22 de agosto de 2019

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   Los días siguieron pasando. Finalmente, decidí irme con Amelia y su familia, mi madre me animó y la verdad, fue maravilloso.

Aquí una foto que nos sacó Amelia, ella orgullosa de su pequeña familia.

    Mi cuñado y su mujer nos hicieron un favor enorme y se quedaron al cargo de Davinia durante un fin de semana para poder escaparnos nosotras a un hotel

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    Mi cuñado y su mujer nos hicieron un favor enorme y se quedaron al cargo de Davinia durante un fin de semana para poder escaparnos nosotras a un hotel... 

    Bueno, decirles que no salimos de la habitación, bueno sí, para ir a comer porque por desgracia de manzanillas una no puede vivir... O tal vez sí, pero no queríamos averiguarlo tan pronto.
Era la primera vez que nos íbamos solas a un hotel y teníamos que aprovechar al máximo la experiencia.

 Era la primera vez que nos íbamos solas a un hotel y teníamos que aprovechar al máximo la experiencia

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  Sinceramente, yo con ese cuerpazo tenía para el desayuno, el almuerzo y la cena... Y lo que no se ve, pues... Bueno, eso me lo reservo para la intimidad con mi mujer. Es una diosa, es que ya no me quedan palabras para describirla, es un regalo caído del cielo.

   Ella a mí no me saca tan diosa, pero bueno

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   Ella a mí no me saca tan diosa, pero bueno... Según ella estoy muy tierna cuando duermo, no sé cómo tomarme eso. ¿Y cuándo estoy despierta qué, Amelia Ledesma?

   Cambiando de tema bruscamente, imaginen lo maravilloso que es desayunar en la terracita con tu mujer, tranquilitas, después de haber hecho un par de gestiones y una vez han acabado, volver a hacer gestiones. No sé si me entienden la vida de adulto es mucho lío y papeleo (guiño-guiño, codazo-codazo)
 

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora