38. Dime lo que tengas que decir

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_____'s POV.

—¡Miles! —llamé al chico que estaba a punto de salir de la casa— Voy contigo en el auto.

Él frunció el ceño y se giró hacia mí.

—¿Quién te dijo a ti que puedes auto invitarte a mi coche? —me preguntó.

Rodé los ojos e ignoré su pregunta pasando por su lado. Con Mike no iba a ir y con Finn tampoco. Así que era más que obvio que él tendría que cargar conmigo, porque no volvería a tomar el metro.

Escuché unos pasos detrás de mí, volteé ligeramente la cabeza y vi a Finn que también salía en dirección a la universidad. No se molestó en dedicarme una mirada, salió por delante de su hermano que se quedó observando.

—Ok vamos— dijo Miles.

Asentí, saliendo de casa por delante de él.
Salimos los tres de casa. Mi atención enseguida fue para Finn, quién caminaba hasta su coche y se metía dentro con tranquilidad. No pude evitar pensar que era guapísimo y lo que me molestó que ignorara mi presencia. ¿Qué mierda me pasaba? ¿Por qué ahora tenía la necesidad de verlo a mi lado insistiendo por un poco de atención de mi parte?

Mi conciencia me gritaba que lo extrañaba, y yo la ignoraba como si estuviera diciéndome blasfemias.

Finn se mordió el labio e, inmediatamente, mordí mi labio inferior sin siquiera darme cuenta. ¡Como deseaba volver a besarlo!
Desaparcó y salió.

—¿Hola? —dijo Miles desde su auto—. Si no vienes, me voy.

Asentí y corrí hasta el coche, me subí en el asiento del copiloto, cerré la puerta y Miles salió del aparcamiento. El chico alargó su mano hasta el reproductor de música y encendió la radio, dejando que una melodía, un tanto estridente, inundara el ambiente.

—Oh Dios, Miles —me quejé—. Pon otra cosa.

Alargué mi mano hasta la radio y cambié de emisora, donde la canción Complicated de Avril Lavigne calmó mis oídos de ese ruido que Miles consideraba música.

—¡Hey! —se quejó él— ¿Quitaste mi música para ponerme a una tipa agonizando? —dijo justo en la parte del «Chill out, what you yelling for?»— ¡Anda, quita esto!

—Oye, Avril canta cien veces mejor que esos que has puesto tú.

—Y los huevos de Mahoma son más grandes que los míos, ajá, quita eso ya.

—No —me negué a quitar la canción. A mí me gustaba.

—¿No son más grandes? ¿Y tú como lo sabes?

—Me refería a que no quitaría la canción, idiota.

—Tranquila, la quito yo —alargó la mano hasta la radio y yo, por acto reflejo, hice lo mismo para apartársela. Planeé darle un golpecito pero, en lugar de eso, me encontré con nuestras manos entrelazadas, torpemente.

Estaba más que segura de que mis colores subieron cuando me sonrió, le gustaba jugar a reírse de mí. Su toque se me hizo suave y algo fuerte. Un cosquilleo recorrió mi brazo y me di cuenta de que mis alertas habían saltado. Miles me había puesto nerviosa. Y no sabía si era casualidad o simplemente coincidencia, la canción estaba algo relacionada con lo que estaba pasando. ¿Sería Miles complicado?

Retiré mi mano enseguida y me quedé quieta en el asiento sin decir nada. Estaba roja como un tomate, obviamente ¿cómo había podido agarrarle la mano a Miles? ¡Ni más ni menos que a Miles!

Desvié mi mirada para encontrar al chico mirando la carretera con expresión divertida. Él no cambio de emisora cuando la canción cambió, y yo, tampoco lo hice.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora