12 de septiembre de 2019

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  Las clases empezaron hace dos días, por desgracia y también, para Davinia, a quien acompañamos Amelia y yo por la mañana, como una familia feliz. No voy a negar que me dio un poco de vergüenza porque todo el mundo nos miraba, pero Amelia vio que me estaba empezando a hacer pequeñita entre la multitud y me cogió la mano con fuerza. Davinia me dio un abrazo súper fuerte y un beso sonoro que no pasó desapercibido para nadie.

  La gente hablaba por lo bajo mientras nos miraban con malas caras. Siglo XXI y todavía hay gente asi... Pero bueno, una vez que la peque entró, Amelia y yo nos fuimos por donde mismo vinimos o eso queríamos hacer.

- ¿Amelia?

-¡Oh! Hola, Otilia. ¿Qué tal?

- Pues bien, ¿y tú? ¿Va todo bien? ¿Dónde está tu marido? - todas esas preguntas mientras no me quitaba los ojos de encima.

- No, estoy divorciada desde hace unos meses.

- ¡Ay! ¿Y eso? Si eran una familia maravillosa - señora, por favor... No me haga reír.

- Ya ves. No todo es lo que se aparenta.

- ¿Y esta muchachita? No sabía que tenías una hija mayor que Davinia - ¿pero...?

- Un placer hablar contigo, Otilia. Nos vemos. - Amelia me agarra la mano y nos vamos al coche para ir al colegio.

- ¿Esa señora...?

- No preguntes, amor... No preguntes. Radio patio en todo su esplendor - suelto una carcajada que la hace sonreír - Esa señora entre menos sepa de tu vida, mejor. Ahora lo sabe ella, en 5 minutos lo sabe toda la isla y estoy dando demasiado tiempo.

- ¿No te da miedo que se entere la directora?

- No, amor... Lo tendría si no fuera porque, a pesar de todo, el colegio tiene unos valores y mientras yo pueda pagarlo, no van a echar a Davinia, tampoco creo que les guste jugar así con el futuro educativo de sus alumnos. Se pone una denuncia y todos felices.

- Bueno, pues si tú estás tranquila, yo también...

- Descuida, cariño. Todo bien. Vamos a por nuestro primer día...

    Y el día fue maravillosamente para todas. El primer día fue todo un éxito y Amelia salió muy contenta con su nueva tutoría.

   Hoy, dos días más tardes, tenemos el almuerzo de las profesoras y, milagrosamente, Lourdes me invitó a mí también. No sé el motivo, tampoco se lo pregunté, pero yo no me negué a ir, además que es en el cole, así que es algo íntimo y pues, pa'lante.

  Una vez acabadas las clases, Amelia se cambia de ropa y se pone una camiseta que dejan ver un poco sus hombros y tacones de esparto negros, admito que después de verla con esos tacones, no estoy bien. Lo sexy que está no tiene descripción posible y yo, otra vez, pierdo las bragas por esta mujer, aunque ninguna prisa en encontrarlas.

   Me acerco a ella cuando la veo sola y la abrazo dándole un beso en el cachete.

- Estás demasiado guapa, ¿no?

- ¿Tú crees? Quiero impresionar a alguien.

- ¡Qué suerte! Seguro que cae.

- Eso espero. Aunque creo que Jose es hetero - la miro y me sonríe divertida.
La pego en el brazo suave y me besa con ganas - Te devuelvo lo del viernes.

- ¡Qué boba eres! Ya sabes que mi corazón es solo tuyo, morena. No pienso dejarte escapar - otro beso mejor que el anterior (si era posible). Nos separamos porque oímos un carraspeo detrás nuestra y nos asustamos, pero es Cris.

- Ya vamos a almorzar, tortolitas. ¡Vamos!

   Nos dirigimos como si nada al comedor y estaban decidiendo dónde sentarse. Amelia se adelanta y coge una silla.

- ¡Luisita, tú aquí! - me siento a su lado y mi mano va directa a su muslo por debajo de la mesa.

    Nos pasamos todo el almuerzo hablando un montón entre nosotras, pero también con Sonia y Silvia que las tenemos en frente. En el lado opuesto de la mesa está Lourdes que no nos quita la mirada de encima.

- Amelia... No deja de mirarnos.

- Déjala. Como si no estuviera. Solo estamos hablando, ¿no? - me apreta la mano en el musmo y sigo intentando hablar normal.

- Voy a buscar el ron - Sonia se levanta y sigo la broma.

- ¡Sí, por favor! - Amelia me pega en el brazo.

- ¡Tsch! ¡No!

- Ea mayor de edad - le dice Sonia y Amelia pone cara de bebé triste.

- Es verdad... - yo solo me río mirándola y deseando besarla. Ella se acerca más de la cuenta y consigue que me separe bruscamente.

- Amelia... No.

- Perdón. Me fui por completo - miro a la directora y por la cara deduzco que lo ha visto todo. ¡La cagamos!

   El resto de la comida transcurre sin problemas, aunque yo ya estoy emparanoiada y no puedo disfrutar del todo.
 
   Después del almuerzo, las demás se van todas a otro lado y nosotras... Efectivamente, has acertado. Nosotras vamos al descampado.

- ¿Te digo una cosa? - aparca y se gira a mirarme.

- Dime.

- Al final sí impresioné a la persona que quería y ahora la tengo en mi coche, a nada de hacerme el amor (de mi vida) en los asientos de atrás - sonríe y empiezo a besarla - N... No, amor, para... Vamos para atrás. No quiero tener que parar... - Y así lo hacemos.

   
   Nada más sentarnos, se quita la camiseta y lleva un sujetador de encaje blanco que me deja embobada.

- ¿Te gusta?

- ¿Que si...? ¡Amelia, me encanta! Te realza el moreno de maravilla y... ¡Uf! ¡Uf! Mi amor, me flipa... Bueno, me flipas tú, lo demás es secundario.

- Bueno, ya, estás hablando demasiado - toma el control y me empuja para acostarme en el asiento y ponerse ella encima de mí. Me ayuda a quitarme mi blusa.

- Amor, espera, antes de seguir, quiero que hagamos algo.

- Dime.

- Hazte para atrás y disfruta del espectáculo - me hace caso, me quito la ropa que me falta y empiezo q masturbarme bajo su atenta mirada.

   La boca casi se le cae al suelo al verme hasta que sale del shock y empieza a relamerse y morderse los labios de tal manera que se hace hasta sangre.

   Después de llegar al clímax, se quita ella su ropa y se me tira encima como si la vida se le fuera en ello. No sé decir cuánto tiempo exacto pasa, pero ya casi es de noche cuando hemos desfogado lo suficiente para aguantar un tiempo considerable de sequía...

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Quiero pedir disculpas porque en los dos capítulos anteriores he confundido a Irene con Lourdes, pero bueno, al caso, ambas me caen mal, así que... Pero nada, ya está corregido. Disculpen el error.

  ¿Se acerca la tormenta? ¿Quién sabe?

   Nos leemos el martes.

    Pórtense bien😘 (o no)

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora