Diálogos de la Manzana (SWANQUEEN)

7 de Julio

DISCLAMER: Estrenemos los domingos de las manzanas con una doble ración de nuestras chicas, qué os parece?? 🥰🥰
Vamos con un nuevo capítulo, y uno de los largos... Espero que os guste!!! ☺️

¿Ha estado aquí, verdad? Desearía poder golpearte con cualquier hechizo y obligarte a confesar. Le huelo. Esa peste a anticuario y alcohol rancio... es tan de Gold. ¿Qué quería? ¿Qué ha probado contigo?

Remuevo tus mantas, retiro el pijama, incluso aparto el pelo de tu rostro y miro tus ojos. No hay nada nuevo. Placida e inconscientemente dormida. Sería divertido que, por probar, Gold incluso intentara darte un beso. ¿Te imaginas? Los labios de esa serpiente sobre ti, tratando de despertarte como si sus babas en su boca fueran un interruptor.

Pero no, dudo que haya intentado algo tan estúpido. Me encargaría de que saliera en los periódicos. Alcohólico necrófilo besa a sheriff indefensa. Aunque aún no se puede considerar del todo necrofilia, ¿no? Mientras respires, aunque sea sin fuerzas, estás viva. Perturbadoramente viva.

Camino hasta el borde de la cama. Las amenazas suenan mejor proferidas cerca del rostro de la víctima. Le otorgan más garra, más intensidad. Decirlo en voz alta tiene un sabor que no posee el mero hecho de pensarlo y guardarlo para ti: "¿Cómo es eso de estar obligada a dormir siempre? ¿De no encontrar la salida y ver cómo la vida se te escapa sin solución? ¿Estás sufriendo tanto como me imagino?"

Aquí, tan cerca, tiene cierta aura de niña desvalida, suplicando protección. Lástima que las salvadoras no tengan príncipes azules.

Un momento. Hay algo diferente. Algo que no estaba un día atrás. Ha sido un mes prácticamente entero de observarte. Y mi instinto está encendiendo las alarmas. Pero, ¿qué es?

"No te habrás ido a pasear, ¿verdad Swan? ¿Qué dirían tus padres si supieran que te has escapado del hospital? Oh, espera, no dirían nada. No saben quién eres"

Pero no logro dejar de lado esa molesta sensación de que algo no está como solía estar. Es... ¿Es tu cabeza? Está más erguida, colocada de forma más elevada, aunque la almohada es la misma... Agarro el frágil cuello, lo muevo sin prisas y con la otra mano aparto el cojín.

No es posible.

¡No, no lo es!

Respiro hondo, trato de pensar. Quiero destrozar, quiero matar, quiero provocar sufrimiento. Respiro más hondo aún. La ira se transforma en furia controlada, pero las ganas de matar siguen ahí. Parece que no sólo Gold y Mary Margareth han decidido visitarte.

Miro una vez más, antes de volver a reposar la cabeza inerte. Ese es el libro de los cuentos. El mismo que su profesora regaló a Henry. Ese maldito testimonio de nuestras vidas pasadas, ese que desató la cruzada personal que mi hijo tiene contra mí.

Henry ha estado aquí. Hoy, cuando se suponía que estaba en los recreativos. Ha sido el único momento en que ha estado fuera de mi supervisión. Y seguramente todos estos pueblerinos desagradecidos y sin sentido alguno de la lealtad le habrán dejado pasar sin avisarme ni hacerlo constar en la hoja de visitas, como correspondería.

"¿Mi hijo cree que contándote cuentos de niños despertarás?" trago hondo, hablo masticando toda la rabia que siento en este momento. "Tú no eres David, tú no eres nada. No le importas lo suficiente a nadie como para recibir ese beso. Da igual cuánto oigas, da igual cuántas fábulas escuches de Henry. Tú no tendrás final feliz, como nadie de este asqueroso pueblo".

Dejo el libro. Lo último que puedo hacer es revelarle a Henry que yo también he estado aquí. Pero este será el último día que puedas disfrutar de la compañía de mi hijo. Espero que lo hayas atesorado bien.

Continuará...