Finn's POV.
Vodka. Alcohol. Olvido.
Aquello era lo único en mi mente.
Nadie me entendía. Yo intentaba convencerme a mí mismo de que las cosas cambiarían algún día, pero no lo hacía. Por un tiempo todo parecía ir bien, pero pasaba lo mismo de siempre: la invisibilidad volvía y lidiar con ella cada vez era más complejo. No lograba ser quien quería ser, ni vivir como quería. Todo caía siempre en picado como si fuera lanzado desde el lugar más alto posible, a toda velocidad, a toda fuerza, destrozándolo todo.
Agarré la botella de Miles y la dejé encima de la mesa justo cuando tocaron el timbre. Mi hermano siempre traía bebida de su trabajo y el muy egoísta siempre se la quedaba para él solo.
Supuse que sería alguien con correo, vendiendo algo a domicilio o testigos de Jehová, de todas maneras abrí.
—Hola —¿qué hacía el amigo raro de Mike en mi casa? — ¿Está Mike?
—No —contesté—. Pero pasa si quieres.
No sabía por qué le ofrecía pasar.
—Bueno.
El chico pasó y cerré la puerta.
—¿Quieres tomar algo? —le pregunté y él me miró confundido. Era la primera vez que le dedicaba unas palabras agradables. No sabía ni su nombre, pero por alguna razón me sentía tan mal por todo que quería tratar bien a las personas— Em...
—Gaten —dijo con una mueca incómoda.
—¿Quieres tomar algo, Gaten? —repetí.
Le indiqué que me siguiera hasta la cocina, lugar donde tenía la botella de vodka encima de la mesa, de inmediato me percaté del chico mirando la botella.
—¿Quieres? —le pregunté curioso. Nunca pensé que el raro de la corbata quisiera vodka.
—Sí, por favor —contestó educadamente y sonreí satisfecho.
—Siéntate anda —le ofrecí y él se sentó algo nervioso mientras yo servía.
—A la de tres —dijo y reí. No sabía que tuviera un punto de gracia.
—Va.
—Uno, dos, tres —dijimos a la vez y nos llevamos el ardiente líquido a la garganta.
Al dejar el pequeño vaso en la mesa ambos jadeamos, seguidamente, me eché a reír por el efecto que la bebida provocaba en mí. A Gaten se le contagió la risa y, por alguna razón, presentí que me iba a llevar muy bien con ese chico. De ahí que siguiéramos bebiendo.
—¡Otra! —gritó Gaten animado. Su borrachera me causaba diversión y por eso no podía parar de reír.
—Esta es la séptima ya —dije trabándome con mis palabras— Estoy tan pedo que veo mariposas, uh.
Volví a reír, a lo que Gaten me miró cómplice, dando la señal para otra ronda.
—Una, dos, tres —dijimos los dos a la vez. No sabía por qué hacíamos esa gran tontería cada vez que íbamos a beber aunque, ¡Dios!, no importaba, aquello era la onda.
—Nadie me quiere —hice una mueca tras tragar.
—A mí tampoco —se levantó— Voy a ... sacarme toda esta mierda de ropa que llevo.
Gaten comenzó a arrancarse la camisa de botones y yo empecé a dar palmas.
—¡Saca al hombre que llevas dentro! —exclamé.
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Trillizos Wolfhard {F. W. y tú} // Terminada
Fiksi Penggemar¿Qué hay mejor que vivir con un Wolfhard? Vivir con tres. Esta novela es una adaptación. Créditos a su autora, Noelle Stephanie.