28 de junio de 2019 (Última parte)

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- ¿Puedo saber que otro factor hubo para que pasara lo de... Bueno, lo de Hugo? Porque dudo que solo yo haya causado eso.

- A ver, realmente todo venía de atrás, mucho más atrás. Hubieron rumores de que estuvo conmigo y otra chica al mismo tiempo.

- Pero ¿y por qué te casaste?

- Porque no me los creí, pero, al tiempo, salieron muchas pruebas y empecé a "alejarme" de él. Él empezó a tratarme mal, me maltrataba psicológicamente, tratándome de loca con los rumores, y verbalmente, como bien viste en navidad. Eso sí, jamás nos puso una mano encima a mí o a Davinia porque entonces iba a denunciarle directamente. Luego apareciste tú, con esa carita angelical, por segunda vez en mi vida y me volviste a mover cielo y tierra... Tampoco quiero que pienses que fuiste una 2da opción a raíz de esto, realmente antes de volver a verte aquel 16 de marzo, las pocas veces que hemos coincidido, ya me movías cosas. Entonces, quise aprovechar una oportunidad contigo que podía o salir muy mal o muy bien y aquí estamos - me sonríe con una felicidad y una ilusión que me llena el corazón y solo puedo besarla.

- ¿Y ahora?

- Ahora hay que esperar fecha del juicio para la custodia, aunque Davinia se niega en rotundo a verle y no quiere decirme el motivo.

- Veré si puedo hablar con ella estos días.

- Gracias, amor.

    Volvemos a sumergirnos en un cómodo silencio, mirándonos a los ojos y sonriendo como dos niñas pequeñas. Hablar sin emitir sonido, ojos llenos de amor, de pasión, de ilusión, pero, sobre todo, de felicidad. No hace falta añadir nada más, todo está dicho.

- Vamos a vestirnos y a comer algo - me abrazo más a ella y le doy un beso poco disimulado en pecho desnudo.

- ¿Vestirnos? No. ¿Comer algo? A ti siempre, por favor.

- ¡Luisita! Hablo en serio, hace frío.

- Yo no tengo de eso, contigo así estoy calentita.

- Bueno, tienes razón - me obliga a poner la cabeza en su pecho de nuevo y empieza a besarlo, lamerlo y moderlo.

    Me empuja para tumbarme en la arena y ella se queda encima. Nuevamente esas hermosas vistas desde abajo. Se coloca sobre mi centro y empieza a moverse.

- A... Amor, ¿trajiste el...? - coge su mochila y lo saca.

- Por supuesto - se lo pone y empieza a embestirme con ganas.

- ¡Joder, Amelia! - el grito que pego puede haberse escuchado perfectamente en toda la isla.

- No iba a ser yo la única que tuviese un maravilloso orgasmo, ¿no? Me encanta que grites de esa forma - aún no ha sacado el dildo y se pone a moderme y lamerme el lóbulo. Yo no dejo de gemir y vuelve a embestirme, primer lento y, poco a poco, más rápido hasta que exploto - Este de regalo por ser la mejor novia del mundo.

   Acabo con las piernas temblando y sin respiración. Amelia siempre me ha dado los mejores orgasmos, pero hoy se ha lucido.

-¿Sabes qué? - la miro para que continúe hablando, pero primero me da un beso - Cada vez que te miro recuerdo que nunca podré dejar de amarte - Una sonrisa enorme se forma en mi cara.

- Pues no dejes de hacerlo nunca, por favor. Yo podría decirte un millón de cosas, pero mis ojos hablan mejor que yo. Nunca había mirado a nadie como te miro a ti. Todos los besos de mi vida los quiero contigo y todos los abrazos, los atardeceres y los amaneceres... Amelia, te quiero en mi vida para siempre.

- Aquí voy a estar, te lo prometo.

   De repente, una luz empieza a aparecer en el horizonte... ¿Tanto tiempo había pasado?

- ¡Mira! Nuestro primer amanecer - se quita el dildo y se vuelve a sentar delante de mí. Me abrazo a ella y le doy un beso en el hombro mientras vemos como el sol va despertando.

- Me sigues pareciendo más maravillosa tú - le susurro, ella apoya su cabeza en mi hombro en respuesta y le doy un beso en la mejilla.

   Estamos un rato más hasta que vemos a lo lejor que empieza a venir gente y tenemos que vestirnos.

- Creo que es hora de irnos - asiento.

   Le paso su ropa y como puede, sentada, se la coloca. Hago lo mismo cuando se levanta. Recogemos todo y nos vamos de la mano hasta el coche. Es una sensación extraña porque, aunque lo hemos hecho antes, aquí siento total libertad para ello, sin niedo, sin pensar que pueden pillarnos en algún momento.

- ¿Te lo pasaste bien?

- Espero que no sea una pregunta real porque la respuesta es un sí en mayúscula, subrayado y con luces de neón - se ríe.

- Me alegro, amor. En estos días, ¿te gustaría ir con Davinia al parque acuático?

- Por mí genial, así paso más tiempo con ella.

- ¡Genial! Se va a poner muy feliz. Tiene muchas ganas de pasar tiempo contigo. La has enamorado completamente, diría que hasta más que a mí.

- Bueno, no la culpo en absoluto - me río y me pega en el brazo.

   El camino a casa es tranquilo. Se respira felicidad en el ambiente y me encanta llegar a estar plenitud en un sentimientos y una sensación tan significativa y maravillosa.

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   Gracias por la paciencia que me están teniendo... Prometo que quería subirlo antes, pero esta semana ha sido una montaña rusa de emociones y no encontraba el momento adecuado para hacerlo... En algún momento les compensaré.

    Gracias por seguir aquí. Nos leemos el martes 😘😘

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora