Trillizos Wolfhard {F. W. y tú} // Terminada

17. No es un sueño. Es una pesadilla

______'s POV.

—Finn... —susurré intentando que me soltara, aunque él no parecía tener intenciones de hacerlo. Así que lo empujé y se cayó al suelo dándose en la espalda y haciendo una mueca.

—¡Auch! —se quejó.

Me incliné a ver cuál de los trillizos observaba la escena, deseando que no fuera Mike. Me encontré con Miles, cosa que me alivió, a pesar de que su gesto no lo hizo, me miraba con una media sonrisa de satisfacción. «Otro raro». Volví a Finn que estaba en el suelo con los ojos cerrados.

—¿Estás bien? —le pregunté.

—No —contestó Finn.

—¿Está borracho? —preguntó Miles al ver como Finn ponía los ojos en blanco.

—Sí —contesté—. Borracho hasta las venas.

Qué mala era, acababa de aprovecharme de un borracho.

—Soy Dora, la exploradora —susurró Finn y luego comenzó a reír.

—Tú lo que eres es un imbécil—dijo Miles negando con la cabeza— Agarraste mi vodka ¿verdad?

—Sí, lo compartí con mi nuevo amigo.

—¿Tu amigo imaginario? —preguntó Miles.

—No, mi amigo Napoleón.

—Vaya —exclamó Miles—. Peor me lo pones.

Intenté levantar a Finn del suelo, pero no podía. Miles se fue en dirección a la cocina y yo corrí tras él dejando a Finn ahí.

—Miles, la luz no sirve —le dije al ver que él intentaba encender la luz sin éxito.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó él señalando el montón de cristales rotos. Iba a contestar, pero no me dejó— Bah, no contestes, seguro fue Finn.

—Amigos —gritó Gaten y Miles dio un salto espantado.

—Mierda, ¿tú de dónde saliste? —chilló Miles.

—De Narnia —dijo Gaten y yo no pude contener la risa debido a la reacción de Miles y a la locura de Gaten borracho—. Hola, me llamo Napoleón, encantado de conocerlos amigos.

Miles se llevó una mano a la frente y se dio un golpe incrédulo.

—Napoleón, no te juntes con Finn, es mala influencia, mira lo que te ha hecho.

Ahora sí que no sabía quién era peor, si Miles o Gaten.

—¿Trajiste mi palo? —me preguntó el castaño.

—No —rodé los ojos.

—¿Por qué? Necesito mi palo para ser feliz y tú no quieres dármelo. No puedo ser feliz si no me das mi palo, te odio —lloriqueó y sabía que en el fondo se estaba burlando de mí. Me miró y balbució antes de quedarse dormido.

Abrí los ojos como platos. Miles se acercó a Gaten y le dio dos patadas suaves con el pie, no se movía.

—Napoleón murió —declaró, claramente burlándose de la situación.

Gaten comenzó a roncar, no podía creer lo que Finn le había hecho al educado de mi amigo.

No sabía qué hacer con él, ¿lo dejaba en el suelo? Miles no parecía querer ayudarme, ya que en cuando Gaten se durmió solo se quedó mirándolo. No sabía si preguntarle si me ayudaba a llevar a Gaten al sofá o a alguna otra parte que no estuviera llena de cristales. Me acerqué al chico e intenté levantarlo mientras Miles me miraba alzando una ceja. «Podrías ayudarme cabrón», pensé.