19. Todos locos

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_____'s POV.

—Miles, sonríe —dijo Laura de nuevo. El chico sonrió y ella le apretó las mejillas—. Qué guapo te ves cuando sonríes.

Miles rodó los ojos cuando Laura volteó, de ahí que inmediatamente el chico borrara su sonrisa. Ella volvió a girarse y él sonrió de oreja a oreja aludiendo a la falsa actitud que estaba tomando frente a la situación y, otra vez, cuando ella se giró y abrió la nevera, quitó la sonrisa de su rostro.

Vaya chiste.

Los seis estábamos reunidos en la cocina: Finn, Mike, Miles, Gaten, Laura y yo, pues Laura quería decir algo. Era tarde, como las ocho de la noche, el sol se había despedido hacía horas y ella seguía aún en casa.

—Escuchen bien —dijo la chica de cabellos castaños.

—Entendido —contestó Gaten.

—Para ti no va —replicó ella ante el castaño, quien llevaba toda la tarde creyendo que las órdenes también eran para él.

—Ah... —contestó él y todos reímos. Era tan bobo.

—Me tengo que ir —prosiguió Laura—. Pero volveré mañana y todos los días. Por lo que he visto no se les puede dejar solos.

—Pero... —comenzó Finn.

—Pero, ¿qué? —alzó una ceja, retándolo.

—Mike es muy bueno estando al mando, no hace falta que te molestes en venir —informó Finn.

—Sí, yo lo mantengo todo en orden —afirmó Mike. Su hermano no parecía muy convencido, por lo que se cruzó de brazos.

—Ya, me he dado cuenta de eso —expresó la hermana con ironía.

—Maldita sea, que no hace falta —bufó Miles. Ella contestó a sus palabras con un gesto rápido y amenazante, haciendo que el chico le replicara la mirada con una amplia y falsa sonrisa.

Ella no respondió y salió de la cocina.

—¿A qué hora vendrás? —preguntó Mike yendo tras ella.

—No pienso decirlo —los tres bufaron ante la declaración—. Me voy, hasta mañana. Los quiero a todos vivos y vestidos cuando venga.

Ellos asintieron y ella dio una última mirada a Gaten.

—A ti también —dijo y él se rio.

—¡A sus órdenes! —respondió el castaño.

Laura se fue y nos quedamos todos en el comedor mirándonos los unos a otros, de repente, ya no sabíamos qué decir, pero algo pareció inquietarnos a todos: la presencia de Gaten.

—¿Qué haces tú aún en nuestra casa? —preguntó Miles dedicándole una mirada de desprecio al chico.

—Miles, sonríe —se burló Finn, ¿cómo no?, tenía que hacer la gracia.

—Cállate la boca —contestó Miles y Finn se puso a reír.

Miles se fue a su cuarto y se encerró, como siempre, Gaten se fue con Mike a estudiar y yo me quedé sola con Finn en el comedor. Él estaba sentado en el sofá sonriéndome de esa manera que tanto me irritaba, así que me di media vuelta dispuesta a irme a mi cuarto a estudiar o a lo que fuera. No podía evitar acordarme de lo que había pasado la noche anterior, rezaba para que él no se acordara, porque si lo hacía, estaba en un problema. Sabía que, de ser así, intentaría aprovecharse de la situación y si no lo hacía sería mucho más beneficioso para mí, pero extraño al mismo tiempo. Además, no podía mirarle a la cara y no acordarme de cómo me pidió que no lo dejara, su mirada en aquel instante había quedado como una fotografía en mi mente. Me dispuse a subir las escaleras, pero no esperaba que Finn arremetiera contra mí. Mi pulso se aceleró y solo supe entreabrir los labios víctima del nerviosismo, alcé la mirada para encontrarme con sus ojos que me tenían acorralada entre la pared y él, estaba segura de que se acordaba.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora