29 de junio de 2019

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   Llegamos a casa y vamos directas a bañarnos. No hacemos nada más, solo nos sentimos, nos enjabonamos la una a la otra y nos lo quitamos con ayuda del agua y las manos. Nos ponemos cómodas y en lo que yo acabo en el baño, Amelia se va a la habitación.

     Al entrar en la habitación la veo boca abajo en la cama y mirando por la ventana. Aprovecho para sacarle una foto y me mira al oírlo.

- Apreciaba una obra de arte, perdón - se ríe y me hace señas para que me acueste a su lado

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- Apreciaba una obra de arte, perdón - se ríe y me hace señas para que me acueste a su lado.

    Me acerco y apoyo mi cabeza en su hombro recibiendo un beso en donde alcanza.

- ¿Estás bien? - asiente.

- Mejor que nunca. ¿Tienes sueño?

- Un poquito, la verdad.

- Vamos a descansar un rato. ¿Cucharita? - asiento emocionada y nos ponemos en posición. Amo tenerla entre mis brazos y respirar su perfume, es una droga para mí.

   Dormimos hasta la hora del almuerzo, tenemos que ir a buscar a Davinia para pasar el resto del día con ella.

- ¡Mamiii! - se me tira al cuello - ¿Lo pasaste bien?

- ¡Hola, hija!¡Yo también te he echado de menos!

- ¡Ay, mamá! ¡Qué dramática eres! - Amelia y yo nos miramos y empezamos a reírnos.

   Hablamos con Devoción rápido y nos volvemos para casa.

- ¿Les apetece comida china? - me giro a mirar a Davinia y asiente feliz - ¿A ti, amor?

- ¡Sí! Ahora lo pedimos.

- ¿No me piensan contar nada?

- ¿De qué, mi amor?

- ¡Mamá, no te hagas la tonta! ¡De anoche!

- ¡Ah, eso! No, nada.

- ¡Mami! ¿No aceptaste?

- ¿El qué?

- ¿No te pidió salir?

- No... - la mini rubia está al borde del llanto y parece decepcionada - ¡Son bromas! Claro que sí, cariño - Le enseño el anillo y ahora sí, llora de felicidad. Puedo jurar que está más feliz que nosotras.

     Mi pequeña ha sufrido mucho y no ha podido disfrutar de su infancia/preadolescencia, así que Amelia y yo intentaremos que recupere ese tiempo como sea y lo vamos a empezar esta misma tarde.

- Davinia, ¿tienes algún puzle que quieras hacer?

- ¡Espera! ¡Espera! ¿Realmente son novias? - dice limpiándose las lágrimas.

- Sí, mi amor. Mami aceptó sin pensarlo dos veces.

- Pero ¿a dónde fueron? ¿A la playa?

- No, primero fuimos al mismo sitio de nuestra primera cita - le seguimos contando todo, quitando las partes no aptas, y llegamos a casa mientras. No puede más de la felicidad y se pone a saltar hasta llegar al portal.

- ¡Ah! Sí, tengo uno a medio hacer. ¿Me vas a ayudar?

- ¡Claro! Después de comer nos ponemos - va corriendo a su habitación y vuelve con una caja entre las manos. La pone en la mesita del salón y se acerca a nosotras para pedir la comida mientras Amelia y yo sonreímos.

   Después de almorzar nos pasamos, prácticamente, toda la tarde con el puzle, entre las 3 conseguimos acabarlo y nos ponemos a pensar dónde colgarlo porque es precioso.

     Justo después de acabar, Amelia me sugiere tener la conversación con mis padres y quitarme ya ese peso de encima

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     Justo después de acabar, Amelia me sugiere tener la conversación con mis padres y quitarme ya ese peso de encima. Yo no estoy segura y la miro cin pánico. Sé que se lo debo, no quiero seguir escondiéndola, no lo merece, pero tengo mucho miedo a cómo vayan a reaccionar...

    El día que mi hermana dijo que estaba saliendo con Nacho, mi padre puso el grito en el silencio porque no tolera que sus hijas tengan parejas, pero le aceptó. Cierto es que Nacho es un chico y es, más o menos, de la edad de María... Mis hermanas Lola y Leonor, que no viven cerca, también pasaron por algo parecido, todas heteros, ¿y yo? Pues la oveja negra de la familia. Que encima no soy ni hija de ellos, soy adoptada, pero eso es una larga historia que ahora no quiero contar, solo diré que me han tratado siempre fenomenal y que les debo muchísimo, es por eso que no quiero decepcionarles diciéndoles que soy lesbiana, que tengo pareja, que es mayor que yo (mierda, ya está la canción en mi cabeza de nuevo... NO ME IMPORTA QUE USTED SEA MAYOR QUE YOOOO, HOY LA QUIERO EN MI CAMAAAAA Y NO MALINTERPRETE MI INTENCIOOOON ES QUE NO AGUANTO LAS GANAS...) Perdón... Como iba diciendo, mi pareja mayor que yo y encima profesora de mi colegio CON UNA HIJA... Se viene parraque seguro.

   Davinia dice que prefiere quedarse en casa en lo que nosotras vamos al campo de minas. Estoy nerviosa, no voy a negarlo, pero que Amelia esté conmigo me hace sentir un poco mejor y me tranquiliza en cierta manera.

    Por el camino ninguna habla, mi cabeza no deja de darle vueltas a cómo iba a decirlo, aunque igual entrar tomada de su mano despejaba muchas dudas.

   Aparca justo delante de mi portal y me mira. Me quedo mirando la puerta, respiro hondo y siento su mano sobre la mía.

- Mi amor - la miro - No te voy a dejar sola, ¿vale? Pase lo que pase. No me llores, preciosa, nosotras podemos con esto y más. - Me limpia las lágrimas, vuelvo a respirar y salimos del coche.

   Abro la puerta y el viaje en ascensor se me hace eterno. Amelia no me suelta la mano en ningún momento. Estamos frente a mi puerta, me apreta la mano y me la besa en señal de apoyo.

   Luna nos recibe con saltos y ladridos alrededor nuestra.

- ¿Luis...? ¡Uy! ¡Qué sorpresa, Amelia! - se saludan con dos besos - ¿Qué pasa, Luisita? ¿Qué hacen aquí? - Está claro que no ha visto nuestras manos, pero es porque yo las estoy escondiendo, soy una cobarde, lo siento.

- Tengo que hablar contigo y con papá - pasamos al salón, presento a Amelia y a mi padre y nos sentamos en el sillón frente a ellos. Amelia me acaricia la espalda y mis padres nos miran con cara de circunstancia. La miro y con la misma suelto la bomba...

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  ¿Creen que se lo van a tomar mal? ¿Quién se lo va a tomar peor? ¿Lo aceptarán?

  Habrá que esperar al sábado.

   Reitero mi agradecimiento a cada voto y cada comentario, sobre todo porque mi fic no es tan conocido como otros o tan entretenido, por así decirlo. Siéndoles sincera, he estado a punto de dejar la historia a medias, pero no lo haré porque ustedes no merecen eso y me lo demuestran con esos pequeños detalles.

   De corazón, mil millones de gracias. ❤

  Nos leemos el sábado. Pórtense bien (o no) 😘

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora