31. Ahogando mis penas

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Finn's POV.

No vi a _____ en toda la noche, tampoco dormí.

Por la mañana la chica se dedicó a ignorarme durante todo el desayuno. Me disculpé, pero ella no se mostró contenta con la idea, es más, me dijo que quería su espacio y que la dejara en paz hasta que se le pasara el enojo.

Había sido un tonto, definitivamente, un competidor asqueroso.

—Mike, se enojó por tu culpa —le dije a mi hermano cuando la chica salió de la cocina. A él tampoco le hacía caso, aunque este no ponía interés en ella. Si ella callaba, él callaba.

Él sí que estaba siendo un inmaduro.

—A mí no me eches la culpa, Finn —contestó—. Tú empezaste.

Suspiré y lo agarré del brazo.

—Vamos al gimnasio —se me pasó por la mente abofetearlo por el camino. Pero no en casa con ______, ahí corría el riesgo de que ella se enfadara más.

—Bueno.

Salimos de casa y fuimos en mi coche hasta el gimnasio, ambos sin decir nada. Aparqué en el estacionamiento y Mike no salió, por lo que me quedé sentado en el asiento piloto esperando a que él hablara.

—Te gusta mucho, ¿verdad? —preguntó. De eso quería hablar con él.

—De eso mismo quería hablarte.

—No me has contestado —dijo él. Ignoré su pregunta.

—¿Por qué la besas a cada momento y luego te tiras a la otra? —pregunté. ¿Acaso pensaba que no lo había visto con Jenna? ¿Qué yo no sabía nada? Hasta un ciego se habría dado cuenta, todo el mundo lo sabía. Y él parecía desconocer ese pequeño detalle.

Mike se sonrojó y luego se mordió el labio nervioso.

—¿De dónde sacas que me la tiré?

Solté una risa irónica.

—De tu cara, de que cuando te besas con ella solo les falta quitarse la ropa. Te he visto con Jenna —dije—. No olvides que sé mucho de estas cosas. Y tú te la has tirado, no puedes negármelo.

—¿Y a ti qué más te da? —preguntó.

No podía creer que me acabara de preguntar eso.

—¿En serio me lo estás preguntando? —dije incrédulo, porque era mucho más que obvio.

—¿Tengo que preguntártelo de nuevo? —contestó de la misma manera mientras se acomodaba, poniendo su espalda en la puerta del coche y los pies encima del asiento.

Bufé y lo miré. Captó la indirecta y bajó los pies del asiento.

—Tú vas y la besas repentinamente, y eso a ella le afecta, la confundes. Imagínate que se llega a enamorar de ti y, mientras, tú follándote a otra, creándole falsas esperanzas. ¿Te parece bien? A mí no —hice una pausa, mirándolo directamente a los ojos. Abrió la boca para decir algo, pero no lo dejé. Él sabía que yo tenía razón, por eso bajó la mirada— Y a mí ella me gusta, me gusta de verdad, y tú solo me jodes. Soy tu hermano y ella es la chica que me gusta. ¿Por qué juegas así?

—No lo entiendes, Finn —rechistó y me crucé de brazos.

—Claro que lo entiendo. Vas de buenecito, de adorable y te las ganas a todas.

—Eso no tiene nada que ver.

—Entonces, ¿qué es?

—No lo entenderías, es inútil —contestó.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora