25 de septiembre

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DISCLAMER: ¡Feliz miércoles, chicuelxs!! ¡Veo que el "Gay panic" de Regina ha triunfado! 😂 ¿En una escala del 1 al millón cómo de asustada creéis que está? he visto varias teorías sobre qué creéis que pasa por su cabeza o qué hará ahora con este cacao mental... ¿Comprobamos si nuestra Evil Queen favorita cumple con vuestras expectativas? 

¡Estoy deseando leeros! 😋😋

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No estoy borracha. No. La sidra calma mis entrañas, templa mi cuerpo, aclara mis ideas. Pero no estoy borracha. Han sido dos vasos, dos, y eso no es cantidad suficiente para que me afecte hasta emborracharme. Pero sí para despejarme y darme la determinación que necesitaba. No aguanto más, no puedo seguir así. Necesito dormir... si no cierro los ojos y logro encadenar al menos cinco horas, las ojeras bajo mis ojos invadirán toda mi cara y acabaré teniendo que ser ingresada...

No, esto tiene que acabar. Emma tiene que acabar, sentencio mientras conduzco enfilada al hospital. Sí, no es conveniente conducir bajo los efectos del alcohol. Pero no pasa nada, porque no hay efectos, no estoy borracha. Sólo quiero encontrar la forma de descansar, de que mi mente me conceda un respiro y pueda cerrar los ojos largo y tendido... Y quizás, yendo al hospital, pueda lograrlo.

No estoy borracha, simplemente he encontrado la chispa que me faltaba en el fondo de ese tercer vaso. Mi auténtica naturaleza está adormecida en este mundo. Como un dragón sedado con tranquilizantes. Pero esta no soy yo. La alcaldesa no tendrá casi sangre en sus manos, pero la reina cuenta con litros de ellos. ¿Qué me frena a matar de una vez por todas a la elegida? Es hora de despertar al dragón... Son las doce de la noche, Henry está dormido y nadie puede detenerme.

Mi casa se ha convertido en una cárcel y el insomnio estaba aniquilando mi raciocinio. Y todo desde que Emma se obcecó en dar señales de vida, en variar sus ondas cerebrales y dar esperanza a todo este maldito pueblo. El aire fresco de la noche entrando por la ventanilla directo a mi rostro está haciendo maravillas, pero no puedo dejar de pensar. El alcohol revoluciona mi cabeza y las preguntas llegan una detrás de otra, sin tregua. ¿Por qué reaccionaste? ¿Qué te hizo responder?

Cuando finalmente bajo del coche, a unas manzanas del hospital, la tranquilidad de la noche me despeja, abre mis pulmones, borra parte de ese malestar y las preguntas parecen diluirse lentamente. Es la noche, y no el hecho de que esté aquí después de casi dos semanas, lo que me relaja y alivia mi cabeza. Por supuesto.

Camino tan silenciosa como me permiten los cuatro vasitos de sidra que están amenazando con bajar a mi vejiga y obligarme a buscar un baño. Mis zapatos, sin casi tacón, no hacen un solo ruido cuando me deslizo por la puerta entreabierta que siempre escojo, justo detrás de la entrada. Pasen los meses que pasen, la seguridad de este hospital siempre será una grandísima mierda... Pero a partir de esta noche ya no será asunto mío.

Ronquidos, bostezos, algún ruido y ni un alma por los pasillos. Enfilo directa el mío, caminando con total tranquilidad. Quizás y sólo quizás no iría tan serena y segura si no llevara bailando por mis venas cinco copas de sidra... Y quizás tampoco estaría apoyada en el marco de esta puerta, mirando a la cara a la salvadora. Dos semanas y ni te has movido, ¿eh?

Avanzo hacia la cama, erguida y con el labio fruncido. Pase el tiempo que pase siempre serás esa inepta que creyó poder hacerme frente. La que intentó arrebatarme a mi familia. La que nació para hacer grandes cosas y acabó fracasando gradiosamente. La que se comió de buena gana el postre que fue su perdición...

No eres nada, no eres nadie.

Y yo, sin embargo, aquí estoy. Tal y como lo he imaginado, como lo he disfrutado en sueños y como he fantaseado que ocurriría mientras tenía la copa en la mano. Coger tu almohada y dejarla descansar largo y tendido sobre tu boca y tu nariz... Desconectar cada máquina, cada suero, cada aparato que te ayuda a sobrevivir y puede alertar a alguien... Dios, tan cerca de disfrutar con tu muerte, de liquidar ese miedo que se acurruca en mi estómago desde hace días, de volver a dormir sabiendo que ya no hay nadie al acecho amenazando con romper mi maldición...

Hay tantas formas de acabar contigo...

Pero no lo hago. Ni lo haré, ni realmente quiero hacerlo. Dios, no quiero... No quiero matarte. No quiero que desaparezcas. No quiero que sufras, ¡mierda! Yo, que quiero que todo el mundo sufra y que se retuerza de dolor cualquiera que se atreva a enfrentarme... Y soy incapaz de pensar en hacerte daño sin que se cierre mi garganta y me tiemblen las manos.

¡Soy la Reina Malvada, joder!

¿Qué está mal en mí? ¿Qué has hecho? ¿Y cómo?

Me dejo caer en este maldito sofá y grito en mi interior... ¡Estás postrada en una cama, joder! Pero es como si, a pesar de eso, yo misma estuviera más atada que tú a este cuarto. Se convirtió en mi rutina diaria, en un hábito que repetía por gusto sin darme cuenta, y cuando al fin despierto, espabilo y dejo de arrastrarme hasta aquí mi cuerpo se revela y no consigo cerrar los ojos.

No lo entiendes... no puedes entenderlo. Yo lo tengo todo bajo control, siempre. A los demás y a mí misma. Pero tú... tú te has cargado eso. Trato de ignorarlo, de no darle importancia, pero no puedo vivir sin respuestas. Si sirviera de algo estaría agarrándote por el cuello de la bata y exigiéndote una explicación. Pero no vale de nada, por supuesto, porque me tiene atacada y trastornada una persona comatosa y sin capacidad de respuesta.

No entiendo nada, no entiendo cómo puedes tener ese efecto, salvadora. No es justo... no, no lo es... Yo había venido a acabar contigo... a matarte... Y, quizás, sólo quizás, si no tuviera estas seis copas de sidra encima, si no llevara tantos días sin dormir, si no fuera tan tarde, no se me estarían cerrando los ojos, ni bostezaría... quizás, si no hubiera sido justo esto, esta visita, lo que reclamaba mi cuerpo, no estaría apoyando el brazo en tu colchón, dispuesta a usarlo de almohada... quizás es tan agradable sentir cómo el sueño regresa mi cuerpo poco a...

Continuará...

Diálogos de la Manzana (SWANQUEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora