15. Perdida

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Miles POV.

Me pasaría el día comiendo pollo frito.

—Ahora vengo —me levanté cuando acabé mi último trozo—. Voy por más.

—Este sitio de comida basura va a hacerte un obeso, tragón —comenzó a decir Jenna—. Y lo que escondes debajo de la camiseta es demasiado perfecto para que lo arruines —me miró mal y mi respuesta fue simple: alcé una ceja haciendo una mueca de desaprobación antes de voltear.

—Me voy por más pollo —sentencié antes de desaparecer de allí.

El lugar estaba bastante vacío, quizá por ser mediodía entre semana, razón por lo que no tardé mucho en volver a pedir dos raciones. Tenía tanta hambre. La camarera me dedicó una sonrisa coqueta; la ignoré y agarré mi pollo.

Al volver, mis amigos seguían hablando sobre su día. Me senté en silencio mientras Caleb relataba y volví a concentrarme en mi comida.

Mi amigo de cabellos oscuros, ojos negros y piel morena se mostraba mucho más que estresado. Caleb no estudiaba ese año ya que se había quedado sin la nota suficiente para proseguir, de ahí que decidiera quedarse un año trabajando y después volver a probar suerte, en vez de comenzar una carrera con la que no se sentía a gusto. Aún no había encontrado trabajo, motivo por el cual se había pasado la mañana rondando por la ciudad en busca de uno. Se mostró bastante agobiado, ya que él era una de esas personas que no soportan estar sin hacer nada.

—Cambiando de tema —comenzó Judah cuando se aburrió de escuchar los lamentos de nuestro amigo—. El otro día Miles y yo fuimos a hacer grafitis.

Su manera de manifestarlo fue demasiado orgullosa para mi gusto. «Idiota».

Los otros dos se sorprendieron y me resultó graciosa la mueca de Jenna.

—¿Qué? ¿Miles haciendo grafitis? ¿el señor «cumplamos la ley»?

Aunque no lo pareciera, odiaba hacer cosas que no fueran éticamente correctas. Yo no era un chico malo, solo odiaba a todo el mundo.

—Insistió tanto que solo quería que se callara —me defendí—. No sabes lo que es tenerlo que escuchar suplicar mientras trabajas.

A Caleb se le pusieron los ojos cual dos estrellas al escuchar la palabra trabajo.

—¿No tendrán nada libre donde tu trabajas?

—No.

—¿Seguro?

—No.

—Y no podrías preguntar…

—Te dijo que no, pesado —le dijo Judah, haciendo que se callara antes de un suspiro.

—Podrían haberme avisado cuando fueron a pintar, me hubiera gustado ir —comentó Jenna cambiando de tema y mostrándose algo ofendida.

—La próxima vez te avisamos —le dije.

—¡Gracias, Milo! —exclamó la chica.

—No me llames Milo, es nombre de gato, puta madre—me quejé. Mi odio por ese apodo era algo que no podía explicar.

Volví a mi pollo dejando que el silencio hablara unos segundos.

—Me encantas Miles —comenzó la chica—, ¿y sabes por qué?

—No —le contesté sin mirarla, ya estaba con sus tonterías otra vez.

—Porque eres igualito a Mike.

—¿Qué tiene que ver mi hermano conmigo?

—Era una forma de decirte que me gusta tu hermano.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora