual, no sé qué hacer.

—No hagas nada.

—¿Cómo que no haga nada? Eso no tiene sentido.

—Dale su espacio, quizá solo necesita tiempo.

—Puede ser…

Lo dejé solo en la cocina para ir a buscar mi cuaderno de esbozos e ir adelantando trabajos mientras terminaba la comida, ya que ______ la había dejado a medias.

«Luego se quejará de que no limpio el baño, la muy lista».

Finn's POV.

Salí de la cocina y llamé a Gaten, necesitaba hablar con él, aunque llevara poco tiempo siendo su amigo, confiaba en él más de lo que me había fiado con cualquier otro amigo. Salí de casa y me metí en el auto para ir hasta la residencia donde vivía.

Tenía la cabeza hecha un circo y los labios hinchados de tanto mordérmelos. Todo me salía mal y necesitaba reprimir mi rabia de alguna manera. Ya no sabía qué hacer para demostrarle a  _____que no era tan mala persona como ella pensaba. No obstante, no sabía cómo explicarme a mí mismo la necesidad que sentía de estar junto a ella sin límite de tiempo, de hecho, por primera vez, quería algo serio e íntimo con alguien. Tampoco me asustaba en absoluto ese sentimiento, a pesar de haber pensado toda mi vida que lo haría. Llevaba semanas sin acostarme con nadie y aunque pareciera increíble, no quería hacerlo, ya que, a pesar de que admitirlo fuera doloroso, la compañía que buscaba al tener sexo, no era nada comparado con la que sentía cuando tenía a _____ entre mis brazos. Me parecía triste haber necesitado las relaciones sexuales para recibir algo de cariño, sin embargo, no se pueden cambiar los hechos ni las cosas pasadas. A momentos tenía suficiente con abrazar a la chica, pero, luego, las ganas de desnudarla me invadían, por suerte llevaba bastante bien la represión del impulso. Además, el hecho de sentir que en un momento la tenía y minutos más tarde era inalcanzable lograba matarme por dentro.

Llegué a la residencia de Gaten y subí hasta su habitación. Él me abrió después de que yo quedara impresionado por el
alboroto que podía llegar a haber en una residencia de estudiantes. Sabía que eran caóticas, pero aquello era increíble, ¡había demasiada gente gritando tonterías por los pasillos! ¿Cómo podía vivir en un lugar así? Esperaba que se hubiera comprado un buen par de tapones para los oídos.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora