DISCLAMER: ¡Buenasnochesyunenormeperdóooooooon!! Así, todo junto, de carrerilla. He desaparecido malévolamente durante varios días, pero es que alguien le ha robado unas 12h al día y ando como pollo sin cabeza. A raíz de esto os daré un consejo en dos partes:
Consejo 1.A: Si encontráis al amor de vuestra vida (y si os apetece!!) casaros, seguro que será una de las cosas más bonitas que os deparará la vida.
Consejo 1.B: Si decidís casaros, rezar a todos los dioses que conozcáis para que NO os toque organizar la boda durante una pandemia mundial porque complica un poquiiiiiiiiiiito la vida.
Aun no nos hemos casado, y yo ya estoy soñando desesperadamente con una luna de miel en la que dormiremos, comeremos, nos querremos y NO HAREMOS NADA MÁS.
Dicho esto y, tras compartir con vosotrxs mi vida una vez más y unas largas largas largas y explicadas disculpas, proceso, por fin, a subir un nuevo capítulo.
Espero que os guste mucho y ¡nos leemos!
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¡Fuera! ¡Fuera de mi cuarto! Lo que me faltaba... Estoy encerrada en un eterno horno en funcionamiento, sueño con un vaso de agua fresquita y llevo 65 días (65, 65, 65...) sudando sin descanso. Y Regina está disfrutando del aire acondicionado de mi dormitorio. ¡No existe justicia en el mundo!
FU-E-RA.
Al menos ha tenido el pequeño detalle de acordarse, a los cinco minutos, de que ese pequeño calor de agosto que está sufriendo Storybrooke es apenas una brisa fresca comparada con mi situación:
"No estoy siendo justa. Acabo de recordar la segunda parte de la maldición del sueño. Esa parte en la que tú no estás dormida, sino despierta y encerrada en un cuarto en llamas sin salida alguna" murmura Regina. ¿Es culpabilidad eso que advierto en su voz? "Creo que, ahora que lo pienso, posiblemente sí puedas entender lo que es sufrir esta ola de calor."
SÍ. PUEDE. QUE. SÍ.
"Y posiblemente no te importaría cambiarme el puesto ahora mismo" añade chasqueando la lengua. Creo que es la primera vez que la escucho chasquear la lengua. Es extraño distinguir esos ruidos tan diarios, de hecho es extraño distinguir algo que no sea su voz y las llamas. Pero sigue hablando y no tengo tiempo de dar vueltas a mi teoría. "No, claro que no... yo te encerré ahí. Debes de estar muriéndote de ganas por verme sufrir del mismo modo. Y no te lo reprocharía. Sé bien lo adictiva que es la venganza, te lo dice la Reina malvada-vengativa"
Te lo cambiaría sin titubear, puedes jurarlo, alcaldesa. Pero no le desearía esto a nadie... No es sólo el fuego... El encierro es una tortura en sí misma. Echo de menos cosas que jamás imaginé. Dar un paseo por un espacio de más de 5 metros cuadrados, ver los paisajes, disfrutar de lluvia y sol según los días, despertarme con un hambre animal y preparar uno de esos enormes desayunos de domingo... ¡Echo de menos incluso hablar con alguien! Y yo no soy de demasiado hablar...
El incendio es un tormento, sí, pero aquí, la expresión morir de aburrimiento adquiere su verdadero significado. Creo que lo único que me mantiene con la cabeza sobre los hombros es tocar con los dedos el mundo real. No estar desligada del todo. Ser consciente de cómo pasa el tiempo. Conocer lo que ocurre a mí alrededor...
¿Dejarías de hablarme del romance de Mary Margareth y David, de las misiones de Henry o de las excentricidades de Gold si supieses que eso me mantiene cuerda? Algunas veces me lo pregunto. Quizás soy una prepotente, pero creo que no. Tú encuentras tanto alivio como yo en estas visitas, ¿verdad? A su manera, también te ayuda a continuar cuerda.
Espera.
Algo va mal. No escucho a Regina. No se ha despedido y su voz ya no me llega. Casi siempre se va con una muletilla, con algún buenas noches y no des guerra a los enfermeros, o cualquier otro chascarrillo. Pero nada. De repente todo es silencio y me pregunto si, por esta vez, se ha marchado sin más que decir. O si quizás he vuelto a perder la capacidad de escuchar fuera de estas cuatro paredes.
No lo entiendo, no entiendo nada. ¿Qué ha ocurrido? ¿He hecho algo yo? Salto un par de llamaradas hasta el rincón más tranquilo, más silencioso. Cierro los ojos. Trato sólo de escuchar. ¡Nada! Ni un mísero sonido. ¿Me ha oído cuando la he echado de mi cuarto? Pero eso es imposible... ¿Habré acabado con mi principal punto de unión con el mundo real? ¡¿Pero cómo?!
Repaso mi comportamiento, cada uno de mis movimientos, y no le encuentro sentido. Da igual lo vivita y coleando que esté en este cuarto, fuera soy una comatosa dormida incapaz de cagarla, ¿verdad?
¡Regina!
Me paseo tanto como me permite el fuego, recorro mi pelo con los dedos. La camiseta es más pegajosa y asfixiante que nunca. Ojalá pudiera romperla, pero dudo que encontrara ropa de repuesto por estos lares. ¡¿Qué ha cambiado?!
Dios...
Le doy vueltas a tantas cosas. Estas cuatro paredes, el encierro, es demasiado tiempo para pensar. Y si no hay nada que me distraiga, nada que corrompa esta monotonía... Es la primera vez que entiendo esta condena. Camino hasta el centro y me siento. Es una auténtica cárcel. Esta es la pesadilla que vivió Mary Margareth... ¿Es la que me va a tocar vivir a mí?
Respiro hondo, las llamas que se mueven por el cuarto marcando el paso del tiempo avanzan, y yo me quedo en el suelo. Trato de escuchar algo, cualquier cosa. No sé cuánto tiempo pasa, ni me importa. Sólo hay silencio. Al menos a parte del crepitar del fuego y del edificio siempre en ruinas.
Un bostezo.
¡En mi espalda!
Pego un brinco. Ahí no hay nadie. Pero lo he escuchado perfectamente. Sonaba junto a mi oído...
Otra vez.
Es un bostezo, no hay lugar a dudas. Pero si yo no he sido... ¿quién?
"¿Hay alguien aquí?"
El ridículo. Estoy haciendo el ridículo. ¿Es que de repente esperas tener vecinos, Emma?
Y entonces regresa.
Ese sonido que no se despidió, ese que tenía mis nervios a punto de reventar.
"Bueno Swan, esta vez cambiamos el buenas noches por buenos días..." Es Regina. Y probablemente los bostezos también fueran de ella. "Guárdame el secreto y quizás te traiga un donut. Creo recordar que te gustaban, ¿verdad...?"
¿Ese era tu repentino silencio? ¡¿Te quedaste dormida junto a mi cama?! Yo histérica perdida y tú durmiendo a pierna suelta con mi aire acondicionado. Esto es el colmo...
¡Ni donuts ni nada, fuera de mi cuarto! ¡A-HO-RA MIS-MO!
Continuará...
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Diálogos de la Manzana (SWANQUEEN)
Fiksi Penggemar¿Qué hubiera ocurrido si Emma hubiese mordido el hojaldre de manzana hechizada en vez de Henry? ¿Qué habría sido de la Salvadora? ¿Y de Regina? Una versión paralela (y muy Swanqueen) en la que la maldición recae sobre Emma y no sobre Henry...