11. El día más raro

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Finn's POV.

Me senté junto a Miles en el sofá.

—Iría bien comenzar por comprarle un colchón, una almohada, colchas y sábanas para la cama —comenté—. Tendrá que dormir en algún sitio.

—Puta madre, encima ahora tengo que comprarle de todo al gay de Mike —se quejó.

—Tú sacaste el encendedor, sería cruel no comprarle nada. Lo de la ropa ha sido fallido, pero tenemos que comprarle de todas formas. No puede ir con la misma ropa todos los días a la universidad —me sentía culpable por lo ocurrido, si me pasara a mí me volvería loco. Que, de un momento a otro, tu pequeño espacio personal desaparezca.

Miles refunfuñó.

—Llama a esos que te traen el colchón a la casa. Mientras tú te quedas con ______ yo voy a buscar un armario, colchas y almohada —asentí—. También algún cojín.

—¿Y ropa? Nos regresamos sin nada —pregunté.

Él se encogió de hombros.

—Yo qué sé… Ya veremos, ahora no me estreses.

Nos levantamos y fuimos a ver como estaba ______, Miles le había dado fuerte.

______'s POV.

El suave roce de las sábanas y del lugar en el que yacía tumbada hizo que me despertara confusa. ¿Dónde estaba? Parpadeé un par de veces y me encontré con dos rostros idénticos prestándome toda su atención; mi reacción fue lenta, pero me incorporé turnando mi atención de uno a otro.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó uno de ellos. Estaba tan aturdida que no lograba diferenciarlos y mi cabeza parecía tener un bombardeo interior. Siempre los distinguía por la ropa y su actitud pero, en aquel momento, mi cabeza dolía tanto que podía sentirme perdida en esos dos pares de ojos marrones.

—Me duele la cabeza —contesté. Uno de ellos frunció el ceño, el otro se mordió el labio nervioso.

—______, em… Siento mucho haberte golpeado, puedo ser grosero y odioso, pero nunca te pegaría a propósito —¿Era ese Miles? ¿Disculpándose? El golpe había sido fuerte.

—No, no te preocupes, fue un accidente —contesté y él asintió.

El otro, Finn, miraba incrédulo. Miles se levantó.

—Yo tengo que irme, ahora vuelvo con las cosas Finn —sentenció mirando a su hermano antes de irse. Entonces, miré a Finn.

—¿Dónde está Lila? —pregunté al ver que no se encontraba con nosotros.

—Se quedó con Mike, para… entretenerlo —respondió, y mi ceño se frunció en respuesta a su rara declaración.

—¿Entretenerlo de qué?

Esbozó una mueca.

—Luego verás —se tumbó a mi lado levantando la manta para hacerse un hueco. Me dedicó una sonrisa cuando lo miré, pero enseguida adiviné que quería jugar con sus manos—. Ahora quiero hacer otras cosas.

—Ay Finn, por favor, déjame —refunfuñé, se puso encima de mí y me miró fijamente a los ojos.

—Eres muy sexy —besó mi cuello, usando susurros como tonos de voz, aprovechándose de que yo no podía moverme gracias a mi mareo.

—Finn… quitate —susurré, sin saber bien a qué obedecía. Me gustaba su cercanía, pero pensar que acabaría con el corazón roto me hacía echarlo inmediatamente.

No se apartó.

—No te resistas más —su susurro pareció una súplica, y mordisqueó mi lóbulo con travesura.

Trillizos Wolfhard  {F. W. y tú} // TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora