2 de septiembre de 2019

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   Todo lo bueno tiene su final y en eso también se incluyen las vacaciones. Así que... Aquí estamos de nuevo, en septiembre con las clases a la vuelta de la esquina.

    Me había acostumbrado a dormir con mi morena y la primera noche que pasé sin ella, tuve que llamarla hasta que me quedé dormida y colgó un ratito más tarde para velar mis sueños. Eso se repitió varias noches hasta que decidí ser una mujer fuerte e independiente y dormir sola... (Spoiler: tardé 3 horas). Fue muy difícil, pero bueno. Ojalá pronto no nos tengamos que separar más.

    Amelia empieza de nuevo a trabajar hoy y, claramente, después de varios días sin verla, tengo que aprovechar que la tengo a pocos minutos y me acerco al cole de visita.

   Llego y están todas las profes en la entrada, en círculo, contándose las novedades del verano y, al verme, todas se alegran un montón y empiezan a saludarme de una en una. Mi morena quiere adelantarse a una de ellas, pero yo soy más rápido y saludo primero a la otra porque lo mejor siempre para el final. Cuando llego a ella, me da dos besos, admito que casi se me va la boca, y me abraza con todas sus fuerzas.

   Nos metemos en nuestra propia burbuja, ni nos molestamos en mirar si alguien nos está viendo, la verdad. Me cuenta que este año va a ser tutora de 4to de Primaria, que eso significa clase propia y decorarla a su gusto. Está tan feliz mi bebé, que yo solo puedo alegrarme por ella, pero también preocuparme, no quiero que esto suponga más estrés para ella y que acabe como el año pasado. Aunque como ya dije, no voy a permitirlo mientras pueda.

    La ayudo a poner y cambiar cosas a su nueva clase, le toca una de las más grandes con "cuarto trastero" incluido. Ella tenía varias cosas en otro curso y teníamos que ir de un edificio a otro con un carro de la compra.

- ¡Pi pí! Muy bien, chofa. Vamos, un viaje más - está como una niña chica con un Chupa Chups y me encanta verla feliz. Está tan preciosa cuando sonríe.

   Nos ponemos a colocar las cosas a su gusto porque si no le entra el TOC y se mosquea. Nos molestamos, nos hacemos cosquillas, nos robamos un par de besos. En el otro edificio, como estamos solas, nos besamos con ganas, esas ganas que se habían acumulado de los días sin vernos. Aún no tenemos del todo claro cómo actuar en el colegio, pero en eso, tocan a la puerta.

- Adelante - Benigna asoma la cabecilla, supongo que para no llevarse otro disgusto.

- ¡Hola, niñas! Vengo a hablar con ustedes.

- ¡Claro! Pasa.

- Creo que mejor en tu clase, Amelia. En la parte de atrás. Es sobre ustedes.

- ¿Pasó algo, Benigna? Me estás asustando.

- ¡No! Precisamente, como no ha pasado nada, tenemos que prevenirlo.

- Mmmm... Vale, vamos - me quedo mirando a Amelia bastante confusa, pero nos vamos a su clase y así ya de paso, terminamos, por fin, de colocar todo. (Spoiler 2: no acabamos)

- Bueno, chicas, perdón por haberlas traído así, pero es que, cuando te vi entrar, Luisi, me vino un flashback de esos a la cabeza y me acordé de lo vuestro. No quiero que tengan problemas este año, pero tampoco quiero que se vean coartadas por ese mismo motivo.

- Benign... - no la deja terminar.

- Déjame acabar, Luisita, por favor. Bueno, como decía, no quiero que tengan problemas, entonces he pensado que para que no sea tan notorio, pues tú, Luisi, puedes también ayudarme a mí. Porque yo sé, yo sé, Luisita, que tú si vienes es a ayudar a Amelia, es normal, pero es que eso sería cavar tu propia tumba porque todas se darían cuenta y, de momento, eso no nos interesa. Entonces pensé esa opción y bueno, no sé, a mí me parece un plan maravilloso.

- En otras palabras, quieres que trabaje gratis para ti a costa de mi relación, ¿no?

- A ver, Luisita, hija, dicho así, pues suena bastante feo. Solo quiero que ustedes se puedan seguir viendo, pero sin que te centres tanto en ella.

- A ver, Benigna, yo te agradezco en el alma tu idea, pero si quieres que te ayude con algo, no tienes que poner esa excusa. Yo te ayudo encantada, pero yo voy a seguir viniendo al cole, voy a seguir ayudando a Amelia y si Cris me deja, pues estaré en su clase también con los peques. No voy a estar las 6 horas de clase pegada a la puerta de Amelia esperando que acabe, como comprenderás.

- Pues también es verdad, hija mía... Bueno, disculpenme, la verdad que no me paré a pensar en otras posibles opciones porque tampoco vas a estar esperando en mi puerta por si necesito ayuda... ¡Ay! ¡Qué mayor estoy ya para estas cosas! - Amelia y yo nos miramos y nos sonreímos.

- No digas eso, Benigna. Estás genial, ya quisieran muchas llegar a tu edad en tu condición.

- Sí, la condición de metiche... En fin. Cambiando de tema. ¿Qué tal las vacaciones? ¿Estuvieron juntas? - nos volvemos a mirar - Vale, esa mirada es un sí. Cuéntenmelo todo, bueno, no, todo no, no quiero más sorpresas - Hace una mueca muy graciosa y empezamos a reírnos.

  Le contamos un poco por encima lo que hicimos, la conversación con mis padres, la caída de mi suegra y bueno, todo lo que ustedes ya saben. Cuando llegamos a la parte de la conversación con mis padres, la primera, casi se echa a llorar.

- ¡Ay! ¡Cuánto lo siento, chicas! La verdad que ha Manolita se le fue un poco de las manos, qué triste...

- Tranquila, Benigna, que hay final feliz.

- ¿En serio? ¡AY! ¡QUÉ ALEGRÍA! Bueno,  a ver, ¿qué pasó?

- Pues, estaba yo saliendo de dar clase y... (imaginen que estamos en teatro y la voz va bajando de volumen hasta casi desaparecer) - ahora sí que se echa a llorar, pero de felicidad.

   Dice que le encanta que Davinia esté tan implicada en nuestra familia. Mi hija es maravillosa como su madre, ya lo he dicho en otras ocasiones, pero es que es la verdad pura y dura. Y además, creo que Amelia y yo estamos cumpliendo bien con eso de intentar que recupere, en la medida de lo posible, todo el tiempo que perdió en su infancia. Amelia no deja de repetirme que nunca la había visto sonreír tanto ni estar tan habladora, así que... Algo estamos haciendo bien con nuestra peque.

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   Vuelta a la rutina, a los besos escondidos y a la poca libertad. Este curso viene cargado de unas cuantas sorpresas para bien y... Para mal.

   Espero que les haya gustado. Gracias por seguir leyéndome.

   Nos leemos el martes.
     Pórtesen bien 😘 (o no)

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora